En la historia del automovilismo de competición existe una fecha que pasó a la historia como el primer precedente histórico de un rally, en el que ya comenzaron a ponerse en juego la simbiosis de la mecánica con la destreza al volante del ser humano. Esa fecha es la de julio de 1894, cuando el periodista Pierre Giffard, del periódico parisino "Le Petit Journal", editado desde 1863 hasta 1944, organizó la primera competición deportiva de coches de la historia: El "Concours du Petit Journal", o lo que es lo mismo la París-Rouen.

Pierre Giffard

Pero para llegar hasta ese precedente debemos recordar que en el desarrollo histórico y tecnológico del automóvil, recorrió las tres fases de los grandes medios de propulsión: vapor, electricidad y gasolina. Desde el año 2000 a.C los caballos y el carruaje eran el medio de transporte con ruedas más habitual, pero con la irrupción de la máquina de vapor todo comenzó a cambiar. Cugnot hizo el primer intento de construcción de un vehículo cuya fuerza motriz fuera capaz de sustituir a los caballos.

Su invento de vapor data de 1796, y aquel "carromato" de Nicolás Gugnot tenía más función de tractor que coche de pasajeros, además de ser demasiado pesado, ruidoso y temible. El segundo fue el triciclo de William Murdock, movido por una máquina de Watt, datada del año 1784; con sus delgadas ruedas y su pequeña chimenea en la parte posterior, en este caso mucho más delicado que el anterior. El tercero fue presentado en 1804 por Oliver Evans; un enorme barco anfibio provisto por una parte, de cuatro ruedas para caminar por tierra, y por otra, de una rueda de paletas que le impulsaba por el agua.

Un curioso caso de coche anfibio o barco carromato. Pero la invención del coche de vapor quedó condenada al fracaso por ser una máquina muy pesada y de difícil conducción. En este tipo de tecnología destacó “La Marquise“, coche con máquina de vapor que podía llegar hasta los 60 km/h. Construido en Francia en 1884, un año antes de la crucial irrupción en el mundo de la experimentación y el avance del automovilismo de Gottlieb Daimler y Karl Benz, que fabricaron sus primeros coches experimentales de gasolina, de la reconocida marca Mercedes-Benz.

París-Rouen: “Concurso de coches sin caballos”

Sin duda aquellos años de experimentación y evolución quedaron condicionados por dos aspectos esencialmente fundamentales: el invento de Dunlop, las llantas neumáticas, y la búsqueda del motor idóneo para relevar la tradicional fuerza motriz de los caballos. Se experimentó con motores de gas, motores eléctricos, motores de gasolina, los ya citados de vapor… Quizás por ello eventos como el de la París Rouen cobran tanta valía histórica en el mundo del motor, pues los mecánicos, inventores y conductores encontraron que era la mejor forma de probar sus creaciones, sus evoluciones.

Poniendo en valor y en un recorrido de varios trazados la manejabilidad, la capacidad, la velocidad, la fiabilidad y la calidad de la mecánica. Denominado aun como “Concurso de coches sin caballos”, se llegaron a inscribir hasta 102 competidores, que pagaron los diez francos estipulados para poder formar parte de la carrera, pero solo llegaron a participar en la prueba definitoria de París a Ruán de 126 km. los 21 con los mejores tiempos acumulados.

La carrera se inició el 18 de julio de 1894 en Neuilly-sur-Seine, con una gran exposición pública de los vehículos. El evento despertó gran expectación y congregó a numeroso público, que no quiso perderse las evoluciones de aquellos primeros coches de la historia. Veintiséis vehículos tomaron parte de esta primera etapa. Durante los tres días posteriores se celebraron pruebas eliminatorias consistentes en trazados cronometrados, concluyendo con una prueba final para la que se clasificaron los ya veintiún vehículos citados.

La reglamentación de la prueba sin duda redactada por el buen juicio y conocimiento de Giffard, constituye todo un precedente en la historia del automovilismo, pues existen a día de hoy reglas aún vigentes respecto a aquella primigenia mecánica de competición. No en vano era una prueba por tiempos y el ganador era el que sumaba los mejores tiempos en los diferentes tramos propuestos por la organización de la carrera. Cada conductor debía conducir un coche con dos plazas mínimo, siempre acompañado de un comisario de carrera que calificaba del 1 a 20, quedando descalificados todos aquellos que tuvieran una puntuación por debajo de 16.

Gottlieb Daimler y su motor de propulsión

Foto: https://www.mercedes-benz.com (Gottlieb Daimler)

La carrera concluyó el domingo 22 de julio de 1894, desde las 7 am, los vehículos alineados en la parrilla de salida en la Porte Maillot, en el distrito parisino de Neuilly sur Seine, situado justo al lado del Bois de Boulogne. El inicio en el bulevar Maillot estaba prevista para las "8:00 " El tractor de vapor del Conde de Dion con su remolque de un solo eje de pasajeros en el remolque fue el primer vehículo en tomar la salida, siguiéndole los demás en intervalos de 30 segundos.

Debido a que el trazado no había sido debidamente acordonado, la circulación resultó un tanto caótica ante la masiva presencia de espectadores e incluso de vehículos que no formaban parte de la competición. El tráfico resultó pesado, pero era un espectáculo ver al convoy flanqueado por ciclistas y vehículos de tracción mecánica, entre ellos Gottlieb Daimler y su hijo Pablo, que estaban siguiendo con entusiasmo este histórico día tan importante para su motor de propulsión.

