Hace veinte años, el paddock de MotoGP se quedó sorprendido por la presencia de un joven italiano de 16 años, con pelo desaliñado y amplia sonrisa, cuya esbelta constitución parecía no albergar la fuerza suficiente para hacer rodar la nerviosa Aprilia-AGV. Nada hacía presagiar que dos décadas después ese zagal se convertiría en una de las leyendas de este deporte y escribiría su nombre en mayúsculas para la posteridad.

Hablar de Valentino Rossi es hacerlo, entre otras muchas cosas, de Tavullia, de carisma, de simpatía y de números. Con el ‘46’ en su carenado acompañándole desde sus orígenes, ha sumado 60 poles, 89 vueltas rápidas en carrera, 196 podios, divididos en 108 victorias, 52 segundas posiciones y 36 terceros puestos, y un total de 9 campeonatos mundiales, 7 de los cuales han sido en la categoría reina.

Valentino Rossi, en Phillip Island (Foto: Getty Images).

El año pasado luchó como un jabato por conseguir la décima corona de laurel pero la supremacía que marcó Marc Márquez desde la primera carrera, en Catar, se lo impidió. A sus 35 años no se achantó a los embistes de los más jóvenes. Será porque los 35 son los nuevos 25 o porque gallina vecchia fa buon brodo (Gallina vieja hace buen caldo). En cualquier caso, Rossi se tuvo que contentar con una segunda plaza en la clasificación que le sabía a gloria, sacándole 32 puntos a su compañero de equipo, Jorge Lorenzo. Una posición que hizo vibrar a los aficionados y al propio deportista, tras pasar por una mala racha de resultados. “Esta temporada era clave para decidir mi futuro. El año pasado no estaba muy contento y había empezado a decidir si continuar o no”, explicaba el italiano al acabar la temporada.

Márquez y Rossi, en los premios de la FIM (Foto: Getty Images).

Así, ‘Il dottore’ afronta esta temporada 2016, la décima en el equipo del diapasón, con una mayor energía y positividad. Sus ojos, en la presentación de la nueva Yamaha, reflejaban la misma ilusión de aquel chaval que estaba empezando. Y el apoyo incondicional de sus aficionados, aquellos que también le daban ánimos cuando vistió los colores rojos, se manifestó en la multitudinaria cola que se formó esa misma tarde en pleno centro de Madrid para conseguir una firma del 9 veces Campeón del Mundo. Cascos y motos réplicas de las suyas copaban las aceras, gorras, cazadoras, banderas… la Gran Vía de la capital se tiñó de amarillo para recibir al piloto de azul.

En 2014, Rossi subió al podio 15 veces y fue poleman en 3 ocasiones

Entre el murmullo de los congregados, un deseo común entre todos ellos se imponía: el anhelo de que Valentino Rossi acabe el año 2015 en el puesto de oro de la clasificación de pilotos. Los números de 2014 fueron apoteósicos ya que subió al podio hasta un total de 15 veces (2 victorias, 6 segundos puestos y 5 terceros). Unas posiciones que podrían parecer normales tratándose de unos de los mejores pilotos de la actual parrilla, pero hay que tener en cuenta que sólo en tres ocasiones (San Marino, Japón y Valencia) el italiano logró salir desde primera línea. El avance se hace más evidente si se compara con los datos del año anterior, en 2013, cuando Rossi pisó el escalón cuatro veces en toda la temporada, mismo número de ocasiones que salió con unas preciosas vistas al horizonte despejado.

Valentino Rossi y Marc Márquez, en el G.P. de Valencia (Foto: Getty Images).

Este ambiente de esperanza aumenta tras los test de temporada, no tanto por los tiempos del italiano, que solo ha conseguido liderar una jornada, si no por la satisfacción que ha mostrado Rossi sobre el trabajo desarrollado, las buenas sensaciones que experimenta a lomos de su Yamaha y por el anhelo de conseguir mejorar aquellos aspectos que todavía se le resisten.

Rossi: de profesor a aprendiz

El paso hacia adelante que ha protagonizado Rossi ha sido fruto del trabajo constante y persistente, que ha afectado tanto a su mejora física como a una adaptación a su estilo de pilotaje. En este sentido, todo aficionado a las dos ruedas sabe que Rossi, con sus definidas características, siempre ha marcado tendencia dentro del asfalto. La agresividad en la frenada, haciendo prácticamente imposible su rebase, o sacar la pierna de la estribera en la entrada a una curva, son ejemplo de ello. Un modelo que los demás rivales han ido aclimatando. E igual que ellos anotan, ‘Il dottore’ también se fija primero y aplica después. Ahora el italiano se cuelga más de la moto cuando realiza un viraje, haciendo que la rodilla, y casi el codo, toque pista, y agacha más la cabeza hacia el depósito de la moto. Renovarse o morir. Y los tifossi pueden estar bien contentos porque el de Tavullia ha apostado fuertemente por lo primero.

Rossi, rodando en Malasia (Foto: Getty Imges).

Sin embargo, por su edad, traducible en experiencia y veteranía, es inevitable pensar que la carrera deportiva de esta estrella está más cerca del apagón que del máximo resplandor. La decisión de cuándo abandonar esta competición está en sus manos. Quizá está esperando a ganar el décimo título o, tal vez, se ha marcado como meta igualar a su compatriota Giacomo Agostini. En cualquier caso, hay Rossi para, al menos, un año más. Y, cuando el paddock se quede huérfano de este padre del motociclismo, el italiano podrá estar bien orgulloso de ser un astro que brillará por siempre.