Según la previsión meteorológica, la tercera jornada estaría marcada por las tormentas. Por tanto, la organización decidió adelantar los horarios de salida y disponer partidos de tres jugadores saliendo por dos tees por primera vez en la historia para tratar de que el juego se viese lo menos afectado posible. Sin embargo, apenas hubo rastro de agua y el día se desarrolló con normalidad. Lo más similar a una tormenta que se vio en Royal Liverpool fue el ciclón Rory McIlroy. El norirlandés se mostró infalible una jornada más y dejó el torneo prácticamente sentenciado.Su vuelta de 68 impactos (tercera consecutiva por debajo de los 70) le permitió obtener una cómoda renta de seis golpes sobre su máximo perseguidor, Rickie Fowler.

De todos modos, McIlroy no tuvo un día cómodo. El norirlandés comenzó con bogey en el 1 y tuvo que salvar algún que otro buen para antes de conseguir su primer birdie del día en el hoyo 5. Las cosas no terminaban de salir y Rory se vio nuevamente en problemas en el hoyo 7, aunque salvó la situación con un gran putt de par de unos cuatro metros. Mientras los jugadores que le perseguían apretaban las tuercas, el norirlandés no era capaz de arrancar en su vuelta. Pese a que lograría un birdie en el 11, inmediatamente después haría bogey en el 12, y Rickie Fowler llegó a empatar con él en cabeza. Fue justo entonces, en el momento de más presión, cuando McIlroy despertó.

Espectacular final de vuelta de McIlroy

Rory marchaba al par en el día y no era capaz de crearse buenas oportunidades de birdie. De hecho, en el 14 se dejó un lejano putt de birdie de unos seis metros. Y cuando menos se esperaba, lo embocó. Fue uno de los momentos clave de su vuelta, ya que recuperó la confianza perdida para acabar haciendo un sprint final de vuelta asombroso. McIlroy terminaría el día con dos eagles en el 16 y en el 18 que dejaron en anecdótico el bogey del 17. Vuelta de 68 golpes, segunda mejor de la jornada, para un acumulado total de -16.

Por detrás y pese a que lo intentaron todo hasta el final, quedaron Rickie Fowler y Sergio García. Por el juego mostrado a lo largo del día, ambos merecieron más, pero pagaron muy caros sus pocos errores. Fowler llegó a igualar en cabeza con -12, pero tres bogeys en cuatro hoyos en la recta final de su vuelta le condenaron. Al final, el estadounidense firmó una tarjeta de 68 golpes (-4) para colocarse segundo con -10 total, a seis impactos del líder.

Sergio García volvió a tener un inicio de vuelta complicado, pero logró sacar un gran bogey del 1 e hizo birdie en su hoyo talismán, el 2. El castellonense volvería a hacer birdie en el 5 para situarse bajo par en el día, algo que ya habría podido lograr antes si hubiera estado más atinado con el putter en el 3 y en el 4. Tras estar a punto de hacer el birdie en el 7 con un gran chip, Sergio conseguiría el birdie en los hoyos 8 y 9. Luego no logaría el birdie en el par 5 del 10, aunque tendría dos nuevas opciones en el 11 y el 12, pero ninguna entró. Especialmente doloroso fue el putt del 12, ya que dejó la bola a un metro escaso del hoyo. Pese al error, el castellonense supo reponerse para hacer un nuevo birdie en el 16, empañado por el bogey del 17 y el par del 18. Pese a todo, fue una buena vuelta de 69 golpes que le mantiene en tercera posición (-9), empatado con Dustin Johnson a siete impactos del líder.

Ante la exhibición de McIlroy, poco o nada pueden hacer el resto de mortales. Si el domingo el norirlandés mantiene el nivel de juego mostrado a lo largo de la semana, el British Open está prácticamente visto para sentencia. Pero cosas más raras se han visto. En cualquier caso, todo está en manos de Rory.