“El Tango de la Guardia Vieja” de Arturo Pérez-Reverte

El éxito editorial de “El Tango de la Guardia Vieja” no ha sorprendido a nadie. Conociendo la trayectoria del autor y las expectativas del público al que se le venía haciendo la boca agua con el blog novelaenconstruccion.com en el que Pérez-Reverte iba adelantando pequeños detalles de lo que sería la novela definitiva, era seguro que la editorial no tomaba riesgos innecesarios. Aunque es más que un éxito editorial, se trata básicamente de una novela de amor, atípica y construida a trompicones, pero donde la acción y el juego tienen un peso decisivo.

Tres encuentros a lo largo de más de cuarenta años les bastan a los protagonistas de esta nueva novela de Pérez-Reverte para vivir una de las más apasionadas y sexuales historias de amor de la literatura española en los últimos años. Max Costa y Mecha Inzunza, ambos españoles, se conocerán por primera vez en un crucero camino de Buenos Aires y, desde entonces, sus destinos se cruzarán nuevamente en dos ocasiones más, suficientes para crear una relación sólida de complicidad y mentira.

Max Costa es un personaje masculino muy revertiano, un tipo duro que ha aprendido a sobrevivir y a adaptarse al medio, a veces ha ganado y, la mayoría, ha perdido, pero su físico, su inteligencia y su encanto le han permitido acceder a esferas de poder que de otra manera le hubieran resultado inalcanzables. Es un vividor, un embaucador de profesión, vive de engañar y lo hace con maestría. Sin embargo, se mueve por unos códigos de honor que no todo el mundo comprende, pero que a rasgos generales lo convierten en un hombre honesto, sobre todo consigo mismo. Es un antihéroe.

Mecha Inzunza, por su parte, ha nacido entre algodones, en la cara buena del mundo, donde el dinero no es una preocupación; ha recibido una educación esmerada y sus dos matrimonios le han permitido mantener un estatus social y económico que Max sólo ha podido observar de lejos y, en el mejor de los casos, fingir delante de los demás. Es precisamente su situación holgada y la relación con su primer marido la que le permite adentrarse en el mundo de los bajos fondos que Max conoce tan bien. La personalidad de Mecha no se corresponde con su educación y la convierte en una mujer peligrosa y muy atractiva. Se complementa muy bien con Max, él viene de la miseria y la lucha por sobrevivir y ella pertenece al mundo en el que él hubiese deseado nacer, pero ansía conocer ese lado oscuro de la vida, como si de una aventura se tratara, y Max es el guía perfecto.

Los escenarios son varios y muy bien documentados, descritos con conocimiento, desde la noche en los bajos fondos bonaerenses, Niza o Sorrento. La acción impregna toda la novela, las tramas se suceden, desde una turbia historia de espionaje en Francia que compromete la vida del protagonista y lo obliga a huir, con la Guerra Civil española de fondo; hasta un torneo de ajedrez en Sorrento que esconde por debajo de la mesa un juego sucio que va más allá del tablero en vísperas del torneo que decidirá al próximo campeón mundial.

Si hay un punto fuerte en la narrativa de Pérez-Reverte, son los diálogos, rápidos y agudos. Esta novela no es una excepción y hace su lectura interesante, amena y fácil. Pero no es lo único, la violencia y el sexo tienen gran peso a lo largo de la trama, la minuciosidad de la narración, el control de los tiempos y la elegancia descriptiva hacen esta novela muy recomendable.

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