Los aficionados en general disfrutan al ver la rivalidad entre deportistas fuera y dentro del propio escenario de la competición. En muchos casos, esta competencia engrandece al deporte. Hay rivalidades históricas y duelos que han hecho del motociclismo un deporte especial. Enfrentamientos en la pista que trascienden de lo meramente deportivo, para llegar a ser motivos personales.

Rivalidades históricas

Existen rivalidades tan históricas que resultaría casi imposible comprender el deporte de las dos ruedas sin ellos. Uno de los más recientes y muy nuestro, el enfrentamiento que distanció a Lorenzo y Pedrosa durante años desde que coincidieran en la categoría de 250cc. Sus duelos dentro y fuera de la pista trascendieron no sólo en lo deportivo, sino de sus propias personas, cuando fueron sus respectivos managers, Alberto Puig y Dani Amatriain, quienes entraron al trapo con cruces de declaraciones entre ellos. Las asperezas se han ido limando poco a poco y en la actualidad, mantienen una relación bastante cordial.

Enfrentamientos en la pista que trascienden de lo meramente deportivo para llegar a ser motivos personales.

Valentino Rossi ha sido otro de los protagonistas de estos enfrentamientos. El de Tavuglia ha vivido en sus propias carnes dos rivalidades diferentes. Por un lado la que le enfrentó a Max Biaggi cuando el Doctor era un recién llegado. Cuando Rossi empezaba en 125cc, el romano iba camino de conquistar su tercer título en 250cc. A pesar de ello, un día Valentino fue preguntado por si quería ser el nuevo Max Biaggi, pero el joven piloto contestó que él sería más grande. A partir de ahí, los dos italianos pasaron a ser enemigos públicos. La otra escisión motociclística de Rossi fue junto a Sete Gibernau. Ambos mantenían una buena relación hasta que el equipo del español acusó al del italiano a Dirección de Carrera de ensuciar el puesto desde donde tenía que salir El Doctor al día siguiente. A partir de ahí, división histórica y el ya famoso Mundial número ‘Sete’ de Valentino.

Estos sólo han sido unos de tantos capítulos en las rivalidades del motociclismo. Pero los ha habido y muchos a lo largo de la historia. Spencer - Roberts, Schwantz - Rainey, Read - Agostini, Roberts - Sheene, Doohan - Criville, el propio Rossi con Stoner y la última protagonizada por Lorenzo y Márquez que promete tener continuidad el próximo curso.

Viñales - Salom - Rins, un trío histórico

Pero en el motociclismo no todo son enfrentamientos y hostilidades. Este año hemos vivido el claro ejemplo de que cuando los pilotos se bajan de la moto y se quitan el caso, la rivalidad puede desaparecer y dar paso a algo más grande que todo eso: el respeto y la admiración. Si la parte negativa de la rivalidad es para admirar, la positiva es simplemente extraordinaria. El ya concluso Mundial de Moto3 ha vivido uno de los episodios más bonitos que se recuerda en cuanto a rivalidad y espectáculo. Maverick Viñales, Luis Salom y Álex Rins han protagonizado un año digno de guardar en la memoria motera de por vida.

Han tenido que ser estos tres jóvenes pilotos los que hayan dado durante toda la temporada un ejemplo de deportividad impropia de su condición y edad. Y es que Salom de 22 años, el mayor de los tres, Viñales con 18 y Rins que aún no los ha cumplido, también sienten la adrenalina cuando aceleran sus motos en cada trazado, al paso de cada curva, en cada adelantamiento, pero ello no les ha impedido respetarse mutuamente al final de cada carrera. A pesar de su juventud, han demostrado que la rivalidad en la pista no está reñida con el respeto fuera de ella.

