Había una vez un niño al que le movía tanto la moto, que se subió a ella con tres años para hacer su primera carrera. Lo que sucedió entonces fue místico. Magia. Nada más bajarse de ella acudió presuroso a ver si había ganado. Quedó último. Aunque ese día sí fue el que ganó. En espíritu. Se accionó en él algo único. Comprensible únicamente para aquellos que lo sienten. Se dejó guiar por él en contra del mundo, porque pocos llegan donde él. Hoy ese niño, veinticinco años después, ha conseguido su quinto título mundial. Se dice rápido pero léanlo despacio. Pentacampeón del mundo. Jorge Lorenzo, leyenda.

No le gustaba perder a ese niño y tampoco le gusta perder al Lorenzo de 28 años que es hoy. Se puso el casco, se subió a su Yamaha, perfecta todos los días en Cheste, y no miró atrás. Es como más le gusta ganar. Puro Lorenzo. Y así se hizo con la victoria que le dio su quinto título mundial. Ante 110.000 personas. Todas latiendo al mismo tiempo. Se apagó el semáforo y desapareció la tensión para él. Al menos eso parecía. Cumplió con su estrategia y tiro tan rápido como pudo. Rapidísimo. Siempre dijo que le funcionó bien la presión.

Proclamación de Jorge Lorenzo en 2010/ Foto: Yamaha Racing

Velocidad como la que impuso Valentino en la primera vuelta. Igual de fino, de perfecto, porque tenía que serlo. Acompañándole la épica siempre también la trajo en su remontada. Siempre ascendente. En tres vueltas ya era décimo, como el título que buscaba. No se frenó ni un minuto ante el reto. Es Il Dottore. En la séptima vuelta copió la posición. Acercándose a sus rivales. Sin tregua. La que tampoco estaba imponiendo Marc Márquez a Lorenzo, persiguiéndole para que no se escapara. Esto era MotoGP. Indescriptible, bella.

Vuelta diez y Lorenzo intentaba sacar el martillo. Dificilísimo con la Honda que era su sombra. Poco a poco sobre ella se sumaba otra, la que iba agrandando Valentino. Sexto en esa vuelta buscando a Aleix Espargaró. Un lío de grupo. Arriesgado. Pero no le quedaba otra al italiano. Marcó su objetivo y acertó. Siempre certero. Duro en el cuerpo a cuerpo. Quinto a diecinueve vueltas para el final. Así se contaba la carrera. Por segundos, los que intentaba Lorenzo, por vueltas, las que le faltaban a Rossi. En teoría, claro, porque una después ya era cuarto pasando a Andrea Dovizioso, primera Ducati tras la caída de Andrea Iannone al comienzo de carrera. Se cumplía la profecía.

Mientras Valentino traía la épica Lorenzo cultivaba la suya propia. Finísimo, preciso. Dulce su Yamaha en la carrera más difícil de la temporada. No tembló el campeón en ningún momento. Desde que era ese niño de tres años le gustó siempre medirse ante su rival. Le ayudaba: cuánto mejor fuera, más lo era él. Para crecerse tenía a uno de los mejores pilotos de la historia. Todo rebeldía no le importó: "Cuando te subes encima de la moto te olvidas de todo lo demás, pilotas por instinto". Bendito sea el suyo, que le trajo el quinto.

Carrera para el recuerdo. Por el mundial que la ha precedido. Histórico como los dos pilotos que se lo jugaron. Heroicos. Así fue también la fe de Lorenzo. Él sabía que no era ciega. Venía de un año donde no rindió a su mayor nivel, nada que ver con este 2015. Y es que para lograr la excelencia debes sufrir primero la derrota. El camino del guerrero, como la armadura de espartano que llevó hoy más que nunca. Ese es su motor. El que no falló hoy.

Proclamación de Jorge Lorenzo en 2012/Foto: Yamaha Racing

En contraste Valentino quedó paralizado en el cuarto. Muy complicado llegar a las Honda, tan buenas en este trazado con sus curvas lentas. Imágenes para el recuerdo. Como los adelantamientos que entabló hasta llegar aquí. Siendo tan difícil en la pista estrecha que es Cheste. En el mismo estado de parálisis se encontraba Márquez. Pegado a Lorenzo pero sin realizar inventiva. Restaban aquí cuatro vueltas para el final, al igual que el cuarto que oprimía a Rossi, acabándose las vueltas igual que las esperanzas de título.

Sí se encendió la llama de Lorenzo. Quemaba. Tanto que contenía la osadía de Márquez. Y de Pedrosa, que a tres vueltas para el final se sumó a la fiesta. Lo intentaron pero ni una vez le pasaron. Martillo a todo el año. Merecidísimo campeonato. Se lo gano él mismo. Sin ayuda de nadie. Porque se lo ha jugado sólo. En sintonía con su carrera. Un piloto hecho a sí mismo. 8 de noviembre de 2015. Recuerden la fecha para siempre. Jorge Lorenzo batió al mejor Valentino Rossi de los últimos años. Impidió su décimo, por su quinto mundial. El día en que voló con su Yamaha hasta fundirse con el cielo. Allí reinará siempre. Es donde viven las leyendas.

Tabla de tiempos:

POS

PILOTO

EQUIPO

MOTO

TIEMPO

1

Jorge Lorenzo

Movistar Yamaha

Yamaha

45:30.364

2

Marc Márquez

Repsol Honda Team

Honda

+ 0.263

3

Dani Pedrosa

Repsol Honda Team

Honda

+ 0.654

4

Valentino Rossi

Movistar Yamaha

Suzuki

+19.789

5

Pol espargaró

Monster Yamaha Tech 3

Honda

+ 26.004

6

Bradley Smith

Monster Yamaha Tech 3

Yamaha

+ 26.835

7

Andrea Dovizioso

Ducati Team

Ducati

+28.886

8

Aleix Espargaró

Team SUZUKI ECSTAR

Yamaha

+ 34.222

9

Cal Crutchlow

LCR Honda

Ducati

+ 35.924

10

Danilo Petrucci

Octo Pramac Racing

Ducati

+ 39.579

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