Existe un dicho, de los que las madres repiten a menudo, que reza "cuando una puerta se cierra, una ventana se abre". Aleix Espargaró sabe mucho de esto. El de Granollers ha vivido una carrera deportiva de idas, venidas, subidas y bajadas constantes que en 2015 desembocará, finalmente, en un equipo de fábrica: Suzuki.

Desde que Espargaró llegase por primera vez a MotoGP en 2009, después de correr aquel mismo año varias carreras en el Campeonato de España y en el Mundial de 250cc, el Catalán ha pasado por tres equipos distintos en tres situaciones muy diferentes.

La escudería satélite de Ducati, Pramac Racing, fue su casa durante los dos primeros años. Pero aquella unión no terminó de fraguar, las caídas y la mala fortuna se impusieron en el camino de un inexperto Aleix que se vio obligado a cambiar la MotoGP por una Moto2 en 2011.

Sin embargo, en 2012 llegó el cambio. Jorge Martínez Aspar se subió al carro de las CRT, gracias a un acuerdo con Aprilia que le dio al valenciano una moto que interpretaba perfectamente el nuevo reglamento, y que supuso una gran oportunidad para Espargaró. El catalán aprovechó la calidad de la ART para demostrar que cuando existe una sintonía entre piloto y moto, los resultados son solo cuestión de tiempo.

Aquel año y el siguiente le sirvieron al joven para mejorar su técnica y su manera de comprender las MotoGP, pero sobre todo para ponerse en el escaparate. Los impresionantes resultados que consiguió a lomos de una máquina de segundo nivel demostraron que sus habilidades suplían la inferioridad de la moto, haciendo de él un piloto apetecible a ojos de numerosos equipos.

Tras dos años de éxitos, consiguiendo ser el mejor piloto CRT, llegó un momento crítico. Aspar no quería dejar escapar a la revelación de la parrilla, pero Espargaró estaba cansado de poder ser “solo el mejor CRT”, así que forzó la máquina para poder marcharse del equipo donde tanto había aprendido. Tras varios meses de tira y afloja, consiguió quedar libre, previo pago de su propia cláusula, y llegó al NGM Forward Racing.

Entre experimentos de Dorna por crear un Mundial más económico, la subcategoría de las CRT fue sustituida por las Open, a la que pertenecía la Yamaha del NGM Forward. Las especulaciones llegaron a límites insospechados, la incertidumbre era la única característica segura de estas nuevas motos, y Aleix el piloto perfecto para hacer funcionar el concepto.

Con una centralita distinta a la de los prototipos oficiales, un chasis propio y un motor Yamaha, el de Granollers ha terminad0 2014 con una pole position, un podio (2º), dos cuartos, dos sextos, y nueve posiciones de parrilla entre los seis primeros. Estos resultados superan con creces lo conseguido por el resto de pilotos Open, a quien Espargaró, séptimo clasificado de la general, superó en 45 puntos.

El reglamento otorgaba a los pilotos de estas nuevas motos ciertas ventajas con la intención de avivar la competición. Un depósito más ligero y unos neumáticos más blandos eran las diferencias que el reglamento establecía para ellos. Espargaró entendió estas normas, aprovechándolas y haciéndolas valer a la hora de competir con el resto.

La actuación del piloto catalán, consiguiendo superar en numerosas ocasiones a los prototipos oficiales, le llevó al ojo del huracán. Su nombre sonaba en todos los corrillos, y todos los equipos en busca de manos para pilotar sus máquinas preguntaban por él. Fue entonces cuando llegó la oferta más esperada: la última incorporación oficial a la parrilla de MotoGP, Suzuki, llamó a su puerta.

Tras varios años en segundo plano, yendo de más a menos y aprovechando cada oportunidad, Aleix Espargaró firmó a mediados de la temporada 2014 su primer contrato para competir a lomos de una moto de fábrica. Los japoneses encontraron en él la concentración perfecta de experiencia, habilidad y talento, todas las características que ha mostrado durante las últimas temporadas.

La perseverancia del mayor de los Espargaró le llevó por fin a cumplir el objetivo de todos los que llegan al mundial, subirse a una MotoGP de fábrica, después de muchos años viendo como la suerte le daba la espalda y las oportunidades se le escapaban.

De nuevo, llega a un equipo que presenta muchos interrogantes, con una moto nueva y falta de pruebas. Pero esta situación es, precisamente, donde Aleix Espargaró mejor se desenvuelve, tal y como lleva demostrando desde que se subió a la Aprilia de Aspar en 2012. Lo que sería un hándicap para cualquier otro piloto es un desafío para él, uno que ya ha conseguido superar en otras ocasiones. Un reto adicional en la aventura de MotoGP.