Lorenzo recupera su mejor versión y mira al título

Hubo un tiempo en el que un piloto era temido por su constancia, su ritmo y su fortaleza mental. Su nombre era Jorge Lorenzo y fue campeón de MotoGP en dos ocasiones, ante rivales del calibre de Rossi, Stoner o Pedrosa. En los últimos meses, ese piloto seguía compitiendo, pero a un 70% del nivel que había demostrado en su mejor época. Le daba, dada su clase, para estar entre los mejores, pero aspiraba a derrocar al nuevo rey del panorama mundial, Marc Márquez. Para ello debía machacarse física y mentalmente. Y lo hizo. Y regresó.

La mejor versión de Lorenzo está de vuelta, como ya adelantó en Jerez dos semanas atrás. En Le Mans calcó su actuación y no encontró rival en la parrilla. Ganó como solía hacer antes: excelente salida e imponer el ritmo que había demostrado en los entrenamientos. Ni Márquez, en un día gris; ni Rossi, con algo menos de ritmo; ni las Ducati, que no aguantaron toda la prueba, pudieron seguir su ritmo infernal.

Ritmo de 1:33 que sólo Rossi podría haber seguido

Partiendo desde la tercera plaza de la salida, el mallorquín se situó con comodiad en cabeza, y comenzó a jugar con sus rivales. Las Ducati se aproximaron a él, conocedoras de su potencial. Pero Lorenzo implantó su ritmo. A cada vuelta, un 1:33 medio. Hasta que no queda nadie a mi rueda, pensaría. Como hacía Indurain hace unos años en los 90, cuando dejaba sentados a todos en los puertos de Tour sin apenas cambiar el ritmo.

El único que pudo aproximarse a su ritmo durante toda la carrera fue Valentino Rossi. Pero le penalizó haber salido desde la tercera línea. El italiano salió bien, situándose cuarto ya en la segunda vuelta. Pero no fue hasta el ecuador de la prueba cuando se colocó segundo. Para entonces, Lorenzo estaba ya a dos segundos. Imposible visto el nivel de piloto balear. No obstante, carrera muy inteligente de Rossi: pleno de podios hasta ahora, e incrementa su ventaja en la general en comparación con la que tenía antes de la carrera.

Dovizioso completó el podio tras otra carrera notable. El trasalpino está haciendo su mejor temporada desde que está en la clase reina, y se puede convertir en aspirante al título en base a la regularidad. Aguantó el ritmo de las Yamaha hasta el ecuador de la carrera, y a partir de ahí decidió asegurar un podio con el que, a priori, no contaba al comienzo de la prueba.

Márquez, nada cómodo con la Honda

Y es que ese lugar del cajón, acompañando a las Yamaha, debería haber sido para Márquez. Pero el campeón, una vez más, no estuvo cómodo. Ni el nuevo basculante que su equipo probó para suavizar su Honda sirvió. Un error en las primeras vueltas le condenó a estar detrás de Smith, pero no pudo ocultar su falta de ritmo. Aún está a tiempo de remontar el vuelo por el título, pero es cierto que no lo tendrá tan fácil como en 2014.

Márquez tuvo que sudar tinta para salvar un cuarto puesto logrado tras una batalla espectacular con Iannone. El italiano, lesionado tras dislocarse el hombro hace unos días, dio la talla en carrera y peleó con el 93 como si no hubiera un mañana. Justo por detrás del de Ducati finalizó Smith, que redondeó uno de sus mejores fines de semana como piloto de MotoGP.

No fue el mejor día de Pedrosa. El catalán hizo una buena salida, pero se fue al suelo al comienzo de la segunda vuelta, cuando era sexto. Siguió en carrera, y completó una especie de test de pretemporada improvisado que tenía como objetivo recuperar las sensaciones perdidas por su parón. Acabó 16º tras superar a De Angelis en la última vuelta y rozó los puntos. Mucho pundonor de Dani en Le Mans.

El top-10 lo completaron otros dos españoles: Pol Espargaró, séptimo con la Yamaha satélite, y un gran Maverick Viñales, noveno con la Suzuki. Ambos acompañados de los dos pilotos del Pramac Racing: el colombiano Yonny Hernández, octavo, y el italiano Danilo Petrucci, que fue décimo.

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