No para el campeonísimo Johann Zarco. Con la ambición propia de uno, se subió a la nueva moto dispuesto a quitarse la espina de Valencia. Allí no consiguió brillar, ni siquiera hacerse hueco, acabando séptimo en la última carrera después de protagonizar un año dorado. Se le olvidaron las malas sensaciones en estos test realizados esta semana en Cheste, ya que se reencontró con su Kalex alzando el vuelo.

148 vueltas rodó para volver a ser Zarco. No se centró en los tiempos, pues le interesaba más desarrollar la moto, pero aún así rodó bajo el récord del circuito. Un reto para ellos en esta pista: "Estos dos días en Valencia eran una buena prueba para nosotros, sobre todo teniendo en cuenta que no hemos tenido un buen fin de semana aquí durante el GP. Nunca me sentí muy cómodo sobre la moto, pero el lunes conseguí ser más rápido y mejoré mis sensaciones con ella. Esto me ha permitido estar más relajado mentalmente".

Puede despedirse de la acción tranquilo el francés. Lo ha dejado todo hecho: "Hemos estado trabajando en diferentes aspectos de la moto. Después de un año de experiencia, no necesitábamos tanto centrarnos en los tiempos sino trabajar más en comprender mejor la moto". Aún así, supo encontrar la pega, preocupándose ya por el mundial que se avecina el próximo año: "Tenemos que ver qué ajustes son los mejores y estar preparados para las diferentes condiciones que se producirán el próximo año. Esto es lo que hemos estado trabajando".

Lo que se dice un no parar. Al menos, la climatología acompañó el trabajo: "Las condiciones fueron muy buenas; estaba soleado y no hacía nada de viento". Con ello, se quitaron de en medio su asignatura pendiente, Valencia: "Finalmente conseguimos hacer un buen tiempo, lo que nos permite marcharnos a las vacaciones de invierno con una sonrisa en la cara". Se lo ha ganado Johann Zarco.