La lencería de la buena suerte
La tradición asegura que para tener un año cargado de amor y de buena suerte hemos de llevar ropa interior roja durante la última noche del año. Foto: Flickr (DearPioneer).

Año nuevo, vida nueva. Este año dejo de fumar. Este año viajaré más. Este año me apunto al gimnasio. Toca decirle adiós al 2014. Y como cada año, empezamos a pensar en las maravillas que nos tiene reservadas el próximo año. Los gimnasios y las academias de idiomas se frotan las manos. Porque de nuevo, estamos decididos a dar un volantazo a nuestras vidas. Porque este año va a ser nuestro año.

Si hay algo que caracteriza a la Nochevieja son sus innumerables tradiciones. Junto con las doce uvas y el champagne, el anillo en la copa o las maletas en la puerta si queremos viajar, una de las que más destaca es la de la ropa interior roja. El rojo es el color de la pasión, por lo que se dice que si queremos un año lleno de amor y de prosperidad es imprescindible que llevemos algo de ropa interior roja. Y si puede ser nueva, mejor. Según manda la tradición, el día 31 antes de medianoche hemos de darnos un baño o una ducha para “limpiarnos” de las malas energías acumuladas durante todo el año. Posteriormente, al salir, hemos de ponernos nuestra flamante lencería roja y mantenerla hasta la medianoche del día siguiente. Y de esta manera, nuestro año vendrá cargado de amor y de prosperidad.

Aunque resulta difícil saber exactamente el origen de la tradición, se cree que data de la Edad Media, cuando el color rojo se asociaba con el demonio, la sangre y la brujería. Este color se convirtió en un tabú para la sociedad de la época, hasta el punto de que se dejaron de consumir alimentos de color rojo, como el tomate, y, a consecuencia de ello, también dejó de llevarse ropa roja. Sin embargo, poco a poco fueron cambiando las concepciones sociales y, no sabemos si por influencia de China o Vietnam, el color rojo pasó a asociarse con el amor. Se empezó a creer que, en invierno, cuando todo era blanco, llevar algo rojo atraía a la buena fortuna, y al estar prohibido, para evitar que se viese, se empezó a usar la ropa interior roja como medio para atraer a la suerte. Y así ha sido hasta nuestros días.

Independientemente de lo supersticiosos o no que seamos, la Nochevieja es siempre una noche mágica, en la que todo, absolutamente todo, es posible. Es el punto de inflexión que marcamos cada año en nuestras vidas, donde nos planteamos qué vamos a cambiar y cómo lo vamos a hacer. Es la última y primera noche del año y como tal, ha de ser memorable. Porque cada Nochevieja es diferente, aunque al mismo tiempo, todas sean iguales. Durante un minuto todo el país se para, y los ojos de millones de personas se quedan fijos en ese gran reloj de la madrileña Puerta del Sol. Se trata de un único minuto mágico en el que lo más importante en la mente de – casi – todos los españoles es sincronizarse para ser capaces de tragar una uva con cada campanada mientras imaginamos qué será lo que el año nuevo tiene planeado para hacernos reír más alto que el año pasado.

Así que, tanto si optáis por cumplir con la tradición como si decidís que el rojo no es vuestro color, esta Nochevieja, como todas las que nos quedan, será una noche para recordar.

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