Táctica, técnica, concentración, resistencia y deseo de triunfo. Carolina Marín tuvo que poner esas variantes del juego en común para poder llevarse la victoria en un partido al límite de noventa minutos en el que demostró llegar mejor a los compases finales. Su físico se unió a las habilidades que posee para poner el factor diferencia en un partido de mucho desgaste y que la ambición final que la sitúa con todo merecimiento en la gran final a las puertas de renovar el título de campeona del Mundo.

En la primera manga las alternativas fueron la tónica habitual. Una y otra jugadora iban encadenando parciales apoyadas en los errores no forzados que se iban dando por ambas partes en los primeros compases. Carolina buscaba el fondo de pista, mientras que Sung llevaba a cabo un juego en el que la red tomaba algo más de importancia a sabiendas de la fortaleza de Marín a campo abierto. En esas dinámicas fue la española la que golpeó de forma definitivo con un buen final de set que la ponía por delante con un 21-16.

En la segunda, la surcoreana salió más conectada que Marín consiguiendo una ventaja inicial de 1-7, pero la española nunca perdió la cara al partido y manteniendo el nivel y reduciendo los errores del comienzo fue capaz de volver a conectarse en el marcador. A mitad de parcial el juego de Marín se volvió más agresivo lo que incluso permitió ponerse por arriba con un 14-12, pero apareció de nuevo al eficiencia coreana que se tornó en casi un frontón para marcharse hacia la victoria parcial y forzar la tercera manga con un 15-21.

En el tercer y definitivo set aparecieron los fantasmas con una Sung que aunque daba muestras de cansancio extremos, pidiendo la entrada de las asistencias tras una caída, llegó a ponerse con un 8-13 y las sensaciones de tener controlado el juego. En ese momento llegó el punto de inflexión con una Carolina Marín que no perdió la concentración siguió con su juego y ahí apareció la debilidad de la coreana. Un parcial de 10-0 donde Marín seguía martilleando la pista de Sung fue poniendo la alfombra roja cara a la final. El trabajo previo de Carolina Marín en duras semanas de entrenamiento, primero en estático durante la lesión en su pie izquierdo, y luego ya restablecida junto a sus compañeros terminaban marcando la diferencia física que junto a la ambición insaciable de la onubense terminaba poniendo 21-16 que daba el pase a la final.