Márquez gana en el guion perfecto para Rossi

MotoGP se ha instalado en una constante locura. Ocurrió en Silverstone cuando se puso a diluviar en la vuelta de calentamiento, se paró la carrera y se disputó toda la prueba en mojado. Y ha vuelto a ocurrir en Misano. Cayeron gotas minutos antes de empezar, arrancó la carrera y posteriormente regresó la lluvia para poner más salsa a la carrera y, sobre todo, al Mundial.

Parece que el invocador de esta climatología cambiante es Valentino Rossi. No tenía ritmo en Silverstone para ganar, llovió y fue el que mejor bailó bajo el diluvio inglés. En Misano estaba delante de toda su afición. Se había colgado el cartel de 'entradas agotadas'. Casi cien mil almas vestidos de amarillo para alentarle. Pero Lorenzo tenía nuevamente un vuelta a vuelta superior para intentar la escapada.

Sin embargo, las carreras no son teóricas ni suposiciones. No importa lo ocurrido durante el fin de semana. Cuando se apaga el semáforo solo vale retorcer la maneta del gas, frenar fuerte y luchar en el cuerpo a cuerpo con los otros 20 genios sobre dos ruedas que intentan robarte la posición en cada curva, en cada metro de circuito. Solo vale llegar antes que nadie a ver la bandera a cuadros.

Lluvia para empezar

Dentro de ese contexto, Valentino Rossi es el mejor de la parrilla y, tal vez, de la historia. El italiano habló con su Yamaha antes de empezar y cuando arrancó el Gran Premio se enganchó a Lorenzo y Márquez. Tiraban con todas sus ganas, pero era consciente que no podía perder ni un solo centímetro. Ahí estaba la pelea por la victoria, pero también por el ansiado décimo título que lleva persiguiendo desde 2009.

Y cuando empezó a perder algo de distancia respecto a sus rivales susurró al dios de la lluvia que le echara una mano. Este no podía negárselo y soltó unas gotas que empaparon la pista. Todos enfilaron el carril de boxes para hacer el cambio de motos. Dejar a los mecánicos la moto de seco y saltar como caníbales a la que estaba parada con los reglajes de agua.

Volvieron a salir a la pista en el mismo orden. Primero Lorenzo, segundo Márquez y tercero Rossi. Pero con una pequeña variante. Rossi había perdido prácticamente cuatro segundos en boxes. Una distancia severa vista desde la cámera aérea, pero pequeña en la mente del italiano. Los tifossi empujaron desde las gradas y el de Yamaha solo necesitó cuatro giros para volverse a enganchar al 93 y al 99.

Descansó dos vueltas y se puso nuevamente manos a la obra. Primero rebasó sin problemas a Márquez, que se giró y abrió la puerta para que el 46 pasara. Delante suyo solo estaba Lorenzo. Su rival por el triunfo, su rival por el mundial. Una victoria valía por dos. Y no se lo pensó. En cuanto vio el hueco colocó la Yamaha por el interior y se puso a liderar la carrera. Empezó a abrir hueco y todo hacía indicar que podía ganar por segundo fin de semana consecutivo. Pero el guion aun no estaba acabado.

Gana la estrategia de Márquez

Marc Márquez no podía quedarse con el papel de actor secundario. Él siempre quiere ser el máximo protagonista. Para eso es el actual campeón. Cuando Rossi se puso a comandar, perdió distancia. La victoria se escapaba pero aun le quedaba una baza guardada. La pista se estaba secando, desde el muro le marcaron que Smith era más rápido con neumáticos secos y no se lo pensó dos veces: nuevo cambio de moto para intentar la machada.

Y en cuanto salió de nuevo se vio que iba a ganar. Las Yamaha decidieron quedarse en pista, pero perdían alrededor de diez segundos por vuelta mientras la Honda 93 venía remontando sector tras sector. Solo tenía que ir descontando giros y en su horizonte iban a aparecer los rivales. Él iba sobre raíles, mientras los demás parecían motos de otra categoría con las gomas de agua destrozadas.

Lorenzo se deja medio campeonato

Lorenzo se dio cuenta que no podía ganar a Rossi si se mantenía en pista. Y se la jugó. Cambió de moto mientras su rival se mantenía sobre el asfalto. Un giro después fue Valentino el que pasara por boxes. Pero era demasiado tarde. Lorenzo iba a estar por delante suyo. Y otra ayuda divina para el 46. El mallorquín perdió el tren delantero de la Yamaha y se fue al suelo.

Un incidente que desgraciadamente delebró la afición italiana. Con la caída, Rossi se conformó con el quinto lugar y mete 11 puntos más en la general a Lorenzo. 23 puntos les separan y Rossi tiene suficiente con acabar segundo todas las carreras para ser campeón. El español necesitará ganar y que pilotos como Márquez o Pedrosa se coloquen entro las dos Yamaha.

Premio a la valentía

Los otros dos pilotos que clavaron la estrategia fueron Bradley Smith y Scott Redding. El primero no pasó ni una vez por boxes. Cuando llovió se mantuvo en pista, cayó hasta la 21º plaza, pero empezó la remontada en cuanto el asfalto se secó. Smith los pudo adelantar a todos menos a Márquez para acabar segundo. Es la segunda vez que sube al podio en la categoría reina y una manera excepcional de celebrar su tremenda temporada.

Aun fue más espectacular la remontada de Redding. El inglés se fue al suelo cuando llegó la lluvia, pero tiró de pundonor. Levantó la Honda de la grava y regresó a la pista. A medida que los demás pilotos iban pasando por boxes, él iba subiendo en la clasificación. Hasta encontrarse en tercer lugar y sumar su primer podio en MotoGP.

El que estuvo muy cerca de hacer una heroicidad fue Baz. El francés tampoco cambió de moto y solo se le escapó el podio al final, cuando Redding le revasó. A pesar de ello, Baz consiguió su mejor resultado en la máxima cilindrada y el mejor de un piloto Open o CRT desde que se instaurara el reglamento hace cuatro temporadas.

Por su parte, Dani Pedrosa no tuvo el día. Apareció la lluvia y pecó de conservador. En el segundo cambio de moto, tardó en demasía a boxes y al salir le costó coger el ritmo. Al final solo pudo pasar noveno por línea de meta tras superar a Aleix Espargaró en la última vuelta. Las Ducati de Petrucci, Dovizioso y Iannone también entraron por delante del 26.

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