Miguel Alvariño, el gallego de 22 años que ha revolucionado el tiro con arco español, el chico apegado a su tierra que se niega a viajar a Madrid a entrenarse con más medios y prefiere lanzar una flecha tras otra en As Pontes, su pueblo de La Coruña, desde donde ha asaltado el top 10 del ranking mundial, se despidió este martes de su sueño de ganar el oro en Río, como repetía con deseo siempre que le preguntaran. Si el sábado no pudo ni siquiera lograr el diploma por equipos al caer ante Países Bajos, en el cuadro individual se topó con uno de los coreanos campeones olímpicos en conjunto en dieceseisavos. Una misión casi imposible.

El gallego partió con la desventaja de su mala calificación del viernes, lo que le emparejó con rivales que estuvieron más acertados ese día. Sin embargo, el francés Lucas Daniel no le supuso un obstáculo. Le derrotó 6-0 (victoria por tres sets) con cuatro 'dieces' en las últimas seis tiradas (26-23, 29-28, 29-27). Se las prometía felices Alvariño hasta que apareció en la siguiente ronda el coreano Seungyun Lee, el hombre que le precede en el ranking mundial.

Al coreano no le tembló el pulso mientras el gallego firmaba un comienzo para olvidar. "La presión que me ejercieron los gritos del entrenador coreano me influyó, estaba nervioso y después fue difícil remontar", explicó después a la Cadena Ser. Unos nervios que le llevaron a fallar hasta seis flechas en la segunda tanda del segundo set. Con 27-28, 23-20, 29-29 y 27-29 al Robin Hood de As Pontes se le quebró el sueño olímpico. Un motivo para continuar lanzando flechas y no retirarse del deporte, como se planteaba, en busca de un mejor día en los Juegos Olímpicos de Tokio dentro de cuatro años.