Hay que remontarse a los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 y a la hipermusculada y probablemente dopada Florence Griffith-Joyner, la americana que estableció unos récords en la velocidad aún imposibles de batir, para recordar a una velocista en lo más alto del podio olímpico de los 100 y de los 200 metros. Una estadística que explica la alternancia de atletas que han dominado cada una de las distancias sin imponerse totalmente sobre ambas.

Ni siquiera Shelly-Ann Fraser-Pryce, la atleta más consistente en la última década en las dos pruebas ha podido lograrlo. Solo estableció su doble ley en el Mundial de Moscú 2013. Hasta este miércoles en Río, cuando la también jamaicana se impuso en la prueba larga con un trazado de la curva formidable. Venció en 21,78s y no se lo creyó hasta que no lo comprobó en el marcador. Aguantó en la última recta la presión de la holandesa blanca Dafne Schippers (21,88s), la campeona mundial que le derrotó hace un año en Pekín, pero ninguna descompuso su figura. La estadounidense Tori Bowie apretó hasta el bronce (22,15s) y volvió a ceder ante la nueva reina, como el sábado en los 100 metros.

Será campeona olímpica de 100 y 200 metros durante los últimos cuatro años, lo que eleva extraordinariamente el estatus de una atleta que no destaca ni por su musculatura ni por su altura. Se eleva a 1,67m, lo que es una novedad respecto a la pequeña Fraser-Pryce pero no impresiona. Tiene 24 años, un talento tardío que ha despuntado tarde. En un año mejoró su marca en los 200 metros más de un segundo: de 23,23s de 2014 a 21,66s en la final del Mundial de Pekín en el que cedió ante una portentosa Schippers. En los 100m tampoco consiguió bajar la barrera de los 11 segundos, la que distingue a las notables de las sobresalientes, hasta el año pasado. En los Trials de Jamaica de hace mes y medio deslumbró con una marca de 10,70s.

Proviene de la Universidad de Tecnología de Kingston, donde el entrenador Stephen Francis creó en 2001 el club de atletismo MVP (Máxima velocidad y poder) para evitar que los mejores purasangres jamaicanos abandonaran el país. Entre sus creaciones se puede enumerar a algunos de los mejores velocistas y vallistas de la última década:  Asafa Powell, Sherone Simpson, Shericka Williams, Melanie Walker o la propia Fraser-Pryce. Ahora, el éxito le llega con Thompson.

Triplete en vallas

Estados Unidos logró su primer triplete femenino en el atletismo olímpico. Aún sin la reciente plusmarquista mundial de los 100 metros vallas Kendra Harrison, que se quedó fuera de los Juegos en los 'Trials' antes de pulverizar una marca que sobrevivía desde los años 80, las americanas consiguieron imponer su dominio en la prueba predilecta con la victoria de Brianna Rollins (12,48s), escoltada por Nia Ali (12,59s) y Kristi Castlin (12,61m). Rollins dominó la carrera desde la primera valla y Ali se dedicó a seguir su sombra. Castlin se repuso de una mala primera parte de carrera y emergió en los últimos metros para cerrar la barrida.

Estados Unidos encontró también el oro y la plata en el foso de longitud, donde una veterana como la también velocista Tiana Bartoletta consiguió su primer título olímpico y batió su marca personal (7,17m) a los 30 años. La rápida saltadora también ganó su segundo Mundial el año pasado, diez años después de imponerse en el primero en Helsinki 2005, cuando no estaba casada y se apellidaba Madison. Su quinto salto la colocó en cabeza. La desgarbada Brittney Reese, vencedora en Londres, no pudo superarla en el último intento por solo dos centímetros (7,15m). Las dos acabaron pasando a la regular serbia Ivana Spanovic, siempre tan competitiva que este año cambió su vuelo entre la batida y la arena y encontró en Río el premio del récord nacional (7,08m) y el bronce.

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Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz