Aunque no se diga, es muy cierto que en MotoGP hay un camino preescrito que todo piloto debe seguir para ser campeón del mundo algún día. Ese viaje consiste en atravesar tres etapas claves: Moto3, Moto2 y MotoGP. No se exige proclamarse campeón en ninguna de las tres categorías, pero sí haber demostrado que se cuenta con el talento y los resultados suficientes para pasar al siguiente nivel.

Encanto y osadía

Como en todo juego estadístico, este está para romperlo, y eso es lo que ha hecho Jack Miller con el sendero del porvenir en MotoGP. El piloto australiano salta de Moto3 a MotoGP, saltándose la necesaria incursión en Moto2, donde los pilotos pelean a por la milésima, y donde las 10 primeras posiciones en parrilla se determinan prácticamente a base de azar. Miller no ha pasado por este curso de formación, más bien le ha asestado un bofetón, demostrando que a ambición y a ganas de ganar no le gane absolutamente nadie.

Miller hizo de todo por batir a Álex Márquez, pero no lo consiguió. | Fuente: Getty Images

Sin embargo, los resultados le dan la espalda. Tras un inicio de 2014 espectacular, parecía que Miller iba a pasearse en la categoría de Moto3. Sin embargo, cuando se empezó a especular sobre su posible doble salto hasta la categoría reina, el de Townsville se vino literalmente abajo. Fue cediendo terreno en favor de Álex Márquez, que finalmente se llevó el título tras una carrera para el recuerdo en Valencia. Miller venció esa última prueba, pero no le sirvió de nada, porque el campeonato lo había perdido antes. Movido por su espíritu ganador, algo innato en el ser del oceánico, lo intentó todo para hacerse con el título, coqueteando en más de una ocasión con los márgenes de la legalidad y el juego limpio, pero ni por esas.

Al final logró su objetivo

Pese a todo, el futuro de Miller estaba destinado a MotoGP. Su desparpajo y su determinación, unido a sus 20 años de edad, fueron motivos más que suficientes para que Lucio Cechinello lo fichará para su equipo, el CWM LCR Honda. En dicha estructura, Miller contará con una Honda Open, una buena moto para aprender el lado duro de MotoGP, el de dejarse la piel para sumar un pequeño puñado de puntos, pero sobre todo para hacerse mejor piloto. Se puede decir que Miller pasará 2015 en el reformatorio de la categoría Open, pero le vendrá bien para la consecución de su objetivo, ser el mejor piloto del mundo. Su compañero será Cal Crutchlow, un buen espejo en el que reflejarse.

En los test, Miller se ha quedado cerca de las mejores Honda Open. | Fuente: CWM LCR Honda

Durante los test Miller ha experimentado de primera mano lo que supone pasar de luchar por ser primero, a partirse el cobre por no quedar demasiado lejos de sus principales rivales. Atendiendo a los resultados del último test celebrado en Sepang, Miller concluyó 22º, a 2.4 de Marc Márquez, el más rápido. Una distancia que puede parecer significativa, pero que se reduce a poco más de siete décimas con respecto a la mejor Honda Open, la de Nicky Hayden. Ese es el objetivo del bravo piloto australiano, demostrar que con el mismo material, nadie le supera.

Aprender, pero con resultados

En las primeras carreras no se le exigirá, pero en la segunda mitad del campeonato deberá demostrar a todo el mundo que su decisión es propia de un campeón y no de un joven inconformista la que le gusta desobedecer con frecuencia. El talento lo tiene, pero los resultados no le amparán, y este año tendrá oportunidad de hacer valer esas dos condiciones, que determinarán si su salto a la élite del motociclismo es una ocurrencia acertada, o un encontronazo de su ambición frente a la pared de la humildad y el criterio.