Por un momento pareció que el Arena Olímpica de Río se iba a convertir en el pabellón del OAKA de Atenas 2004 cuando el público se levantó para protestar la nota del estadounidense Paul Hamm que cambiaba un medallero. Ocurrió al final de la competición individual de gimnasia, cuando el gran favorito Kohei Uchimura, certificó su segundo título olímpico consecutivo, algo inédito desde 1974, y mantuvo una racha de imbatividad entre Mundiales y JJOO que se remonta a 2008 gracias a una polémica puntuación de su máximo rival, el ucraniano Oleg Verniaiev, en la barra fija. Sin embargo y contra todo pronóstico, el Europeo asumió su derrota y el público aplaudió el segundo oro del japonés tras el conseguido el lunes por equipos.

Uchimura ganó una final de tremendo nivel (cinco gimnastas con más de 90 puntos) por una décima escasa, una distancia irrisoria en este deporte. Terminó con 92,964 frente a los 92,266 de Verniaiev, que estuvo a punto de provocar una de las grandes sorpresas de los Juegos Olímpicos. El ucraniano ya sorprendió en la calificación del sábado, cuando terminó por encima del japonés y se postuló como un rival. En la final llegó al último aparato, la barra fija, en ventaja, pese a empezar por debajo en el suelo, como era de esperar. Se trataba del mejor aparato del asiático (15,766) y del peor del europeo (15,033).

Verniaiev no se inmutó. Es cierto que tenía una ventaja sobre Uchimura. En la final por equipos, no tuvo que liderar a Ucrania, última, y solo se subió al caballo con arcos y a las paralelas, mientras el japonés pasó por los seis aparatos. En realidad, era su tercer concurso completo en seis días, un reto física y mentalmente exigente. En el caballo con arcos no pudo estar a la altura de las anteriores ocasiones (14,900) y en anillas puntuó por debajo del lunes (14,733).

En cualquier caso se trataba de los dos aparatos más flojos del gimnasta más completo del mundo, pero menos potente de brazos que el ucraniano, que tomó ventaja tras las tres primeras rotaciones (15,533 y 15,300). La competición se sucedía entre la emoción, con uno actuando detrás de otro en cada aparato, pero el duelo tuvo invitados.

El británico Max Whitlock dio a Gran Bretaña su primera medalla en este siglo en la prueba. Es el líder de un equipo que aguanta en la élite aprovechando la estela de los Juegos de Londres. Aguantó por delante Uchimura y tuvo las mismas cuatro puntuaciones por encima de 15 puntos que él. Al final consiguió el bronce, pese a las excelentes paralelas del ruso David Belyavskiy (15,933).

Verniaiev deslumbra en las paralelas

Uchimura comenzó a remontar en el salto, donde su entrada lateral y su doble pirueta y media superó por poco al 'Dragulescu' de Verniaiev, un doble mortal adelante con medio giro que clavó. Las paralelas volvieron a impulsar al ucraniano en su mejor aparato con la mejor nota de la noche (16,100). Poco importó su pequeño salto en la salida porque la dificultad era máxima. El japonés se atrevía con menos y tampoco estuvo perfecto (15,600).

La diferencia de dificultad, de seis décimas, iba a ser decisiva en la polémica barra final. Uchimura logró una gran altura en la primera suelta y clavó la salida. Se llevó 15,800 puntos y si no consiguió más se debió a alguna pequeña parada en el progreso de su ejercicio. Se resarció así de su caída en la calificación, que le dejó con la peor nota (14,300).

Más pareció merecer Verniaiev, que trastabilló algo en la salida pero ejecutó dos sueltas y cambios de dirección sin problemas. La nota sorprendió: 14,800 puntos. Era la peor nota del ucraniano, suficiente para perder por una uña. No se inmutó porque ganó su primera medalla olímpica y aún aspira a más en las finales de paralela, salto y la misma barra.