España, como todo el mundo sabe, está siendo la gran potencia mundial del motociclismo en el siglo XXI. Y es que, desde 2003, se han consechado hasta 16 títulos mundiales (de 33 posibles), incluyendo un dominio tiránico de la categoría reina en el último lustro, algo que era impensable en este país hasta la llegada de esta magnífica generación de pilotos.

Este dominio hizo que muchos pilotos extranjeros decidieran venir a España a comenzar sus carreras deportivas en el Campeonato de España (CEV), como fue el caso de Stoner, Bradl o Redding y, más recientemente, de la gran sensación del campeonato: Fabio Quartararo, de nacionalidad francesa, pero que lleva varios años en España curtiéndose como piloto.

A finales de la pasada temporada, viendo el enorme éxodo de pilotos desde el extranjero que venían al CEV, se decidieron tomar medidas. La primera, cambiar el nombre del campeonato: FIM CEV Repsol (incluyendo siempre por delante el nombre de la Federaración Internacional de Motociclismo). La segunda: incluir, por primera vez en la historia, carreras fuera de España (Le Mans y Portimao), a fin de hacer más popular este campeonato por otros países de Europa, reclamando más pilotos.

Esta medida ha tenido unas consecuencias más que sorprendentes. El campeonato ha tomado tintes demasiado internacionales, haciendo que el himno español deje de sonar tan a menudo. Es curioso, pero los españoles dominan más el Mundial que el campeonato, en principio, nacional. De las tres categorías principales, en dos de ellas hay un líder extranjero (Quartararo y Raffin) y más de la mitad de las victorias han ido a parar a pilotos extranjeros.

Los extranjeros dominan el campeonato

Empezando por Moto3, la categoría estrella del campeonato, que era dominada históricamente por jóvenes pilotos españoles que exponían su talento previo al Mundial, está siendo arrasada por la tiranía de un joven francés, Quartararo, que ya ganó el año pasado. Ha vencido en cinco de las siete carreras disputadas, dejando sólo las migas para Jorge Navarro (ganador en Albacete) y María Herrera (en Jerez).

En Moto2, el dominio extranjero es incluso mayor. Salvo la victoria inicial de Edgar Pons (beneficiada por la caída de Porto y Raffin), el resto de carreras han sido dominadas por el suizo Jesko Raffin, que se está dando a conocer esta temporada. Un ejemplo claro de lo que está sucediendo: piloto extranjero de gran talento que no encuentra me escaparate para relucir su talento que el CEV.

En la nueva categoría de Superbikes, el dominio extranjero no es tan aplastante. Si bien el hombre que ha ganado más carreras este año, Kenny Noyes, cuenta con la doble nacionalidad estadounidense-española, es el español Iván Silva quien comanda la clasificación general a falta de la mitad de la temporada.

Sólo seis victorias españolas en 18 carreras

En total, doce victorias extranjeras en 18 carreras (contando a Noyes como extranjero). Dos terceras partes. Teniendo en cuenta que en el Mundial estos datos son exactamente al revés, llama mucho la atención. ¿Se ha conseguido abrir las fronteras? Sí, y ha sido todo un éxito. El nivel del campeonato ha subido el nivel, con pilotos de más nacionalidades. ¿Se ha perdido la esencia de la escuela de pilotos españoles? Es una respuesta más subjetiva. Ya nunca será lo que fue, el escaparate de jóvenes y talentosos pilotos españoles. Pero, por contra, al tener mayor nivel, los pilotos que consigan ganar y llegar al Mundial a través de esta vía, lo harán mejor preparados.