Con cara de muñeca de porcelana y cuerpo elástico, Julia Lipnistkaya es un ángel de goma que gira una velocidad increíble y precisa. Es un torbellino que sobre dos cuchillas describe líneas precisas y bellas, que en su perfección angelical muestra una diabólica expresión musical con la que raya el infinito, por ello un número ingente de aficionados al deporte, se han rendido al enorme talento de esta muñeca rusa, pues supone todo un espectáculo escénico verla bailar con el filo de dos navajas que dibujan líneas imposibles sobre el hielo. Resulta realmente complejo permanecer indiferente a semejante exhibición, semejante talento, a esa vertiginosa velocidad en sus giros spacatto, uno de los elementos de lujo que convierten sus coreografías en algo realmente único.

Desde que vio por primera vez la magnífica y célebre película 'La lista de Schindler', quiso ser aquella niña con el abrigo de color vino, que aparece generando un enorme simbolismo en una de las escenas, por ello eligió la banda sonora de una sus películas preferidas y bailó pensando que portaba el abrigo de color para colmar de belleza y simbolismo la pista helada. Lipnistkaya dejó boquiabierto al mundo con su patinaje atómico, preciso y bello. Yulia no va a la escuela, recibe clases particulares en casa. Su ex entrenadora, Yelena Levkovets, contó que la joven atleta llegó incluso a plantearse dejar el patinaje, pues tenía dificultades con su estatura y su peso debido a la pubertad. "

Y en el Iceberg Skating Palace, de Sochi se pudo comprobar que había tomado la decisión más acertada al seguir, pues el mundo se habría perdido a una pequeña diosa del patinaje, una especie de Nadia Comaneci sobre hielo. Su exhibición en Sochi la ha convertido en la más precoz campeona olímpica en la historia de su especialidad, arrebatándole el récord a la estadounidense Tara Lininski, que lo poseía desde 1998.

Nacida en Ekaterimburgo, Rusia, 5 de junio de 1998, su nombre real es Yulia Vyacheslavovna Lipnitskaya. Empezó a patinar en el año 2002 con tan solo cuatro años, luego se marchó a Moscú para perfeccionar la técnica con las mejores entrenadoras. Como potencial talento del deporte ruso es una de las protegidas del programa deportivo del país y pese a su juventud ganó la Final del Grand Prix Junior de la temporada 2011 – 2012 y el Mundial junior de 2012 que tuvo lugar en Minsk (Bielorrusia) donde consiguió con sólo 13 años el récord mundial junior de puntuación. También el pasado 22 de noviembre de 2013 consiguió el récord mundial senior de puntuación en un programa corto en la Copa Rostelecom de Rusia.

De esta forma con su sobrecogedora actuación en la prueba por equipos que contribuyó al oro ruso, todo el mundo esperaba ansioso volver a verla y con la esperanza de contemplar la consagración olímpica de una niña con un halo especial. Por ello el Iceberg Skating Palace se entregó desde el primer momento a Lipnistkaia, a la que quizá la presión le pudo. Fue entonces cuando aprendió una de las lecciones más duras del deporte y que en el caso de Julia dice así: Todo aquello que es casi perfecto tendrá un error sino no dejara de serlo. Por ello semejante perfección se desmoronó en un solo instante para dejarnos ver el error humano de una caída y la reacción dolorosa de una niña de alta competición, pero en definitiva no más que una niña jugando a ser prodigio.

Fue justa vencedora otra maravillosa patinadora, Adelina Sotnikova, de 17 años, primera Campeona Olímpica rusa de patinaje artístico femenino, que triunfó ante su público en los Juegos de Sochi para convertirse en la nueva reina de esta disciplina. Otra gran favorita como la surcoreana Kim Yu-na que asombró al mundo en Vancouver 2010, nos dejó ver en sus ojos las lágrimas de la derrota, pero enfatizando el talento y la victoria de Sotnikova, nada más puro y aleccionador que ese quinto puesto de Lipnistkaya, que de un día a otro pasó de ser ángel volador a ángel caído. Aquella pequeña atómica en la que muchos identificamos a la Nadia Comaneci del hielo, mostró la imperfección de su perfección, nos dejó ver el hecho de que en el deporte y todos los órdenes de la vida quien piensa a lo grande yerra grandiosamente. Tan grandiosamente que no me cabe duda que esta pequeña bailarina de porcelana, volverá en no mucho tiempo para hacer historia en su disciplina deportiva.

Por todo ello y felicitando nuevamente a Sotnikova la estrella que eclipsó a la niña prodigio, es el error del que mucho esperas el que nos hace pensar y recapacitar sobre que en las competiciones deportivas de máximo nivel, en muchas de las ocasiones las historias más bellas y las escenas que quedan en la memoria son las que rodean al perdedor, en este caso el de un ángel caído llamado Julia Lipnistkaya…no la olviden pues cono dijo Joh Locke: No hay un solo error que no haya tenido sus seguidores, y a muchos nos cautivaron tanto su error como esa perfección imperfecta con la que logró robar nuestros corazones.