Armonía, simbiosis y elegancia. Son las tres metas que hacen fundirse en uno solo al caballo y al humano, ofreciendo un espectáculo sutil en el que ambas partes se entienden a sí mismas y ofrecen una complicidad manifiesta. Es notorio el esfuerzo económico y técnico que es preciso hacer para alcanzar a estos niveles, siendo los caballos auténticas joyas de competición pero también, seres queridos e idolatrados por las personas que comparten con ellos su sueño.

Mujeres y hombres compiten entre sí, siendo el único deporte en que se produce 

Olímpica desde 1900 con los saltos, doce años después se introdujeron las modalidades de doma y concurso completo. Las mujeres no estuvieron autorizadas a competir hasta los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 ya que en las primeras ediciones en las que la equitación fue olímpica, solo podían acudir los militares, lo que habla de la evolución y profesionalización de una disciplin que considera al animal parte fundamental de la dupla, y no la subordinada al humano.

Dimitri Pawlowitch en Estocolmo 1912. Foto todo-olimpiadas.com
Dimitri Pawlowitch en Estocolmo 1912. Foto todo-olimpiadas.com

Doma, saltos y su conjunción con el concurso completo

En las tres disciplinas se compite tanto a nivel individual como por equipos, siendo necesaria una estructura federativa sólida que genere un tejido social comprometido con este deporte, y permita la asociación de varios y su entendimiento para poder competir juntos. El concurso completo supone la unión de los saltos y la doma clásica, por lo que se erige en el fiel representante de la polivalencia y la continuidad de jinete y caballo. 

Competición de saltos en Juego Olímpicos de Londres. Foto: www.london2012.com
Competición de saltos en Juego Olímpicos de Londres. Foto: www.london2012.com

La dureza de la competición es notable y requiere de cuidados muy especiales para los animales, entre los que destacan masajes en su musculatura, sesiones de fisioterapia, caminadoras mecánicas e incluso sesiones de acupuntura. Se comopone de varias etapas: adiestramiento, saltos y cross country(un recorrido de 30 a 40 saltos sobre obstáculos de varios tipos, como pequeños lagos y barreras de piedra, con un límite máximo de tiempo). El vencedor es el jinete o el equipo que acumule menos faltas al final de las tres partes de la competición.

Mucho más sencilla y fácil de seguir para el espectador son los saltos, en los que la puntuación se estructura en base a los obstáculos derribados y la velocidad. Se organizan cinco fases hasta luchar por las preseas, por lo que cualquier mínimo fallo puede tirar por la borda el duro trabajo de cuatro año.

Concurso completo en Juegos Olímpicos. Foto: todo-olimpiadas.com
Concurso completo en Juegos Olímpicos. Foto: todo-olimpiadas.com

España, exitosa en equitación

La historia de España no se puede desligar de la evolución hípica. La mezcla de sangre y culturas palpables en la sociedad ibérica se hace notar en los caballos, con ejemplares de sangre morisca, caballos andaluces e incluso los preciados lipizanos. Andalucía se erige en una referencia a nivel mundial en lo que a hípica se refiere, y eso se ha hecho notar a lo largo de la historia en el medallero olímpico de esta disciplina.

Alemania es la gran dominadora en el medallero histórico, seguida de Holanda, Suecia y Estados Unidos

En Río de Janeiro, la representación será nutrida, con el equipo de doma y el de saltos mixtos, clasificados y con opciones de triunfo. En lo concerniente al plano individual, tan solo Albert Hermoso será de la partida y lo hará en el concurso completo. Esta amplitud de olímpicos es la fiel prueba de un trabajo que viene de largo, como atestigua el hecho de que España solo haya faltado en las ediciones de París 1900, Amberes 1920, Los Ángeles 1932, México 1968 y Moscú 1980.

Beatriz Ferrer-Salat en Atenas 2004. Foto: todomundoequino.blogspot.com
Beatriz Ferrer-Salat en Atenas 2004. Foto: todomundoequino.blogspot.com

Beatriz Ferrer-Salat disputará sus cuartos Juegos Olímpicos, tras perderse los de Londres 2012 por una lesión de su caballo

Sin embargo, le ha costado mucho a los españoles lograr  metales. Tan solo se alcanzó esta meta en Atenas 2004, al albur del auge económico que vivía el país en esos tiempos y que permitió el desarrollo frenético del mundo del caballo. Beatriz Ferrer-Salat es la figura más representativa de la equitación en España, al haber formado parte del equipo de doma mixta que logró la plata, y alcanzar individualmente el bronce en doma clásica. En Río de Janeiro tendrá una nueva oportunidad de impulsar esta disciplina inalcanzable para el gran grueso de la población pero armónica y elegante para los espectadores.