Martin Kaymer afrontaba la jornada decisiva del US Open con cinco golpes de ventaja sobre sus máximos perseguidores, una cómoda renta como para tener el torneo prácticamente sentenciado. Sin embargo, la historia ha demostrado que estas ventajas se pueden tornar en insuficientes, y la presión y la ansiedad pueden jugar una mala pasada. Pero no fue este el caso. Kaymer hizo gala de la frialdad germánica y acabó llevándose el US Open de forma apabullante, sacándole ocho golpes a sus máximos perseguidores.

Kaymer salió al campo de Pinehurst con la situación totalmente controlada. Al término de la tercera jornada, el alemán declaró que la clave para ganar era no cambiar nada de lo que había hecho hasta entonces. Es decir, tenía que seguir atacando banderas en lugar de jugar defensivamente. Dicho y hecho. Mientras todos sus rivales empezaban con dificultades, Kaymer jugó unos primeros hoyos de libro que remató con un birdie en el 4, que a punto estuvo de ser un eagle.

Su compañero de partido, Rickie Fowler, firmaba un doble bogey en ese mismo agujero, y solo Erik Compton parecía capaz de darle caza. De hecho, un birdie de Compton en el 8, unido al primer bogey del día de Kaymer en el 7, acercó al estadounidense a cuatro golpes del alemán. Lejos de reducirse, la ventaja de Kaymer se amplió hasta los seis impactos con dos bogeys de Compton en el 11 y en el 12. Y con dos birdies consecutivos en el 13 y en el 14, el alemán puso la puntilla al US Open.

Segundo grande de Kaymer

Kaymer se dio el lujo de ser uno de los once jugadores que jugó bajo par en la última jornada. El alemán finalizó el torneo con una vuelta de 69 impactos (-1) y un resultado total de 271 golpes (-9), aventajando en la friolera de ocho impactos a Rickie Fowler y Erik Compton, segundos clasificados. Este margen de ocho golpes es el más amplio de la historia en un major, igualando el registro que consiguió Rory McIlroy en el PGA Championship de 2012. Con su triunfo en el US Open, Kaymer consigue el segundo grande de su carrera, después de haber ganado el PGA Champiosnhip en 2010. Esta victoria, además, le permite ascender hasta el undécimo puesto del ranking mundial.

Sergio García, por su parte, terminó en trigésimo quinto puesto con 288 golpes (+8). El castellonense finalizó su participación en el US Open con una vuelta de 72 golpes (+2), con lo que se despidió del torneo sin haber sido capaz de ganarle al campo de Pinehurst en ninguna de las cuatro jornadas. Curiosamente, Sergio acumula doce vueltas seguidas sobre par en el US Open, ya que la última vez que lo logró fue en la cuarta jornada de la edición de 2011 en Congressional. La nota positiva para el español es que su juego ha mejorado respecto a sus últimas apariciones y que las dolencias en su rodilla parecen haber desaparecido.

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Sobre el autor
Hèctor Salvador
Graduado en Periodismo y licenciado en Comunicación Audiovisual. Redactor del Villarreal CF y de la sección de golf