A la última jornada del PGA Championship no le faltó casi nada: interrupciones, emoción, incertidumbre y, sobre todo, buen golf. Quizá lo único que se echó en falta fue un poco más de luz, pues la lluvia volvió a aparecer en Valhalla, obligando a retrasar el juego aproximadamente dos horas. Con todo, los últimos partidos en el campo jugaron sus dos últimos hoyos prácticamente a oscuras en el esperpéntico intento de la organización por acabar el torneo el domingo. Y a falta de luz, la brillantez la puso Rory McIlroy. Aunque Phil Mickelson, Rickie Fowler y Henrik Stenson también contribuyeron a ofrecer un gran espectáculo, digno del último major de la temporada.

Parecía estar escrito que Rory McIlroy acabaría ganando su segundo PGA Champìonship, pero lo cierto es que no lo tuvo nada fácil. A diferencia de sus dos últimas victorias, el norirlandés no empezó nada bien la última jornada  y tuvo que ir a remolque de unos espectaculares Mickelson, Stenson y Fowler, empeñados en poner emoción hasta el final. McIlroy arrancó su vuelta dubitativo, y su putter, infalible toda la semana, no acababa de funcionar.  Precisamente, tres putts en el hoyo 3 le costaron el primer bogey del día y la pérdida del liderato en solitario. Un nuevo bogey en el 6 tras volver a fallar un putt de menos de dos metros encendía las alarmas, pero un birdie en el 7 (su primero del día), suavizaba la situación. Eso sí, Rory estaba a dos golpes del nuevo líder, el estadounidense Rickie Fowler.

Un golpe de suerte

Pero las cosas todavía se pondrían peor para McIlroy: un birdie de Rickie Fowler en el 10 le alejaba a tres golpes de la cabeza. Y justo entonces, cuando más crítica era la situación, Rory hizo magia. Bien situado en la calle del hoyo 10 tras un gran drive de salida, el norirlandés se jugó una madera que acabó con la bola a poco más de un metro del hoyo, siendo el único jugador del día que cazaba el green con el segundo tiro. Un golpe extraterrestre, en el que la fortuna se alió con el número 1 del mundo, como él mismo reconoció al término de su vuelta. McIlroy consiguió el eagle y dio un golpe de efecto al torneo, pasando de estar a tres impactos del liderato, a solo uno por la vía rápida

Rory se enchufó y ya se asemejaba más al jugador de las últimas semanas, en estado de gracia, aunque desperdició dos buenas oportunidades de birdie en el 11 y el 12 para dar caza a los líderes. Dos regalos eran ya demasiados, de modo que en el hoyo 13 no volvió a perdonar, y con su segundo birdie del día, se situó otra vez en cabeza, posición que ya no abandonaría. Mientras sus rivales sufrían para salvar pares, McIlroy disfrutaba de opciones de birdie hoyo tras hoyo, pero ninguna acababa de entrar. Pero los bogeys de Stenson y Fowler en el 14 y el de Mickelson en el 16, dejaron al norirlandés solo en lo más alto. Con un birdie en el 17 casi a oscuras, Rory dejó el torneo prácticamente visto para sentencia, ya que su ventaja era ya de dos golpes con solo un hoyo en juego. Aunque el norirlandés tuvo nuevamente suerte en el 18, ya que su tiro desde el tee no acabó en el agua de milagro; pero McIlroy estaba tocado por una varita.

McIlroy consumó su triunfo con un par en el 18, cuando apenas había luz en Valhalla. Su tarjeta de 68 golpes (-3) fue suficiente para imponerse con -16 y un impacto de ventaja sobre un Mickelson que lo intentó todo hasta el final. Y a punto estuvo de conseguir un eagle que hubiera forzado el desempate, pero se tuvo que conformar con el segundo puesto. Fowler y Stenson fueron finalmente terceros, a dos golpes del campeón. Con esta victoria, McIlroy suma ya dos PGA Championship y cuatro grandes, y se convierte en el primer jugador desde 2008 que gana dos majors en una misma temporada. Además, el norirlandés ha enlazado tres triunfos seguidos, algo que solo han logrado a lo largo de la historia Tiger Woods, Vijay Singh, David Duval y Tom Watson.

Discreto papel de los españoles

El PGA Championship no ha sido un buen torneo para los intereses españoles. El mejor de todos fue Sergio García, quien terminó en trigésimo sexto puesto tras terminar con una pobre vuelta de 73 golpes (+2). Peor les fueron las cosas a Gonzalo Fernández-Castaño, quien terminó en el puesto 59, y a Rafa Cabrera-Bello, que lo hizo en el puesto 74.