Hace exactamente nueve años, un chaval de 20 años se presentaba en la parrilla del circuito de Jerez ante su primera carrera en MotoGP con una expectación que no se ha visto en mucho, mucho tiempo. El Mundial estaba sumido en la dictadura de Valentino Rossi, que había dominado con mano de hierro las cinco ediciones anteriores, sin la oposición de un rival a su altura, de un igual.

Por las categorías menores, asomaba la cabeza un joven e introvertido piloto de Castellar del Vallès, cuya poca estatura y elegancia sobre las dos ruedas no dejaban indiferente a nadie. Con rapidez, se le catalogó como el 'anti-Rossi', el hombre que iba a devolver la emoción al campeonato. Parecía que estaba destinado a ello, a dominar. A ser el sucesor de Crivillé en los altares del motociclismo español. Lideraba una generación prometedora de pilotos hispanos, por delante de Lorenzo, Bautista, Elías o Barberá. Pero sólo Dani Pedrosa parecía tener la gloria en su sangre.

Foto: Box Repsol

Nueve años después, también a finales de marzo, este mismo piloto se presenta en la parrilla de la primera carrera de la temporada. Mucho ha cambiado. Ya no es el centro de todas miradas. Quizá, el propio Dani lo prefiera. Pero los focos están puestos en otros. Él no es el favorito. Algo que parecía darse por hecho hace casi una década aún está en la espera. Pese a dejar su sello y su calidad por la categoría reina, Pedrosa sigue sin ser campeón. Son números de piloto que pasará a la historia, con 26 triunfos y 3 subcampeonatos, pero sin la corona de laurel. Esa que, según muchos, le priva del Olimpo del motociclismo. Esa que, según sus partidarios, la mala suerte le ha arrebatado en tantas ocasiones. Esa que, según sus detractores, no está capacitado para conseguir.

Tras nueve años llenos de victorias y decepciones, Pedrosa sigue sin ser campeón

En 2014, Pedrosa cerró su peor año en la clase reina. Por primera vez no llegó al umbral de las dos victorias por temporada. Fue un año terrible, sólo iluminado por su magistral triunfo en Brno, cortando la legendaria racha de Marc Márquez de 10 victorias en las 10 primeras carreras. Un año de más a menos, que empezó como principal alternativa al de Cervera y acabó frustrado, con caídas, y superado por las Yamaha de Valentino Rossi y Jorge Lorenzo.

Cambios en busca de la reinvención

El tricampeón del mundo de 125cc y 250cc no esperó para hacer cambios. Se había terminado el ciclo. Seguiría en Honda, con un nuevo contrato de dos años, pero con cambios. Por primera vez en más de una década, su inseparable jefe de mecánicos Mike Leitner no se sentará junto a él durante horas para trabajar en el desarrollo de la moto. La relación entre ambos se fue deteriorando en los últimos tiempos por la falta de resultados y fue el suizo quien rompió la lanza para acabar con la colaboración.

Foto: Box Repsol

Ahora será Ramón Aurín, un hombre que conoce a la perfección la casa Honda, el que trabaje junto a Dani Pedrosa en todos los Grandes Premios. Un reto a la altura del piloto tratado. El reto de la reinvención de un piloto venido a menos durante el último año y medio y que, como se observa en estos cambios, mantiene la motivación y la esperanza de creer que su sueño de ser campeón del mundo todavía es posible.

Hasta el momento, la pretemporada de Pedrosa ha seguido la línea de años anteriores. En los tests de Sepang, un trazado que siempre ha visto la mejor versión del catalán, se mostró como el más consistente en el simulacro de la carrera, por delante de Lorenzo y Márquez. No obstante, dicha simulación fue realizada en hora y condiciones distintas, con lo que las conclusiones obtenidas son inexactas.

El simulacro de carrera realizado en Sepang, en el que Pedrosa fue el mejor, es el clavo ardiendo al que se agarra el 26

Aurín y el propio piloto saben qué puntos deben mejorarse para optar a la corona de campeón. El pasado año, Pedrosa hizo buenas actuaciones en las segundas partes de carrera. Pero sus malos resultados en las sesiones de clasificaciones y sus dificultades para adelantar a pilotos como Dovizioso o Iannone le impedían estar en el grupo delantero en la parte final de las pruebas. A buen seguro, su nuevo jefe de mecánicos está teniendo esto en cuenta a la hora de poner a punto la moto.

Foto: Box Repsol

Y es que a Pedrosa siempre se le achacó, desde sus inicios en MotoGP, su poca explosividad en los finales de carrera. Sus grandes salidas e inicios fulgurantes, con intentos de escapada 'marca de la casa', contrastaban con segundas partes en las que los problemas con unos desgastados neumáticos le impedían ganar más carreras. Por ello, en 2014 optó por reglajes de carrera que beneficiaran su segunda mitad de prueba, descuidando los inicios. Esto, unido al nuevo sistema de clasificación, que beneficia las sorpresas, y el gran rendimiento de las Ducati en las primeras vueltas, fue un quebradero de cabeza para Dani en 2014.

La última oportunidad de ser campeón

2015 es el ahora o nunca para Pedrosa. Sí, es algo que ya se ha dicho muchas veces. Los últimos tres o cuatro años del 26 se han catalogado como cruciales, pero aún mantiene esperanzas de lograr su sueño. Si no, no haría tantos cambios en su 'staff' técnico, siguiendo el modelo que tan buenos resultados de dio a un rejuvenecido Valentino Rossi el pasado curso.

Es cierto que le quedan dos años de contrato. Pero un tercer título consecutivo de Márquez, y más si es a un nivel aplastante como el último, terminaría por finiquitar a Pedrosa. El de Castellar conoce sus errores y que tiene que salir al ataque cada domingo, sin especular ni dar ni un solo metro de ventaja a su compañero de equipo. De lo contrario, se repetirá la historia que lleva persiguiendo a Pedrosa la última década.

Foto: Box Repsol

Muchas veces el de Honda pudo levantarse de momentos muy duros. Llegó a plantearse la retirada cuando Simoncelli arruinó sus opciones de Mundial en 2011. Rozó el campeonato en 2012 cuando un inconsciente Barberá se lo llevó por delante en Misano. Sobrevivió a todo ello, haciendo de él un piloto que despierta admiración entre una afición fiel. Ahora está ante el mayor reto de toda su carrera, pues se enfrenta al piloto más dominante, quizás, de la historia. Así como a las Yamaha de Lorenzo y Rossi. Y es ahora o nunca. Sólo queda una bala en el revólver de Pedrosa. ¿La aprovechará?