Suele decirse, en el ámbito del motociclismo, que el título mundial no siempre lo gana el piloto más rápido. Más aún en una época como ésta, con la mejor generación de pilotos de toda la historia. Es una temporada en la que hay que adaptarse a cualquier circunstancia para ser campeón, no es suficiente la velocidad para ser el nuevo rey de las dos ruedas. Sólo hay que ver cómo le ha ido al vigente monarca, Marc Márquez, incapaz de domar una Honda tan veloz como salvaje.

No hay nadie que discuta en el 'paddock' del Mundial que Jorge Lorenzo es el piloto más rápido en la actualidad. La Yamaha está como él quiere y se encuentra, quizás, en el mejor momento de su carrera deportiva. Está pilotando como nunca lo había hecho, dominando con mano de hierro todos los entrenamientos libres, clasificatorios, y saliendo como un cohete en cada carrera hacia la victoria. Pero eso no basta en un campeonato tan disputado y con tantas variantes influyentes en cada prueba.

Ganar todas las carreras no le garantiza la corona

Lorenzo acabó muy decepcionado la carrera de Motegi, y no era para menos. Por primera vez en todo el año, llegaba a un punto en el que ya no depende de sí mismo. Está a 18 puntos del líder, Rossi, y sólo restan tres carreras para el final de la temporada. La velocidad no está siendo suficiente para tumbar a un piloto menos rápido pero mucho más experto y camaleónico que él. Sin ganar tantas carreras, sin hacer tantas poles, sin liderar tantas vueltas, pero Rossi está delante.

Foto: Mirco Lazzari/Getty Images

El balear volvió a hacer alusión a la suerte al término de la carrera. Cree que hubiera ganado la carrera tanto si hubiera sido en seco como si el piso se hubiera mantenido en las mismas condiciones húmedas las 24 vueltas. Y no le falta razón: tenía ritmo para arrasar en seco y disipó cualquier fantasma del agua con una primera parte de carrera antológico en Motegi. Pero las carreras no son simples y todo cuenta. Las grandes temporadas de este deporte se deciden por detalles y, una vez más, Valentino fue más hábil que el español en situaciones límite.

Analizando las victorias de Lorenzo esta temporada, puede extraerse un denominador común: siempre gana de manera aplastante y dominando cada vuelta. Jerez, Le Mans, Mugello, Montmeló, Brno y Aragón. Siempre colocándose líder en la primera vuelta y sin soltar el mando en ningún momento. Únicamente en Barcelona sufrió ante la presión de su compañero de equipo en las vueltas finales. El resto, sin ninguna oposición. Tenía la moto por su sitio y se sentía cómodo. Si todas las carreras fuesen en seco y sin complicaciones, ya sería campeón, probablemente.

De hecho, en las nueve carreras que no ha ganado el '99' esta temporada, casi siempre ha habido un elemento que le ha desestabilizado. Salvo en Argentina, su peor carrera del año, e Indianápolis, cuando cedió ante el mejor Márquez del año en el cuerpo a cuerpo, siempre ha aparecido ese elemento de la suerte del que tanto habla. El casco de Qatar, la enfermedad de Austin, los neumáticos de flanco duro de Assen y Sachsenring, el casco de nuevo en Silverstone, la lluvia en Misano y la caprichosa meteorología nuevamente en Motegi.

¿Suerte o mejor adaptación de Rossi?

Pero, ¿es suerte o menor capacidad de anticipación y reacción que Rossi? Lorenzo tiene razón en que, probablemente, el Mundial se esté poniendo de cara a su compañero de equipo, y en que la suerte le haya dado la espalda en ciertas ocasiones, pero 'Il Dottore' ha sabido adaptarse a las circunstancias mejor que el español. Sólo hay que ver que sólo se ha bajado del podio una vez en todo el año. Eso, teniendo en cuenta que compite contra tres genios que tienen muchos años menos que él, y que en cada carrera pasa algo, habla mucho de la experiencia del '46'.

Foto: Mirco Lazzari/Getty Images

Además, Bridgestone ha anunciado que en Australia vuelven los neumáticos de flanco duro, ese eterno quebradero de cabeza de Lorenzo que le impidió ganar el año pasado en Phillip Island y que tanto le molestó en Holanda y Alemania esta temporada. Un inconveniente más para un Lorenzo que se encuentra, más que nunca, entre la espada y la pared. Se siente el mejor y sabe que no puede desaprovechar esta oportunidad para volver a ser campeón. Porque nunca se sabe si Márquez volverá a un nivel estratosférico en 2016.

Quedan tres finales para Lorenzo y Rossi en Australia, Malasia y Valencia. El balear se agarra al espíritu de 2013, cuando fue capaz de ganar las tres últimas pruebas (Japón en vez de Malasia) y estuvo a punto de recuperar 43 puntos a un Márquez que era mucho más rápido que el actual Rossi, pero, todo hay que decirlo, también era mucho más pardillo. Esa versión de Márquez salió a ganar en Australia y eso le jugó una mala pasada. Casi nadie duda que Rossi, si las carreras son en seco, saldrá a la defensiva y a esperar su oportunidad, en la línea de toda la temporada.

Antes de la gira asiática, se hablaba de que Motegi era el trazado en el que Lorenzo podía recortar más puntos a Rossi. Ya ha desperdiciado esa bala y Australia puede ser un punto de no retorno para el balear. Es un circuito Yamaha en el que, si todo va normal, la victoria estará entre ellos dos (Lorenzo ganó en 2013, Rossi en 2014). Pero decir que una carrera en Phillip Island va a seguir un curso normal es un deporte de alto riesgo. Malasia, siguiente ronda, es territorio desconocido para Jorge en clave victoria, con lo que sus esperanzas de llegar a Valencia dependiendo de sí mismo están seriamente complicadas.