Ácido sulfúrico: el morbo televisivo llevado al extremo
Ejemplar de la novela, editorial Anagrama. | Foto: Iago Fandiño.

"Llegó el momento en el que el sufrimiento de los demás no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo". Hombres y mujeres privados de su libertad, secuestrados y encerrados en vagones de hierro. Presos y captores, Humillaciones y violencia en un campo de exterminio en prime time televisivo. Este es el contexto con el que comienza la novela Ácido Sulfúrico de Amélie Nothomb, una crítica hacia la parrilla televisiva actual, en la que gobiernan sin piedad los reallity shows que muestran el lado más oscuro de nuestra sociedad, movida por el voyeurismo y la hipocresía más cruda.

Con un estilo sencillo y frío, carente de cualquier sentimentalismo, y una acción rápida, Nothomb traslada al lector al día a día de Concentración, un programa de máxima audiencia en el que los participantes son vejados y obligados a realizar trabajos forzados bajo la supervisión y castigos físicos de los kapos. La primera de esas humillaciones es la desaparición de su identidad.

No existen cabos sueltos. Los kapos, elegidos a través de entrevistas personales, son individuos con pocos recursos económicos y fácilmente manejables a través del dinero de sus altos sueldos y el falso cariño de la fama. Entre ellos destaca Zdena, una de las protagonistas, a la que lo único que le importa en la vida es sobresalir entre los demás y abandonar su universo de mediocridad. De ahí su deshumanización y su entrega a la hora de realizar las órdenes. Todo tiene un precio, el fin justifica los medios. Una metáfora de un comportamiento bastante común en la sociedad actual, el de los individuos que, movidos por el miedo y el fracaso social, se dejan pisotear con la constante pérdida de derechos. No importa cobrar menos, no importa estar el doble de horas en el puesto de trabajo. Lo verdaderamente importante es seguir en el puesto y no sufrir la estigmación del paro. Cualquier condición laboral es respetable. La sociedad se ha convertido en su propio esclavo pasivo.

En el otro lado del programa están los presos, personas sin esperanzas y obligadas a adaptarse a un entorno hostil en el que no pidieron ser incluídos. De este grupo destaca Pannonique, también llamada CKZ14, una joven estudiante de solemne belleza. Son los mártires, raptados de sus vidas y condenados al sufrimiento gratuito y a una muerte en directo por el simple y cruel mandato del éxito televisivo. 

Pero este éxito no podría ser alcanzado sin la ayuda de la audiencia, el gran pilar sobre el que se basa la historia. El morbo mueve al público hasta el punto de abandonar cualquier moralidad. Con el paso de las semanas participa cada vez más en el programa, hasta el punto de nominar a los presos y votar por cual de ellos será ejecutado tras su expulsión de Concentración.  Pero la conciencia, a pesar de las advertencias de los medios de comunicación y ciertos debates sociales desaparece por completo. Esta hipocresía, doble moralidad, morbo sin pudor y falta de valores son el espejo de las acciones de una sociedad, la nuestra, que mata el tiempo viendo programas que se basan en la violencia, en el espectáculo de lo polémico. Gritos, peleas, humillaciones, vejaciones y un largo etcétera de miserias humanas copan las cadenas de todo el mundo. Reallity shows, concursos en los que se humilla al perdedor, magazines en los que los gritos de las colaboradores ensordecen cualquier comportamiento racional. Todo vale para conseguir el éxito, para tener la máxima audiencia, hasta explotar los sentimientos más profundos de la humanidad. 

Este vicio social se ha expandido por el conjunto de los medios de comunicación. Hasta las cabeceras más serias no se libran de publicar morbo puro para conseguir más ventas. Y es la propia sociedad, ciega y llena de pleno en una vorágine de depravación, la única capaz de poner freno a esta situación. Aunque, tanto los antecedentes históricos en las más avanzadas civilizaciones, como la romana y sus luchas de gladiadores, las ejecuciones en directo desde la Edad Media hasta la época de la Ilustración o los genocidios en pleno siglo XX,  así como el devenir del entretenimiento actual, no dejan mucha luz a una pronta esperanza.

Pero sin duda, la gran atracción de Ácido sulfúrico reside en el enamoramiento entre Zdena y Pannonique, un amor prohibido, una lucha entre el bien y el mal, la víctima y su verdugo, la inocencia contra la crueldad. Este binomio contradictorio es una de las piezas clave para entender al literatura de Amélie Nothomb, que ofrece una lucha paradójica sin cuartel entre los elementos antagónicos que forman sus novelas. Los protagonistas se enfrentan a sus alter ego para llegar a comprender la complejidad del ser humano, además de mostrar el mal en todos sus aspectos, desde el mal íntimo, como la soledad o la frustración hasta el mal social, como la falta de libertad y de felicidad en la vida de las personas.

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