Lo vivido en la final del WGC-Accenture Match Play Championship disputado en The Golf Club at Dove Mountain no podría describirse de otro modo que como algo antológico y memorable. Jason Day y Victor Dubuisson ofrecieron un gran espectáculo que pasará a los anales de la historia. Y pese a que siempre se dice que solo puede haber un vencedor, de aquí salieron tres. En primer lugar, el golf. Ambos jugadores brindaron un duelo épico que costará tiempo olvidar y que engrandece a este deporte. En segundo, claro está, Jason Day. El australiano se consagró con el triunfo más importante de su carrera. Y por último, Victor Dubuisson. Sin duda alguna, el vencedor moral del torneo. El francés se dio a conocer al mundo con golpes imposibles desde el desierto, con cactus y piedras de por medio.

Jason Day y Victor Dubuisson llegaban a la final del torneo tras haber eliminado en semifinales a Rickie Fowler y Ernie Els, respectivamente. Quizá no habían sido los mejores a lo largo de la semana, pero sí los más regulares. Lo que sí habían demostrado era capacidad para sufrir. Por tanto, cabía esperar un partido apretado y sin un favorito claro, aunque el australiano partía con cierta ventaja por su mayor experiencia. Y lo cierto es que se superaron todas las expectativas. Day y Dubuisson nos depararon una final increíble con momentos inolvidables que se alargó hasta los 23 hoyos.

Dubuisson, siempre a remolque

Pese a la igualdad final, lo cierto es que Dubuisson siempre tuvo que remar a contracorriente. Jason Day empezó como un tiro y con dos birdies en los dos primeros hoyos se puso dos arriba. Sin embargo, el francés volvió a poner el empate en el marcador apuntándose los hoyos 3 y 4. Fue un espejismo. El australiano estaba jugando mucho mejor y una vez finalizado el hoyo 9, ya había puesto tierra de por medio: tres arriba. Dubuisson aguantaba las embestidas como podía, pero nunca dejó de creer. Una de las claves estuvo en el green del hoyo 12. Allí Day dispuso de una opción de birdie de menos de tres metros para situarse cuatro arriba y casi sentenciar el partido. Pero ese putt sería uno de los pocos que fallaría en toda la vuelta, con lo que dejaba un pequeño resquicio para la remontada.

En el hoyo 13, el francés aprovechó el mal golpe desde el tee del australiano para recortar distancias y situarse dos abajo con todavía cinco hoyos en juegos. Sin embargo, esta situación se mantendría hasta el hoyo 17. Dubuisson estaba contra las cuerdas y se veía obligado a ganar los dos últimos agujeros si quería alargar la final. Y embocando un gan putt de birdie de cuatro metros en el 17 conseguía llevar el partido hasta el hoyo 18. La tensión se palpaba y ninguno de los dos estuvo certero con su segundo golpe. Day se dejó un peligroso putt de birdie de más de veinte metros, mientras que Dubuisson visitaba el bunker. Una gran sacada desde la arena le permitió al francés firmar el par, pero el australiano tenía un putt de unos tres metros para ganar. Day se quedó justo corto y se tuvo que recurrir a los hoyos extra para decidir el campeón.

El francés, al más puro estilo Severiano

Y entonces llegó el espectáculo. El francés seguía errático con sus hierros y mandó su segundo golpe al desierto. Su bola parecía injugable: reposaba sobre un cactus. Pero Day tampoco estuvo certero y su segundo tiro acabó en el bunker. Mientras todos se preguntaban qué podría hacer Dubuisson en semejante situación, el francés cogió su wedge y sin apenas pensárselo y sin quitar el cable de televisión que había por allí, se jugó un golpe impensable que dejaba su bola a poco más de un metro del agujero. Nadie se podía creer lo que acababa de ver. Y esto no había hecho más que empezar. Ambos acabaron salvando el par y se fueron al segundo hoyo extra. El 9 era el escenario en esta ocasión, pero parecía un calco del hoyo anterior. El francés volvió a pegarse una escapada y su bola acabó nuevamente en el desierto. Ahora eran piedras y una rama lo que le molestaban para ejecutar su tercer golpe. ¿Sería capaz otra vez de salvar esa situación? Sin duda. Ante el asombro de Day, Dubuisson se jugó otro approach marca de la casa al más puro estilo de Severiano Ballesteros y acabó salvando el par. El australiano no pudo hacer el birdie, con lo que había que seguir luchando.

En el tercer hoyo extra, ambos fallaron el green pero ninguno de los dos acertó con sus putts de par de algo más de dos metros y se tuvo que recurrir a un cuarto. Por primera vez, el francés dispuso de una oportunidad para ganar el torneo, pero a su putt de birdie le faltó algo más de vida. Y así se llegaría al quinto hoyo de desempate, el que finalmente dictaría sentencia. Dubuisson no estuvo fino con su approach, mientras que Day se dejó el birdie prácticamente hecho. El francés tenía que recurrir otra vez a la heroica para evitar la derrota. Pero ya era demasiado, y su largo putt de birdie no encontró el hoyo. Ganó el más fiable y el que mejor jugó durante todo el partido, Jason Day.

El australiano consiguió la victoria más importante de su carrera, y la segunda en el PGA Tour, tras el HP Byron Nelson Championship de 2010. Además, con este triunfo, Day asciende hasta la cuarta plaza del ranking mundial de golf, su cota más alta hasta la fecha. Por su parte, Dubuisson alcanza el puesto 23 mundial y se asegura su presencia en el equipo europeo de la Ryder Cup que se disputará el próximo septiembre en Gleneagles. Por último, hay que añadir que Rickie Fowler concluyó el WGC-Accenture Match Play Championship en tercera posición tras superar a Ernie Els en la final de consolación.