Cuando decides que quieres dedicar tu vida a ser piloto de motociclismo, esa decisión entraña una serie de variables que te acompañaran durante toda tu trayectoria deportiva. Dichas varaibles pueden ser de diversa índole, pero la presión quizás sea la más difícil de sobrellevar para cualquier piloto. Normal, te subes a una moto y te pones a más de 200 km/h frente a un sinfín de rivales con las mismas ganas de comerse el mundo que tú. No es fácil. Si la presión puede asfixiarte, más aún si tienes que llevar encima la carga de ser el hermano de Valentino Rossi, probablemente el mejor piloto de la historia. Eso es lo que le sucede a Luca Marini, que corre con el apellido de su madre para intentar que esa presión disminuya. 

Marini, que nació en el año 1997, está disputando el Campeonato de España de Velocidad (CEV), de la mano del equipo que gestionan de manera conjunta Jorge Martínez-Aspar y su hermano Valentino Rossi. A pesar de que el piloto apunta maneras, los resultados no le están acompañando en esta su primera temporada al máximo nivel de competición. Y es que el nivel de exigencia del CEV es altísimo, algo que están acusando muchos pilotos, entre ellos el propio Marini. Llegados al ecuador del campeonato tras la última cita en Albacete, Marini figura en el 17º puesto de la clasificación general, con solamente 16 puntos en su casillero

Muchos son los que apuntan a que los acontecimientos se precipitaron alrededor de Marini. La pasada temporada, con apenas rodaje, debutó como wild-card en el Mundial de Moto3, y el resultado fue una caída en la primera vuelta. No con eso, la espiral de presión ha seguido aumentando este año en el CEV, donde su mejor resultado ha sido un décimo puesto en la carrera de Le Mans. Toda esta situación lo que evidencia es que no se ha tenido paciencia con Luca Marini, y eso se está viendo en su rendimiento. Como piloto joven necesita ser mimado y enseñado por sus mayores para llegar a lo más alto, y quizás ese sea el camino que deba tomar el italiano, centrarse en mejorar carrera a carrera, seguir haciendo kilómetros, y olvidarse de las expectativas que se tengan de él y de la sombra de su hermano

En ese sentido Marini cuenta con los mejores apoyos. Por un lado, Jorge Martínez-Aspar, uno de los jefes de equipo que mejor sabe cómo tratar a los pilotos jóvenes como Marini, y que a buen seguro ayudará en su andadura. Y evidentemente Valentino Rossi, una inspiración cercana que todos los pilotos desearían tener. Pero debe mirarle como un consejero y como el hermano que es para él, no como nada más. Si Marini logra cumplir estos objetivos, triunfará en el CEV y en el Mundial de motociclismo. Italia necesita pilotos como Marini, pero sobre todo se necesita a sí mismo, porque al final el que se sube encima de la moto cada fin de semana es él. 

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Sobre el autor
Diego De Arístegui
Universidad Carlos III de Madrid. Las motos son signo de mi identidad y de mi escritura.