Ya casi no quedan adjetivos para describir al número uno del mundo. Quizá la mejor manera de hacerlo sea con números. Desde el pasado mes de julio Rory McIlroy ha participado en seis torneos del European Tour. Las cifras hablan por sí solas: tres victorias (British Open, WGC-Bridgestone Invitational y PGA Championship) y tres segundos puestos (Alfred Dunhill Championship, DP World Tour Championship y Abu Dhabi HSBC Golf Championship). Esta semana el norirlandés afrontaba su séptima cita en medio año en el circuito europeo, el Omega Dubai Desert Classic. Y ya desde el principio se vio que Rory no estaba por la labor de romper esta inmaculada racha.

Tras una primera vuelta rutinaria de 66 golpes (-6), McIlroy ya se dejó ver por los puestos de privilegio. Pero fue en la segunda jornada cuando asestó su primer gran golpe: tarjeta de 64 impactos (-8) y liderato en solitario. Otro 66 el sábado dejaba el torneo prácticamente visto para sentencia. Sus cuatro golpes de ventaja sobre Morten Orum Madsen y seis sobre Lee Westwood parecían un mundo.

Y lo cierto es que la renta adquirida por el número 1 del mundo fue una losa para todos sus perseguidores. Madsen tiró por la borda todas sus opciones con un triple bogey en el primer hoyo. Westwood, en cambio, sí que lanzó un serio ataque en busca del milagro con tres birdies en sus cinco hoyos iniciales para acercarse tímidamente al líder. Pero al inglés se le acabó la gasolina demasiado pronto y ya marchaba al par del campo en el 9. Mientras, McIlroy, en una de sus versiones menos brillantes que se le recuerdan, se limitaba a jugar con el resultado sin arriesgar lo más mínimo. Visto lo visto, los pares le servirían para ganar.

Con sus dos compañeros de partido prácticamente fuera de juego, fue Alexander Noren quien puso en más aprietos a Rory. El sueco, con una de las mejores vueltas del día, terminó segundo con una tarjeta de 65 golpes (-7) y -19 en el acumulado. Pero el norirlandés apenas sufrió para proclamarse vencedor, pues siempre manejó cómodas rentas de cómo mínimo cinco impactos. Al final, McIlroy terminó con 70 golpes (-2) para un total de 266 impactos (-22), igualando el mejor registro histórico en el Omega Dubai Desert Classic. Esta es la victoria número 16 de su carrera, justo cuando se cumplen seis años exactos de la primera, precisamente en este mismo torneo.

Álvaro Quirós, autor de la mejor vuelta del día, y Pablo Larrazábal fueron los mejores españoles al concluir en el vigésimo puesto con un total de -12.  Jordi García Pinto (puesto 35), y Jorge Campillo y Alejandro Cañizares (puesto 42) también superaron el corte. Algo que sorprendentemente no fue capaz de lograr Sergio García. El castellonense, número 6 del mundo, volvió a completar una semana decepcionante tras su discreta actuación en Qatar. Rafa Cabrera-Bello, José María Olazábal y Javier Ballesteros corrieron la misma suerte.