Respecto a ello existe una manifestación del propio Daimler de lo que sintió en aquella histórica mañana: "Era muy bonito ver coches de carreras, de diferentes, tipos y tamaños. Carruajes de vapor pesados ​​con remolques con ruedas enormes, compitiendo con otros más ligeros de tres ruedas a vapor, y estos a su vez con los coches con motor de gasolina.

Fue un curioso espectáculo ver tipos de vehículos diferentes compitiendo unos contra otros: los fogoneros en los pesados vehículos de vapor, chorreando de sudor y cubiertos de hollín, trabajando duro para echar el combustible; los conductores de los pequeños de tres ruedas a vapor con un ojo vigilante sobre el nivel de presión y el agua en la pequeña caldera tubular, hábilmente montado y regulando la salida de aceite; y luego, en contraste con todo lo anterior, los conductores de los coches a gasolina y parafina sentados tranquilamente en el asiento del conductor, accionando una palanca de vez en cuando, como si fueran simplemente en un viaje de placer - una imagen totalmente peculiar de contrastes que ha permanecido conmigo desde entonces ".

Foto: http://www.mercedesbenz.com

Desde París la ruta los llevó a Mantes, donde los competidores se detuvieron para almorzar. 17 de los 21 coches que salieron de París cruzaron la línea de meta en Rouen, 9 de ellos equipados con los motores de Daimler. Pese a que el primero en cruzar la meta fue el conde de Albert de Dion, que llegó a las 17:40, no fue proclamado vencedor, porque en las reglas de la carrera se especificaba claramente que estaba prohibida la participación de un mecánico de viaje o un asistente técnico, como un fogonero. Que en este caso era nuestro viejo conocido Nicolás Gugnot, que fue su asistente mecánico durante la carrera. Siete de los veintiún coches eran a vapor Como ya hemos citado el primer coche conocido utilizaba un motor a vapor y, en 1900, casi el 50% de los automóviles tenían este tipo de motor.

El ganador fue el motor Daimler de dos cilindros en V con una velocidad promedio de 32 kilómetros. Se recompensaba igualmente en fundamento a tres criterios muy concretos "seguridad", "manejabilidad" y "tecnología relativamente barata". Dos coches Peugeot fueron los siguientes en cruzar la meta con 2,6 kW (3,5 CV) Daimler (Albert Lemaitre / 17:45, Auguste Doriot / 17:50) y otros dos vehículos Panhard Levassor, también impulsados ​​por motores de Daimler (Paul Panhard / 18:03, Emile Levassor / 18:30).

El premio de 5.000 francos fue compartido entre Lemaître en su Peugeot y René Panhard en su Panhard. Ambos con motores de dos cilindros "Système Daimler". El ingeniero Emile Roger, a partir de un vehículo Benz con una potencia de 3,7 kW (5 CV), fue el 14 al cruzar la línea de llegada. Recibió quinto premio de la "Petit Journal", respecto a ello hay que comentar que la fiabilidad del Benz allanó el camino para la tradición única de 120 años de Mercedes-Benz en la legendaria historia del deporte del motor.

El desarrollo y el nacimiento del deporte motor

De este histórico evento, de este rally del siglo pasado, surgieron una serie de nombres que comenzaron a ostentar los primeros puestos en posteriores competiciones, que resultaron muy relevantes en la evolución de la mecánica, y los motores. En realidad el que ganó en esta competición fue el motor de combustión rápida, que triunfó como sistema de propulsión para vehículos de motor. El vehículo de motor impulsado por el motor Daimler demostró su superioridad sobre los vehículos para carretera con otros sistemas de propulsión.

Un momento sin duda crucial en la historia del automovilismo. No fue una carrera de velocidad, sino de fiabilidad, seguridad, y viabilidad económica, absolutamente esclarecedora para los constructores. El "Concours du Petit Journal", para encontrar el vehículo más fiable adquirió una dimensión que va más allá del deporte, pues se trató de la redefinición de la movilidad en la carretera. El concurso fue diseñado para ayudar a lograr una de las grandes tareas sin resolver al que se enfrentaban los ingenieros.

A finales del siglo 19, la inventiva humana, que en menos de 100 años había creado la energía de vapor, gas, electricidad y otros tipos de propulsión, todavía no había encontrado un proceso mecánico para la sustitución de caballos para la propulsión de vehículos. Visto desde esta perspectiva, la carrera de París a Rouen marcó tanto el nacimiento del deporte del motor como el final de la competencia entre los distintos sistemas de propulsión, saliendo sin duda un ganador: el motor Daimler de gasolina.

De aquí surgieron los mayores constructores de automóviles de turismos, por tanto el valor de este tipo de competiciones en el desarrollo tecnológico fue crucial y, de ahí que la París-Rouen sea sin duda un evento histórico de culto para todo apasionado del motor que se precie de ello. No en vano la creación del automóvil fue una de las grandes manifestaciones de La belle-epoque, período que abarca desde fines del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial (1914), caracterizado por un transitorio bienestar económico, producto de los avances tecnológicos y científicos de la época. Y el automóvil y, la histórica carrera París-Rouen insignes notarios de un tiempo en el que comenzaron a rugir los motores.