A España se le quebra en Río el tiro, que tan fuerte llegaba con Pablo Carrera, Fátima Gálvez y Alberto Fernández, y ya solo le queda apurar las últimas balas tras tanta mala puntería, y, sin embargo, se le afinan las raquetas del tenis, que tantas dudas traía con la ilusión de Nadal, la irregularidad de Muguruza, el discreto año de Suárez y Ferrer...Un pesimismo que se disipa. De las 10 opciones entre individuales y dobles que han saltado a la pista en estos tres primeros días, solo Albert Ramos y la pareja Anabel Medina-Arantxa Parra se han vuelto a casa. El lunes hubo pleno y avanzaron a siguiente ronda Carla, Garbiñe y Bautista, en solitario y con Ferrer, y Nadal y López en dobles. En el caso de las dos parejas ya están en cuartos de final. Aseguran diploma y podrían cruzarse en semifinales de ganar sus siguientes duelos. Especialmente luchada resultó la victoria de la última dúpla. Alcanzaron la tercera ronda tras tres sets de sudor frente al dúo argentino de Juan Martín Del Potro, al que le acabó pesando el agotamiento de derrotar al coloso Djokovic el día anterior, y Máximo González. Y eso que la baza tan esperada, el dobles mixto, que amenaza colapsar el calendario, no empieza hasta el miércoles.

También está en cuartos el boxeador Samuel Carmona. El canario de 20 años es un novato de una ambición y un desparpajo desmedido. El heredado, quizá, del mercadillo en el que trabajaba hace unos meses, y el que usó para asestar golpes en la cara del británico Paddy Barnes, el último bronce olímpico en la categoría de -49kg, que acabó felicitando a Carmona tras un un combate igualadísimo. Carmona, los tenistas y las remeras Boada y Cid colorearon el lunes a la espera de ver cómo se desempeña España en el circuito de piragüismo de aguas bravas. Este martes compite Elosegui, 4º en Pekín y Londres, y el jueves lo hará, con más esperanzas, Maialen Chourraut, que tuvo que sufrir para entrar en semifinales tras saltarse una puerta en su primera bajada. En otras aguas, las de la piscina, no hubo ninguna buena noticia. Chaparrón de eliminados, marcas pobres y la inquietud de no saber hasta qué punto los baños de Mireia Belmonte en 400m libres y 200m estilos son un descanso medido o una constación de su realidad. 

En la piscina, por cierto, se escucharon al final de la jornada los pitos a Yulia Efimova, la bracista dos veces positivo por dopaje. El público celebró la victoria de la joven estadounidense Lilly King en los 100m como si fuera brasileña en una batalla del bien contra el mal. La rusa, eso sí, se colgó una plata cuando hace una semana estaba fuera de Río hasta que el TAS hizo caso a su petición y le abrió la puerta olímpica, y despertó la animadversión de sus rivales, la misma que sufre el chino Sun Yang, vencedor en los 200m libres, y también con un pasado oscuro. Más aplausos cosecha el gimnasta Kohei Uchimura, que llevó a Japón a la victoria en la final masculina por equipos con más de 15 puntos en cinco aparatos. Es su primer oro olímpico por equipos, una cuenta pendiente de 2012, cuando se quedó con las ganas de dedicarle una alegría a su país tras el terremoto del año anterior.