Como ya sucediera la semana pasada en el Valero Texas Open, la última jornada del Shell Houston Open arrancaba con un claro favorito a la victoria. En aquella ocasión, Matt Kuchar partía desde el segundo puesto con una desventaja de tres golpes ante Steven Bowditch, un inexperto jugador australiano que todavía no sabía lo que era ganar en el PGA Tour. Esta vez era él quien salía desde el liderato con una clara ventaja de cuatro impactos. Pero el estadounidense tampoco fue capaz de conseguir el que hubiera sido el séptimo triunfo de su carrera. Y curiosamente, fue otro australiano sin victorias en el circuito americano, Matt Jones, quien se lo impidió.

Tras la conclusión de la tercera jornada, solo tres jugadores parecían tener opciones de ganar el Shell Houston Open. Kuchar lideraba cómodamente con cuatro golpes de ventaja sobre Sergio García y Cameron Tringale. El cuarto clasificado aparecía ya a seis impactos de la cabeza. Demasiada distancia. Y más teniendo en cuenta que en la lucha había dos golfistas de renombre, ubicados en el top ten del ranking mundial. Y la jornada iba avanzando según lo previsto, con un duelo librado entre Sergio y Kuchar, aunque siempre con el estadounidense por delante. Hasta que, a base de birdies, hizo su aparición el convidado de piedra.

Jones apareció de la nada

Matt Jones partía a seis golpes del líder, y por si fuera poco, empezó el día con bogey. Pero poco a poco empezaron a caer los birdies, uno tras otro, hasta el punto tal de pisarle los talones a un Kuchar excesivamente tranquilo. Sin embargo, un inoportuno bogey de Jones en el 17 tras un golpe de mala fortuna desde el tee parecía haber enterrado todas sus opciones de victoria. Aunque Kuchar se empeñó en darle emoción al torneo con un bogey en el 16.

Las diferencias se reducían nuevamente a dos golpes, pero al australiano ya solo le quedaba un hoyo por jugar, el temido 18. El milagro pasaba por hacer birdie allí y esperar un nuevo fallo del estadounidense en sus dos últimos agujeros. Y Jones cumplió con su parte tras embocar un estratosférico putt de unos 15 metros. Con el par en el 17, a Kuchar le bastaba otro par en el 18 para asegurar el triunfo. Y tras un espectacular salida, larga y al centro de la calle, todo estaba a su favor. Pero, incomprensiblemente, su segundo golpe acabó en el agua. Un approach y un putt  le sirvieron para firmar un bogey que forzaría el playoff. Pero Kuchar ya había perdido su oportunidad, y sería Jones quien se llevaría la victoria en el primer hoyo extra tras embocar un espectacular chip de birdie desde fuera de green. Un triunfo especial para el australiano, pues le permitirá disputar el primer grande del año, el Masters de Augusta.

Sergio, en forma para el Masters

Sergio García, líder al término de la segunda jornada, terminó finalmente tercero, a dos impactos del vencedor. El castellonense mostró un gran nivel de juego a lo largo de toda la semana, pero la suerte no le acompañó en sus dos últimas vueltas. Pese a afrontar la jornada decisiva con cuatro golpes de desventaja, Sergio no dejó de creer en sus posibilidades y fue a buscar todas y cada una de las banderas sin esconder nada. Pero no era su día: sus buenos golpes no obtenían el premio merecido por muy poco, y los birdies no llegaban. El primero cayó en el 11, al que le siguió otro en el 12. Y pudo caer otro en el 13, pero el mástil de la bandera le jugó una mala pasada. Sin embargo, otro birdie en el 15 sumado al bogey de Kuchar en el 16 le situaban a solo dos golpes. Aún era posible. Pero otro golpe de mala fortuna en el 18, cuando su bola terminó en un surco de un bunker mal rastrillado, fue definitivo.

Pese a todo, Sergio ofreció grandes sensaciones y se postuló como uno de los grandes favoritos para el Masters de Augusta que empieza el jueves. Su tercer puesto en Houston le ha servido, además, para ascender hasta el sexto puesto del ranking mundial. Quizá la fortuna que le fue esquiva en Houston, esté de su lado en Atlanta. Y teniendo en cuenta que solo dos jugadores han sido capaces de ganar el Masters de Augusta y el torneo previo a este (Sandy Lyle en 1988 y Phil Mickelson en 2006), puede que no sea tan mala noticia no haber conquistado el Shell Houston Open.