La capital madrileña espera con expectación la elección, por parte del Comité Olímpico Internacional (COI), de la sede que albergará los Juegos Olímpicos (JJOO) en el año 2020. A esta cita, la tercera tentativa en la última década, la representación española llega con las expectativas más altas de cuántas veces se ha presentado. Esto se sustenta en que no existe una ciudad claramente favorita, a diferencia de la elección anterior, por lo que en principio debería imponerse el proyecto mejor valorado. Sin embargo, reina la cautela por encima de la euforia ya que en la memoria están presentes los anteriores varapalos.

La ciudad que más pudiera ensombrecer a Madrid sería Tokio. Con un proyecto también muy bien valorado, es la favorita en las casas de apuestas basándose en la norma no escrita de alternar continentes. Tras pasar por Europa (Londres 2012) y América (Río de Janeiro 2016), que los Juegos Olímpicos vuelvan a Asia suena altamente probable. Además, se impondría como proyecto infalible ante la incertidumbre de la crisis europea y los continuos conflictos en Oriente. No obstante, aún pesa sobre la capital nipona las dudas sobre la seguridad tras las últimas fugas radioactivas en Fukushima, así como que repetiría como sede tras los JJOO de 1964.

Es imprescindible para Madrid celebrar los JJOO para justificar el gasto ya realizado

Por su parte, Estambul cuenta con el proyecto menor valorado por el COI. Sería la apuesta más arriesgada en cuanto a financiación puesto que el gasto en infraestructuras ascendería a más 17.000 millones de euros frente a los casi cinco mil de Tokio y los dos mil de Madrid. A su favor, la ciudad turca contaría con apoyos debido a la perseverancia mostrada (quinto intento consecutivo), la emergencia de su economía y, sobre todo, la relevancia que supondría a nivel internacional organizar un evento de estas características en la ciudad que enlaza los continentes europeos y asiáticos.

De las lagunas de sus rivales intenta beneficiarse Madrid. Para la delegación madrileña, se ha convertido en imprescindible y primordial que la elección sea favorable ya que se justificaría así el gasto realizado en la última década a favor de las anteriores candidaturas para los JJOO de 2012 y 2016. De hecho, su lema para esta ocasión se ha centrado en la austeridad y en el trabajo ya realizado tras los más de 6.000 millones de euros ya empleados que se completarían con otros dos mil más dirigidos a completar las infraestructuras deportivas y de transporte si finalmente sale elegida.

Dudas sobre la rentabilidad de los JJOO

Pero lo que más preocupa de la candidatura de Madrid 2020 es la imagen que se traslada al exterior, de la ciudad y del país tanto en el momento de la elección como en el futuro una vez sea elegida. De alguna manera, la celebración de unos Juegos Olímpicos supondría convertir a Madrid y a España en un escenario expuesto a nivel mundial y cuestionado por la población y los medios de comunicación.

De la imagen actual se preocupa Terrence Burns, presidente de Helios Partners, una empresa de marketing deportivo que cuenta en su palmarés de éxitos haber prestado sus servicios a Atlanta 1996, Pekín 2008, Vancouver 2010, Sochi 2014, Pyonyang 2018 así como a la Universiada de Kazán 2012 y a Rusia, elegida sede del Mundial de fútbol de 2018. Para Madrid 2020, Burns ha medido al milímetro la imagen de la candidatura como proyecto unido y sin fisuras, dotándola de una identidad propia.

Dicha firmeza se ha reflejado en un incontestable apoyo institucional, al igual que el de la familia deportiva. Sin embargo, no ocurre igual con la defensa de la causa por parte de los ciudadanos. Aunque salen encuestas que reflejan un alto apoyo de la población civil, lo cierto es que proliferan las dudas sobre la necesidad o no de ser sede de unos Juegos Olímpicos así como las consecuencias que supondría organizarlos.

Si fuera por la imagen mostrada, Madrid perdería: crisis, paro, corrupción, etc.

Si por imagen fuera, Madrid 2020 tendría las de perder. Lo que se muestra al exterior de España no es más que crisis económica, ajustes presupuestarios, pérdida de derechos sociales, altas cifras de paro e instituciones manchadas por la corrupción. Y si hablamos del ayuntamiento madrileño la realidad es que el consistorio es el más endeudado del país con 7.000 millones de euros.

El madrileño teme que una vez elegida como sede, se incrementara dicha deuda que al fin y al cabo pagaría la clase trabajadora. Los sonados fracasos de Montreal 1976, Atlanta 1996 y Atenas 2004 sobrevuelan el subconsciente de la ciudad y sustentan esta posición. En el contexto actual, inquieta que la financiación de la causa olímpica prevalezca sobre las partidas sociales, la inversión en ciencia e investigación y medidas dirigidas a la creación de empleo. Esta teoría, por tanto, defendería que los JJOO de 2020 los organice otra ciudad.

Oportunidad única para proyectarse al exterior

Por el contrario, otra parte de la sociedad vería con buenos ojos que Madrid albergara los Juegos Olímpicos de 2020. Sería el revulsivo idóneo para situar a la ciudad en el panorama internacional, en el caso de que el rebote provocado por la elección fuera positivo. A pesar de ser la capital del país, Madrid queda actualmente ensombrecida por Barcelona que ya logró una buena imagen exterior tras los JJOO de 1992.

De alguna manera, sería como entregarle a Madrid la oportunidad de promocionarse y dependería de la organización que realizara el evento si repercutiera positiva o negativamente. Aspectos a explotar, hay. Como dar sentido a las infraestructuras ya construidas (en torno al 80% del proyecto) con el resto de la ciudad para proyectar una imagen cosmopolita y sostenible.

Al mismo tiempo, sería una oportunidad única para relanzar el nivel del deporte español, actualmente focalizado en el fútbol y otros deportes mayoritarios. El éxito o fracaso de unos Juegos Olímpicos también viene marcado por los resultados deportivos, en concreto del país organizador. Por ello, el Comité Olímpico Español (COE) con el apoyo de las instituciones serían los encargados de ampliar la atención del aficionado a cada uno de los deportes y modalidades deportivas que formarían parte de dichos JJOO.

En cualquier caso, y a pesar de que una gran parte de la población madrileña y española encuentra ahora otros focos más urgentes en los que centrar su atención, no cabe duda que habrá que estar pendientes de la decisión del COI. Al fin y al cabo, el devenir de una ciudad y de un país en la próxima década dependerá en buena parte del veredicto del 7 de septiembre en Buenos Aires.