La Generación Beat: jazz, drogas, sexo y poesía

Unidos por la amistad, durante los años cuarenta y cincuenta este grupo de jóvenes comenzó a revelarse contra los valores tradicionales de la sociedad de Norte América empleando la literatura como arma. De carácter personalísimo, la Generación Beat no nació con la determinación de crear una nueva escuela, sino que sus ansias de libertad, de nuevas experiencias, sus afinidades literarias y sus adicciones acabaron haciendo de ellos el grupo que hoy conocemos. Fue un movimiento, por tanto, contracultural.

Nomenclatura y significado

El término beat con el que se les denomina sufrió varias atribuciones de significado y nació más con la intención de despojar de todo a estos escritores que de identificarlos. Los medios de comunicación, hipnotizados por el magnetismo de estos jóvenes, fueron los encargados de catapultarlos. Así, los escritores beats, “los golpeados” (más tarde cansados, vencidos) acabaron siendo conocidos con este nombre tras un artículo de John Clellon Holmes, “This is the Beat Generation”. Años más tarde, sin embargo, Jack Kerouac recibió un golpe de inspiración tras visitar la iglesia donde había sido bautizado y replanteó el concepto afirmando que beat significaba beatitud. Se acuñó un nuevo término, beatnick, peyorativo, para referirse a estos jóvenes escritores.

Con este cambio semántico, la Generación Beat sumaba a su lista de influencias la filosofía oriental. Las drogas siempre estuvieron muy presentes y fueron las causantes de que sus carreras profesionales se vieran eclipsadas por la fama y el ritmo de vida que llevaban. La libertad sexual y la vinculación con el jazz tuvo, también, una importancia decisiva. Por todos estos rasgos, se considera que la Generación Beat es la precursora del posterior movimiento hippie, que tanta fuerza tuvo en Norteamérica. Muy vinculada, además, con la liberación de la mujer, del hombre negro y de la sexualidad, acabó siendo heredada por músicos de la talla de Bob Dylan, Janis Joplin, Tom Waits y Jim Morrison. Se considera que, de alguna manera, ciertos autores del Realismo Sucio, como Charles Bukowski bebieron de los beats.

Obras beats

Con los años, la Generación Beat fue asumida por la sociedad americana hasta el punto de convertirse en el modelo a seguir de los jóvenes gracias, principalmente, a la obra culmen del movimiento, On the road, de Jack Kerouac.

On the road, publicada en 1957, narra parte de las vidas de los jóvenes beats desde 1947 hasta, aproximadamente, 1950, centrándose en el viaje que emprendieron desde Nueva York hacia el oeste del país. Publicada en un principio bajo seudónimos - Sal Paradise, protagonista (alter ego de Jack Kerouac), Dean Moriarty (Neal Cassady), Carlo Marx (Allen Ginsberg), Marylou (Luanne Henderson) y algunas otras personalidades relacionadas con la Generación Beat -, con ciertas partes censuradas, fue escrita en tres semanas en un solo rollo de papel de las antiguas máquinas de escribir, al que Kerouac llamaba “el rollo”. Convertida en obra de culto por los jóvenes norteamericanos, se considera el manifiesto de la generación y se caracteriza por su intenso monólogo interior y el frenético ritmo con el que se narra la historia. Un ejemplo de ello son estas conocidas líneas:

"La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡¡Ahh!!!."

En España, Anagrama se encargó de publicar la traducción de la obra, directamente de "el rollo", prescindiendo de los seudónimos e introduciendo los nombres auténticos de los protagonistas, e incluyendo las escenas que años antes habían sido censuradas.

Pero On the road no es la única obra capital de la Generación Beat. Allen Ginsberg contribuyó con su famoso poema “Howl” (“Aullido”), 1956, en el que una vez más son denunciados los valores de vida norteamericanos, la hipocresía social y el puritanismo, tanto político como social. Su lenguaje, obsceno, directo, refleja la amargura que arrastró durante toda su vida (una madre enloquecida, homosexualidad prematura e incomprendida, amor frustrado hacia Neal Cassady). Comienza así:

"He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz."

Nuked lunch, (El almuerzo desnudo), 1959, de William Burroughs es otra de las novelas decisivas de la Generación Beat. Nuked lunch no sigue una progresión lineal, sino que cada capítulo se puede leer en cualquier orden. El protagonista, alter ego de Burroughs, es un yonqui que va huyendo de la policía y busca sustancias con las que drogarse. La novela narra las historias que le van sucediendo a lo largo de su travesía. Fue censurada por el gobierno por su obscenidad y por las escenas de pedofilia, asesinatos y orgías que describe.

El final de los beats

Durante los últimos años, la Generación Beat ha sido mitificada. Lo cierto es que el camino, al que tanto apelaban, acabó llevándolos a lugares muy diferentes. Algunos muertos por sobredosis, otros al borde del suicidio, olvidados, recluidos a tranquilos pueblos como Kansas o casados con las hermanas de sus amigos cuando proclamaban el amor libre. Sea como fuere, marcaron un nuevo estilo de vida que intentaba apartarse del capitalismo y el ambiente belicoso que mantenía Estados Unidos. Emanuele Bevilacqua, biografista del grupo, describió al beat de la siguiente forma:

"Leer, estudiar, dormir, hacer el amor, observar reposadamente el paso de los días y de las estaciones, procrear, jugar a las cartas, tocar la guitarra, los bongós, aprender a lanzar el boomerang, navegar en canoa, dedicarse al origami o al teatro, restaurar muebles, fabricar vino o beberlo, o a las dos cosas juntas, o ingerir ginebra, ron o whisky, o lo que es peor, refrescos sin alcohol." Guía de la Generación Beat, 1994.

En el último año, la Generación Beat ha vuelto a ser resucitada con la película dirigida por Walter Salles, On the road, reavivando, una vez más, el espíritu contrarreformista, contracultural, que tanto simpatiza con el tiempo de crisis en el que nos está tocando vivir.

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