Marc Márquez dejó patente en la jornada del sábado que Austin es su circuito. Tiró de heroicidad para hacerse con una pole estratosférica y el domingo partía como favorito a ganar otra vez en Texas. Lo hizo en 2013 cuando lo visitó por primera vez, repitió con una auténtica exhibición en 2014 y este año no iba a ser menos, aunque al inicio de lo tomó con mucha calma.

Se apagó el semáforo -con 37 minutos de retraso tras una gotera en un puente del circuito- y los motores de las MotoGP ensordecieron el ambiente en el circuito de Las Américas. Dovizioso arrancó mejor que nadie y enfiló en primera plaza la tremenda subida hasta llegar a la primera curva. Al colín de la Ducati número cuatro se pegaron Márquez, Rossi, Smith y Jorge Lorenzo, que estuvo a punto de irse al suelo tras tocarse con Redding. El británico tuvo un inicio accidentado y en la frenada de la curva ocho se fue al suelo y se llevó con él a Pol Espargaró.

Paseo militar del 93

Andrea Dovizioso intentó abrir hueco en los primeros instantes de carrera. Llegó a tener seis décimas de ventaja respecto a Márquez, pero cuando el de Honda quiso recortó esa diferencia. Se tomó las primeras vueltas con calma, testando el agarre del circuito americano. Tardó cuatro vueltas en calentar el bridgestone duro delantero para pasar al ataque. Y eligió la recta larga del trazado para pasar a la acción. Frenó fuerte en la entrada, se pegó a Dovizioso y realizó una frenada impecable para superarlo por dentro.

A partir de ese momento no tuvo rival. Márquez empezó a rodar más de medio segundo más rápido que el grupo y fue abriendo un hueco incapaz de reducir por parte de sus rivales. Solo en los últimos giros bajó el ritmo consciente de que tenía la carrera ganada. Márquez volvió a ganar después de quedarse fuera del podio en Qatar y deja patente que no tiene rival en Austin.