La vida de uno no es completamente lineal, existen cambios, puntos de inflexión. El recorrido de Ducati en MotoGP tiene cuanto menos dos de ellos. Resulta evidente la existencia de un antes y un después con Casey Stoner como protagonista. La etapa más dorada de la marca italiana. Precisamente hay que remontarse al año 2010 para encontrar el último triunfo, último año del piloto de Southport antes de su marcha a Honda, para encontrar la victoria en Phillip Island. Aquel día sonaba el Advance Australia Fair y un hombre vestido rojo en lo más alto del cajón. Binomio exitoso que iba a poner fin a su relación. Ruptura, punto de inflexión.

Llegaba Valentino Rossi, los ducatistas anhelaban un piloto italiano ganando con una moto autóctona. Dos años en busca de la felicidad, de satisfacer aquel deseo. Resultados escasos. Il Dottore no pudo domar de ninguna forma a la bestia. Algo que ya se conocía con anterioridad. Era habitual ver como Casey Stoner rendía muy por encima del nivel de sus compañeros de marca, tan solo Loris Capirossi y Toni Elías eventualmente eran capaces de ello.

El bagaje desde el 2011 hasta día de hoy resulta escaso. Tan solo una tercera plaza de Nicky Hayden (Jerez 2011), otra por parte de Valentino (Le Mans 2011) a los que hay que sumar dos segundos puestos un año después (Le Mans y Misano). En 2013 se tocaba fondo, se acentuaba el bache en el que estaban sumergidos los de Bolonia. Camino a seguir y futuro incierto. Un cambio en el reglamento y el trabajo de Giggi Dall’Igna y los suyos empezaban a dar sus frutos en la pasada campaña. Un Andrea Dovizioso más asentada logró dos valiosos podios (3º Austin y 2º Assen). La dinámica era otra, positiva, incluso un Crutchlow que no consiguió adaptarse a la montura lograría la tercera plaza en la caótica carrera celebrada en MotorLand Aragón.

Progreso constante, a las habituales motos oficiales y las del equipo satélite Pramac Racing, se uniría el año pasado el Avintia Racing. El equipo español decidió confiar en Ducati y los resultados mejoraron de inmediato. Sintomático de la mejora general en cuanto a prestaciones. La luz al final del túnel se aprecia y en 2015 se espera que ya alumbre. La línea ascendente, confirmada y demostrada a lo largo de la pretemporada, es un perfecto indicios de que así puede ser. Un poco más cerca. Cuando uno toca el cielo y siente cerca el infierno en poco tiempo, puede tender a ser pesimista, a estancarse. Pensar en los éxitos logrados es la forma de continuar trabajando. Acabar triunfando lo dictaminarán los resultados.

Iannone ha cuajado una gran pretemporada. Imagen: zimbio.com

Acudir a las raíces, al producto nacional para confirmar la mejoría. Un tándem cien por cien italiano para volver a ganar es lo que se plantea. Dovizioso encara su tercera temporada en Ducati y se presenta como principal líder tras relanzar a la marca el pasado año. A su lado encontramos a Andrea Iannone, en su tercera temporada en MotoGP, tras dos años en el equipo satélite, da el paso al equipo oficial. Resultados por llegar, ser rápido ya lo ha demostrado. Prueba de ello la cuarta plaza final conseguida en los últimos entrenamientos disputados en Sepang.

Optimismo y trabajo bien realizado a lo largo del invierno. A las dos máquinas oficiales hay que sumar las cuatro satélites mencionadas anteriormente. Por una parte Héctor Barberá, brillante también en Malasia siendo un asiduo al top-10, junto a él en Avintia Racing estará Mike Di Meglio. En el Pramac continua el colombiano Yonny Hernández y se une otro italiano, Danilo Petrucci.

El tropezar no tiene por qué conllevar la caída. Todos ellos apuntan en una misma dirección, hacia el resurgimiento. Por primera vez en unos años, la marca da signos de mejora respecto al pasado. Aumentan el nivel. Quieren volver a ganar. El futuro estaba negro, pronto quieren ser alumbrados. Que estén preparados, no para el título, pero paso a paso. Más de cuatro años sin vencer quizás sean demasiados, volver a ganar o al menos pelear por ello, objetivo fijado.

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