No tener a ningún piloto español como líder alguna de las tres categorías del Mundial de motociclismo es sinónimo de crisis para muchos. La extraordinaria generación liderada por Márquez, Pedrosa y Lorenzo ha hecho que sea habitual ver la bandera española en lo más alto de los podios. Así como lo fue la americana en los 80, la australiana en los 90 o la italiana a comienzos de siglo. Pero todo tuvo un comienzo. Y la historia de España en el motociclismo no fue tan sencilla como los jóvenes crean.

Costó casi dos décadas ver a un piloto español ganar una carrera en el campeonato. Fue Salvador Cañellas, en el antiguo circuito de Montjuic y a lomos de una Bultaco de 125cc. En los 70, y principios de los 80, llegó la tiranía de Ángel Nieto, que llegó a ganar hasta 12+1 títulos mundiales, creando una dinastía en las cilindradas pequeñas. Siete de ellos fueron en 125cc, sin duda la categoría fetiche de los españoles.

El relevo de Ángel Nieto

Juntando los resultados de 125cc y la actual Moto3, España cosecha hasta 16 títulos mundiales. De Nieto a Márquez pasando por Crivillé o Pedrosa. Con el extraterrestre vallecano como eterno precedente, fue un valenciano, Jorge Martínez, al que apodaban 'Aspar', el que tomó el relevo del dominio español en la cilindrada pequeña.

Corría el año 1988 y el joven 'Aspar' había sido campeón del mundo los dos años anteriores de la categoría de 80cc. Decidió afrontar el reto de 'doblar' e intentar ganar también el título del octavo de litro. Era su primera experiencia en 125cc y no estaba en la quiniela de favoritos en una parrilla en la que destacaban los nombres de Fausto Gresini, defensor del título, Ezio Gianola, Hans Spaan o un jovencísimo Álex Crivillé.

Pero el piloto valenciano sorprendió a propios y extraños con una adaptación espectacular a la nueva categoría. Pronto comenzó a encadenar triunfos que le encaramaron a la primera posición del campeonato, manteniendo un duelo exclusivo con Ezio Gianola por el título mundial. El español ganaba más carreras, mientras que el italiano era más regular, lo que le mantuvo con vida hasta la carrera de Suecia, celebrada en el circuito de Anderstop, el 14 de agosto.

Era la penúltima prueba del Mundial y 'Aspar' lo tenía todo en su mano para sellar el doblete -ya había ganado anteriormente el título de 80cc por tercer año seguido-. Le bastaba con acabar las dos carreras (Anderstop y Brno) entre los cinco primeros para ganar el Mundial. Gianola estaba obligado a arriesgar, a llevarse los dos triunfos y esperar el fallo de su máximo rival.

En la carrera se impuso la lógica y sólo Gianola pudo seguir el ritmo del valenciano. Los planes del italiano de intentar meter más pilotos en la batalla para conseguir restar puntos a su rival se habían ido al traste. 'Aspar' tenía dos opciones: asegurar el segundo puesto y cerrar el campeonato puntuando en Brno, o ir a por la victoria (que le daría el título), con el riesgo de acabar por los suelos.

Gianola llevó durante la prueba el peso del liderato, con el líder del campeonato agazapado esperando el momento de atacar. Era también un duelo de marcas: Honda contra Derbi. Gianola había declarado semanas atrás que 'Aspar' sólo podía ganarle usando la mayor velocidad punta de su Derbi, pero en las curvas técnicas él se consideraba superior al español.

Ese hecho debió encender la ambición de Jorge Martínez, que no se conformó, y quiso demostrar a su rival por la corona que él también podía ser agresivo. En una última vuelta marcada por los numerosos adelantamientos entre ambos, 'Aspar' salió vencedor por algo más de dos décimas, levantando el alto los brazos celebrando su cuarto -y último- Campeonato del Mundo. Gianola, resignado, debía conformarse con el subcampeonato, su mejor posición en sus once años en el Mundial.

"Es la mejor victoria de mi vida", aseguraba el piloto valenciano nada más acabar la prueba. "El primer título, en 80cc, me hizo mucha ilusión, pero éste es especial al tratarse de una categoría mayor y de pilotos de mayor nivel", comentaba 'Aspar', que volvería a intentar ser campeón en años venideros, pero sin éxito. De hecho, sólo conseguiría siete victorias más en una estancia en el Mundial que perduraría hasta 1997.

Para el español, fue un éxito inesperado, por la magnitud de la gesta y los numerosos rivales con los que contaba: "Antes del campeonato no estaba seguro de poder aspirar a ganarlo. Honda, Garelli, Cagiva, Aprilia... son marcas de gran renombre y de muchos medios de desarrollo. Pero se ha demostrado que Derbi trabaja mejor que nadie. Tengo que agradecerles todo el esfuerzo realizado durante la temporada".

Pons y Garriga dividen a un país

La hazaña de 'Aspar' no vino sola. Y es que en la categoría de 250cc, dos nombres españoles tomaron el poder y se disputaron el título en una de las batallas más emocionantes del motociclismo moderno. Sito Pons y Joan Garriga se jugaron la corona hasta la última carrera, con victora final para Pons. Un duelo que dividió a la afición española como dos décadas más tarde harían Pedrosa y Lorenzo. Dos estilos totalmente opuestos con los que la gente se identificaba.

1988 cambió la historia del motociclismo español para siempre. Había vida después de Ángel Nieto. Poco más tarde, al año siguiente, Crivillé ganaría su primer Mundial, que seviría de catapulta hacia su legendaria carrera en la categoría reina. En el siglo XXI, una generación de oro con Pedrosa como primer nombre fue capaz de imponer una dinastía ya conocida por todos. Y es que más allá del inmortal Nieto, 'Aspar' fue un pionero. El pionero entre los mortales.