La segunda jornada del British Open se hizo eterna. Las fuertes lluvias que azotaron el Old Course de St Andrews durante la noche del jueves obligaron a retrasar el inicio del juego unas cuatro horas. Esta demora propició que muchos jugadores no pudieran terminar sus dos primeras vueltas el viernes. La falta de luz obligó a que algunos partidos tuvieran que salir a primera hora del sábado para completar los primeros 36 hoyos del torneo. Pero fue visto y no visto. Los jugadores apenas estuvieron 30 minutos sobre el campo. Esta vez, por culpa de unas rachas de viento de hasta 50 km/h que imposibilitaban que la bola se detuviera. Casi 11 horas más tarde, el temporal amainó y permitió que la accidentada segunda jornada llegara a su fin.

Los golfistas que salieron en el turno de mañana del viernes fueron los grandes beneficiados. Con su vuelta ya terminada, sólo les quedaba observar cómo sus rivales peleaban contra St Andrews en unas condiciones realmente difíciles. Este fue, por ejemplo, el caso de Danny Willet, quién fue líder del torneo durante buena parte de la segunda jornada. Sus 69 golpes (-3) le dieron el liderato en casa club con un resultado acumulado de -9, una cifra difícilmente alcanzable para los que todavía tenían hoyos por delante. Pero el jugador inglés no fue el único que supo sacarle rédito a la benevolencia de su turno de juego. Marc Warren, Zach Johnson y Adam Scott también se pusieron en disposición de luchar por la victoria tras llegar al ecuador del torneo con -7.

Sin embargo, entre los jugadores que todavía tenían algunos hoyos por jugar se encontraba Dustin Johnson. El estadounidense tuvo que luchar contra viento y marea para mantener el liderato conseguido en la primera jornada. Con un birdie en el 18,  Johnson sacó adelante una vuelta de 69 golpes (-3) que le dejaba como líder en solitario con un golpe de ventaja sobre Willet.  En tercera posición, y a dos impactos de la cabeza, se coló el local Paul Lawrie (-8), quien también tuvo que lidiar con las peores condiciones posibles.

El otro gran protagonista de la jornada fue Sergio García. El castellonense se vio afectado por las inclemencias meteorológicas y vio como tuvo que suspender su vuelta hasta en dos ocasiones. La jornada no arrancó con demasiado buen pie para sus intereses (bogey en el 6), pero supo darle la vuelta con tres birdies (y un nuevo bogey) para acabar con un parcial de -1 tras 14 hoyos en el momento de la primera interrupción. La reanudación del juego el sábado por la mañana únicamente le permitió completar el hoyo 15 con par y dejarse una lejana opción de birdie en el 16. Ese putt y los dos hoyos finales tendría que jugarlos casi 11 horas más tarde. Pero las continuas interrupciones parecieron no afectarle en exceso. Sergio hizo el par el hoyo 16 y se dispuso a jugar el 17, el más difícil del campo con mucha diferencia en lo que va de torneo. Y precisamente allí se produjo ese golpe de suerte necesario para darse un impulso. Su segundo golpe desde el rough de la izquierda acabó pegando en el mástil de la bandera y la bola quedó reposada a solo dos metros del hoyo. El español no desaprovechó la ocasión y embocó el putt de birdie. Pero no sería el último, pues en el 18 hizo lo propio embocando un buen putt de algo más de tres metros. La eterna segunda jornada se saldó con 69 golpes (-3), un resultado que le dejaba en décimo cuarta posición con -5 en el acumulado a sólo cinco golpes del líder, y con licencia para soñar.

De los otros tres españoles sólo Rafa Cabrera-Bello acompañará al de Borriol en las dos rondas finales. El canario hizo 73 golpes (+1) en la segunda jornada para terminar con el resultado del par del campo en el acumulado, cifra en la que se situó el corte. Pablo Larrazábal (+1) se quedó a solo un golpe, mientras que Miguel Ángel Jiménez concluyó su participación el British con un resultado de +4.