Durante este año, los tres pilotos españoles han acaparado los focos al ser los grandes protagonistas carrera tras carrera. De los 51 podios posibles, han estado presentes en 41, tan sólo han cedido 10 en todo el Campeonato. En lo deportivo no se les podía pedir más. Llegaron a la última carrera en Valencia con una diferencia de 5 puntos entre los tres y el Mundial se decidió en la última curva, de la última vuelta, de esa última carrera. En lo deportivo, ha sido un espectáculo en 17 capítulos inolvidables.

Campeones en la pista, caballeros fuera

Esos resultados han hecho que los focos también se giren hacia ellos fuera de la pista. Después de cada carrera, los pilotos tienen que comparecer ante los medios en el parque cerrado para dar sus impresiones. También son protagonistas en las ruedas de prensa previas a cada Gran Premio. Y por supuesto no hay que olvidar las redes sociales, que hoy en día son el gran altavoz de los deportistas. En cada declaración se ha podido percibir esa tan admirada deportividad que les hace aún más grandes de lo que ya son.

Como ejemplo más reciente y probablemente el que haya llamado más la atención, lo ocurrido este último fin de semana en el Gran Premio que ha acabado coronando a Maverick Viñales como campeón de la categoría. Al finalizar la carrera y ya ante los micrófonos, los tres tuvieron un recuerdo para sus compañeros. El primero, el campeón, que quiso felicitar a Álex Rins por la carrera que habían realizado. En este sentido, Viñales ha sido un claro ejemplo en cada carrera, ya que al finalizar, le fuese mejor o peor, ha resaltado casi siempre lo bien que se lo ha pasado encima de la moto, compitiendo con sus dos compañeros. Y no le ha temblado la voz a la hora de felicitar a Salom y Rins cuando han quedado por delante de él, como ocurrió en Mugello.

Si la felicitación de Viñales a Rins resulta admirable, no lo es menos que, precisamente el que acababa de perder la oportunidad de coronarse Campeón del Mundo en la última curva, cuando le preguntaban por cómo estaba después de ese momento, contestase con un “super contento”. Porque ese es Álex Rins, el chico que se siente feliz “porque aunque no podamos haber conseguido el título hemos hecho un año brillante, luchando siempre en cada carrera con los mejores”. Eso es lo que siente un chaval de 17 años al finalizar la carrera donde se le escapa el Mundial. Porque cuando compites con los mejores, son tus propios rivales los que te hacen más grande.

Por desgracia Luis Salom no pudo estar presente en ese final de carrera histórico en que sus dos compañeros se jugaron el Campeonato. Que los tres hubiesen estado en esa curva y en esa entrada a meta hubiese sido el final más esperado y merecido de todos. Pero no pudo ser, el mallorquín perdió su oportunidad cuando se fue al suelo. Aún así, Salom dejó para el recuerdo las declaraciones que quizá resuman mejor lo que ha significado esta temporada para Viñales, Rins y él mismo: “Los tres hemos hecho una temporada genial. Quiero dar las gracias a Maverick y Álex porque me han hecho crecer como piloto”. Esa es la clave, el rival te hace más fuerte y es el que te hace crecer. Salom y Rins, todavía sobre la pista del Ricardo Tormo, se felicitaron mutuamente fundiéndose en un emotivo abrazo.

Los tres han protagonizado ese mismo espíritu en las redes sociales, donde han intercambiado mensajes a través de Twitter dejando patente su respeto y agradecimiento, dentro de una rivalidad sana y puramente deportiva.

Han sido un ejemplo a seguir, dentro y fuera de la competición. Maverick Viñales es el que se ha llevado el Campeonato Mundial, él será el que pase a la historia como el campeón de 2013. Pero nadie va a olvidar lo que hicieron estos tres pilotos durante una temporada inolvidable. Tres rivales que han aprendido entre ellos lo que es luchar sobre una moto y que en esa lucha han crecido y se han hecho grandes. En lo puramente deportivo auténticos genios, en lo personal, unos señores. Caballeros sobre la moto, campeones en la pista.

Fotos: EFE (las dos primeras), Europa Press y Motociclismo.es