Fútbol. Dinámica de lo impensado
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Hace 47 años el genial periodista y escritor argentino Dante Panzeri explicaba que el fútbol para ser serio tenía que ser juego y lo hacía según sus propias palabras en un gran libro que no servía para nada, pero que aún guarda en su interior el tesoro de las reflexiones más puras e inteligentes cuya vigencia no han perdido un ápice de verdad, pues surgen de la sabiduría de aquel que jamás perdió la capacidad de contemplar este deporte con los ojos de un niño que vive el fútbol como un juego basado en el arte del engaño y la improvisación. Como titula Panzeri la dinámica de lo impensado

El fútbol es a día de hoy un negocio, una multinacional y ya entonces el visionario Panzeri intuía el ocaso de la condición lúdica del juego, la cada vez más monótona seriedad del productivo negocio en el que se estaba convirtiendo. Afortunadamente siempre hay un chico de barrio abierto a la imaginación, a dejarse llevar por la naturalidad que surgen de sus pies, de esa dinámica de lo impensado que les convierte en diferentes y al fútbol en uno de los deportes posiblemente más creativos que existen. Solo de esta forma es posible explicar el talento y esa aplastante ilógica del fútbol que lo convierte en impredecible.

En el ensayo corto de Panzeri encontramos muchas de las claves que convierten al fútbol en algo diferente, que va más allá del negocio montando entres veintidós futbolistas, el terreno de juego, un balón y dos porterías. Y es que como dice Panzeri no existe el método, la táctica infalible, no hay fórmulas absolutas para el éxito. Co el ensayo corto de Panzeri, su visionaria lucidez, encontramos una obra clásica del periodismo deportivo de una asombrosa vigencia y actualidad, pues como defiende el periodista argentino, el fútbol despojado de la imaginación, la gambeta, la asociación de la individualidad al juego de equipo se convierte en puro negocio. Por tanto aquello que nos han vendido como ‘fútbol moderno’ desde hace décadas es una bola de grandes dimensiones basada en el empeño que siempre se tuvo en poner nombre a algo que ya estaba inventado y que antes se llevaba a cabo con naturalidad y sin la necesidad de ser bautizado. En el libro Panzeri diserta sobre cuestiones de las que no se hablan y lo hace de una forma muy diferente a la que todos hablan. Es una obra para mentes abiertas, para identificar la pérdida de la esencia del juego y su veloz transformación en industria del espectáculo.

Convencido purista de la improvisación, enamorado de la pelota y profesional del periodismo, Panzeri pretende desenmascarar esa seriedad que ahoga al futbolista y en el que se desvanece el niño-juego. Todo equipo y el orden táctico establecido por el entrenador (de los que Panzeri no es muy amigo), precisa del desorden técnico del potrero, la fiel representación de la eterna amistad entre la pelota y el jugador. Aquella que establece la diferencia y los imprevistos que definen una acción, el desenlace de un partido. Es en esencia el atractivo del arte del engaño, la alegría del juego, como dice Panzeri el fútbol para el negocio es una cosa muy seria, y la organización es necesaria para vivir, no así para jugar, pues para el juego, ¡el juego!

Para Panzeri el fútbol había perdido jugadores alegres y sonrientes, poblándolo en exceso de jugadores serios, hasta cierto punto necesarios, pero perturbados, demasiado preocupados y hasta angustiados en no salirse del guion. En la exaltación del ingenio individual que lleva a cabo el periodista argentino, en esa confrontación de ideas ante el tacticismo y cienticismo que Panzeri comenzaba a intuir, era pesimista. Afortunadamente el talento natural siempre se abre paso y aunque el fútbol tenga a estas alturas mucho más de negocio que de juego, siguen surgiendo futbolistas y equipos que bien valen el precio de una entrada y nos recuerdan que la dinámica de lo impensado sigue siendo lo que marca la diferencia.

Podemos divergir respecto a sus filias y fobias, su innegociable pasión por el potrero y su animadversión hacia el entrenador, pero el citado ensayo debería ser de obligada lectura para todo aquel que aspire a contar el fútbol con la mirada profesional y pasional de un periodista deportivo. En esencia Panzeri nos hace ver que pese a la enfermiza preocupación de los técnicos por el estudio táctico, el fútbol sigue siendo un deporte caprichoso en el que todo puede suceder en el momento y de la forma más inesperada. Y es en ese determinado momento es donde encaja la dinámica de lo pensado, pues es la imprevisibilidad lo que nos enamora de este juego. Resulta tremendamente extraño relatar y explicar a los neófitos por qué el fútbol genera ese tipo de sensaciones tan fuertes en los aficionados, pero quizás la clave radique en el hecho de que en un partido de fútbol nada es imposible y, siempre puede pasar cualquier cosa. Y casi siempre ese tipo de situaciones y acciones quedan sujetas a la imaginación y el talento del futbolista.

“El fútbol, para ser serio, tiene que ser juego” dice Panzeri y realiza una crítica a la modernidad, a la falsa profesionalización del deporte, la organización, que para Panzeri no son otra cosa que excusas para generar dinero. Podemos estar de acuerdo o no con sus planteamientos, pero jamás podremos rebatir que lo que nos enamora realmente del fútbol es su dinámica de lo impensado. Aquello que hace Iniesta cuando agarra la pelota, el remate imposible que puede hacer un delantero imprevisible como Ibrahimovic, la folha seca que imprime en el golpeo Cristiano Ronaldo, el fútbol reducido a la niñez al que juega Messi…

¡A cada momento el fútbol es una filosofía de lo contradictorio! Eso es lo que no logran entender quienes procuran hacerlo una mecánica científica-tecnológica del movimiento continuo. No hubo mayor compañerismo que el individualismo de Pelé o Maradona, puede ser egoísmo, pero también altruismo y no existen mayores pruebas de compañerismo como el individualismo que lleva a cabo un jugador cuando se lleva a tres contrarios para dejar espacio libre al jugador que va aprovechar la citada situación. La obra repleta de reflexiones de este estilo debería ser sin duda libro de cabecera de todo aquel al que el fútbol le robó el corazón.

Aunque la modernidad se apodere del fútbol este será siempre antiguo, sigue siendo lo que sucede en el terreno de juego, donde la obsesión de los estudiosos y entrenadores es la de ejercer absoluto control sobre la situación para evitar en gran medida las situaciones imprevistas, olvidando en muchas ocasiones que en realidad la verdadera ciencia de este juego es la capacidad para crear imprevisión e improvisación. Pues como decía este viejo maestro del periodismo: “Nadie sabe verdadera y probadamente de fútbol. El fútbol es ciencia oculta de imposible enseñanza académica. El fútbol es empirismo". Es la dinámica de lo impensado un libro que no podéis dejar de leer…

Tampoco dejéis de leer sobre fútbol porque: “Asociar el fútbol a las letras y las artes puede parecer irrespetuoso pero, operando siempre sobre el supuesto de que fútbol y deporte son integrantes del hombre lúdico que juega cuando cultiva su intelecto en aquello que le divierte, la asociación de fútbol y humanismo intelectual no parece tan disparatada”

Palabra de Panzeri, maestro del periodismo deportivo.

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