Han pasado cinco años desde el último título mundial de Valentino Rossi. Mucho ha llovido desde entonces. Desde luego, las vistas que ha tenido Rossi en este tiempo han sido de cielo nublado y bastante oscuro, un callejón sin salida del que es posible que alguna vez se le pasara por la cabeza que nunca superaría. Desde 2009, las lesiones, una moto indomable como la Ducati, y el gran rendimiento de algunos de sus rivales le hicieron imposible pelear por las victorias y los campeonatos.

Vayámonos dos años atrás, por estas mismas fechas. Típico mes de julio, nube de rumores, y Valentino en Ducati sin saber qué hacer. ¿Continuar con una contrato estratosférico económicamente hablando pero sin opción a ganar nada a corto plazo? ¿Cambiar de campeonato y buscar la gloria en Superbikes? ¿La retirada? Ninguna de las tres. La puerta de su regreso a Yamaha se abrió de par en par y cuando nadie se lo esperaba. El mal rendimiento de Spies con la M1 hizo que la marca de los tres diapasones prescindiera del tejano y encontrara en el mago de Tavullia el mejor piloto que había en el mercado: la vuelta a Yamaha, el retorno a la convivencia con Jorge Lorenzo, una vez superado su conflicto particular.

La euforia se desató entre los seguidores del italiano. Tras dos años de travesía por el desierto, el sueño del décimo título mundial continuaba vivo. Aunque era muy difícil. Rossi iba a competir contra otros tres pilotos que serán considerados en su retirada, en mayor o menor medida, leyendas del motociclismo. El que era defensor del título, Jorge Lorenzo; el aspirante a la corona en su mejor estado de forma de su carrera, Dani Pedrosa; y el mayor talento que ha visto nacer el motociclismo desde la eclosión del propio Rossi, Marc Márquez.

El italiano dejó destellos de su clase, como su gran carrera en Qatar, imponiéndose a las dos Honda para ser segundo o, sobre todo, la victoria en Assen, el único triunfo no español de 2013 en la categoría reina. Pero fue un espejismo. Su lugar habitual fue el cuarto puesto, tras los tres españoles, que dominaban carrera tras carrera y dejaban al de Tavullia a unos diez segundos de distancia que hacían imposible que peleara por cotas mayores.

Tras esta decepcionante temporada, volvía a abrirse el debate para Valentino. Un debate que, en VAVEL, quisimos profundizar. ¿El ocaso o la reinvención del rey Valentino? Otra temporada similar a 2013 estaría cerca del ocaso que muchos habían dado ya por hecho. El propio Rossi aseguró que si no se sentía competitivo, en Assen tomaría una decisión de su futuro.

Pero el italiano no quería irse sin decir su última palabra. Es bastante probable que no vuelva a ser campeón, visto el nivel de Márquez, pero Valentino quiere pasar sus últimos años en el Mundial dejando su sello, el sello de los elegidos. Para ello se preparó exhaustivamente este último invierno, en especial en el aspecto físico. Ya en los tests de Sepang vimos un cambio en el pilotaje de Valentino Rossi: mucho más descolgado de la moto, mucho más al límite que en 2013. Un genio del motociclismo debe siempre tener un plan B. Si algo va mal, debes adaptarte a los nuevos tiempos, y Valentino lo ha hecho.

De esta forma, se presentó en el circuito de Losail, a mediados de marzo con su objetivo bien claro: volver a ser competitivo. Y vaya sí lo consiguió. A pesar de una mala 'qualy', Rossi remontó en carrera y estuvo cerca de ganar a un gran Márquez que se sobrepuso a su lesión para ganar la carrera inaugural. Valentino había ratificado lo visto en pretemporada: era más agresivo pilotando, buscaba más los límites y, en consecuencia, era más rápido y estaba más cerca de sus rivales.

A pesar de su gran estreno, Rossi no quería lanzar las campanas. Ya había sido segundo en Qatar el pasado año y no significó gran cosa. Tras un decepcionante paso por Austin, donde sólo fue octavo, peleado constantemente con los Bridgestone, Rossi realizó una gran carrera en Argentina. Pese a no llegar al podio, tenía un gran ritmo de carrera y, de no haber hecho la mala salida que realizaó, habría estado en el top-3, probablemente, a la par de Dani Pedrosa, que acabó segundo.

El problema de las salidas, que tanto le penalizó en Qatar y Argentina, fue corregido en Jerez. Salió a cuchillo, entrando en el cuerpo a cuerpo con Márquez, y aguantando el ritmo del de Honda las tres primeras vueltas. Con el de Cervera en otra galaxia, supo imponerse a Lorenzo y, sobre todo, a Pedrosa en un final apretado por la segunda posición. Era la confirmación, Rossi había mejorado.

La buena racha de Valentino no había hecho sino empezar. En Le Mans, Rossi fue uno de los animadores de la carrera. Muy superior a su compañero durante el fin de semana, lideró la mitad de la carrera, aprovechando la mala salida de Márquez. Sin embargo, un error cuando tenía Márquez pegado a su rueda dio vía libre al español para pasarle y poner tierra de por medio.

Muchos pensaban que sería Rossi, y en Mugello, quien cortaría la racha de Márquez. Ya en los libres demostró que tenía un ritmo de carrera muy parecido al de Honda. Pero le penalizó su mala 'qualy'. Sólo pudo ser décimo el sábado. Con una remontada genial, llegó a ser tercero en apenas cinco vueltas, pero Lorenzo y Márquez ya estaban a dos segundos. Insalvable, pese a que tenía su ritmo. Calcaba sus cronos vuelta tras vuelta, pero no podía bajar la distancia. Tercer puesto en casa.

Y llegamos a Cataluña, la carrera en la que tanto Rossi como Pedrosa han estado más cerca de batir al invicto líder del campeonato. Valentino puso el espectáculo durante los dos primeros tercios de carrera, luchando con Márquez y Pedrosa por la victoria. Cuando, a falta de dos vueltas, era segundo tras Márquez, el adelantamiento de Pedrosa trastocó sus planes, como él confesó posteriormente, y sólo fue segundo, ayudado por el toque de Pedrosa con Márquez que le hizo irse largo en una de las curvas finales.

Esa buena suerte que tuvo en Montmeló para superar a Pedrosa se convirtió en pesadilla en Assen. Cuando tenía un gran ritmo para pelear incluso con Márquez, la lluvia hizo acto de presencia. Valentino se la jugó poniendo 'slicks', al contrario que todos (una muestra de que no se conforma, que está motivado con el reto de batir a Márquez), pero le salió mal y, saliendo desde pit-lane, sólo fue quinto.

La última carrera, en Sachsenring, fue, en palabras de Rossi, la carrera más decepcionante de su temporada. Sin ritmo, fue cuarto tras los tres españoles. Un cuarto puesto tan parecido a 2013 pero tan distinto, pues las sensaciones son totalmente opuestas. De hecho, sin la presencia de Márquez, Valentino ya habría ganado cuatro carreras y estaría peleando el título con Pedrosa.

2014 está presenciando la reinvención del rey Valentino. Renovado con Yamaha desde hace unas semanas, sólo se preocupa de dar gas e intentar batir al joven Marc Márquez, algo que, pese a que ha estado muy cerca en un par de ocasiones, aun no ha logrado.

Fotos: fanpop.com, valentinorossi.com y @rossistas