No ha sido un inicio fácil para Álex Márquez en 2014. Muchos le daban como, junto a Rins, principal favorito al título de la cilindrada pequeña. Y su rendimiento ha estado a la altura, pero no así la suerte, que no le ha acompañado. Una caída en la última vuelta en Austin (yendo tercero), y otra en Mugello, donde fue arrollado por Miller, le lastran en la general del campeonato. Son 32 puntos de desventaja con Miller, que podrían reducirse a menos de diez si la suerte hubiera estado de su parte.

La última victoria en Montmeló puede haber sido su punto de inflexión. "Venimos de una victoria en casa y de un test del que sacamos buenas conclusiones. Estamos muy motivados, como en cada Gran Premio, y esperamos sacar un resultado positivo", aseguró Márquez, que rompió una racha de 32 victorias seguidas de KTM en Moto3.

El de Cervera sólo ha competido en una ocasión en Assen, el año pasado, y las sensaciones no pudieron ser mejores. Segundo en parrilla, peleó hasta la última curva con el grupo de delante, teniendo que conformarse con la quinta posición. "El año pasado competí por primera vez en Assen, y se me dio bien desde el primer día, porque es un circuito que se adapta muy a mi estilo".

Aun así, el joven piloto de Honda mantiene su discurso prudente: "Que hayamos ido bien el año pasado no quiere decir nada. Este año la moto es distinta, los rivales son otros... No podemos confiarnos", dijo Márquez, que consideró fundamental la meteorología: "Puede ser decisiva, porque suele ser muy cambiante allí".

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