El pasado fin de semana se tuvo la suerte de asistir a uno de los grandes premios más emocionantes de los últimos años, y culpa de ello lo tuvo la categoría de Moto3, cuyo desenlace se iba a decidir de la mejor manera posible, el campeón sería el primero que cruzase la línea de meta. La suerte se alió con Maverick Viñales, que alcanzó el ansiado título tras una carrera trepidante hasta la última curva. 

Con Luis Salom fuera de combate tras su caída en la curva 5 del trazado valenciano, la lucha quedó entre Viñales y Rins, con el resultado que ya se sabe. Mientras Viñales se llevaba las manos a su casco tras ver lo que acababa de lograr en ese momento, Rins encajó la derrota como pocos pilotos podrían haberlo hecho a su edad, y más si se tienen en cuenta los precedentes de toda la temporada, donde la igualdad fue la nota predominante en cada circuito, hasta que se llegó a la traca final de Cheste. 

Pese a la compostura y el temple que mostró el piloto barcelonés del Estrella Galicia tras ver cómo se le escapaba el Mundial por apurar demasiado en la curva Adrián Campos, en su cabeza rondaba otro pensamiento que, al igual que el título, se había difuminado tras el resultado de la carrera. Álex Rins tenía un preacuerdo con uno de los equipos punteros de Moto2 para dar el salto a la categoría intermedia la temporada que viene, el Marc VDS Racing. Para poder lograrlo tenía que ganar en Valencia, y ser campeón del mundo, pero no ocurrió. De haberlo conseguido seguiría los pasos de sus más directos rivales esta temporada, Viñales y Salom, que se enrolarán en las filas del HP Tuenti Racing de Sito Pons. Los caprichos del destino quisieron esta vez que el pupilo de Alzamora continue su proyección como piloto en Moto3. 

Favorito con todas las letras

Nadie puede subestimar el talento y la madurez como piloto que ha demostrado Rins en su segunda temporada en el Mundial, a la que sólo le falto el título final para completar una campaña absolutamente perfecta. A tenor del nivel de pilotaje que ha blindado el 42, gran parte del paddock le verá como el principal candidato a llevarse el Campeonato del Mundo la próxima temporada, aunque todavía ni él sepa si será a lomos de la nueva Honda Moto3 que parece será un bombazo en la parrilla, o con KTM, que tan buenos resultados le ha proporcionado a Rins este año. 

Ahora se entra en el debate de qué habría sido lo mejor para el piloto del Estrella Galicia, si haber subido a Moto2 tras haber hecho los mismos méritos que Viñales y Salom, o quedarse en Moto3 para quitarse la espina de este año y subir a Moto2 siendo mejor piloto. Es difícil establecer una opinión en este sentido, aunque de lo que sí se puede estar seguros es de lo poco agradable que tiene que resultar plantarte en la última carrera de la temporada con dos factores de presión rondando la cabeza de un piloto de 17 años: la posibilidad directa de ser campeón del mundo de Moto3 y la opción, en caso de salir victorioso, de subir a Moto2 para competir con mejores pilotos y motos totalmente diferentes.

Por otro lado, seguro que Rins está tranquilo por la nueva situación que va a afrontar de cara al próximo año. Ha demostrado en sus dos temporadas como piloto del Mundial el verdadero talento que atesora, por lo que en su tercera andadura en Moto3 solamente ha de centrarse en concretar esas maravillosas sensaciones que todos los aficionados tenemos sobre él proclamándose campeón del mundo. Seguro que lo conseguirá.