Ganar. Una y otra vez. Es el ritmo que te hace campeón. Jorge Lorenzo, que quería serlo, sumó victoria con otra. En Mugello, llegaba la tercera consecutiva. ¿Cómo no? Cuatro victorias en los cinco últimos años no son números en vano. Menos cuando corres en casa de Valentino Rossi, aupado por la grada y el deseo del décimo. Ni corto ni perezoso entró Lorenzo sobrado, como acostumbra él a ganar.

Su idilio le llevó a estar a seis puntos del líder, Rossi. Triunfo distinto con el mismo guión. Escaparse en la salida, sorteó a Dovizioso en la primera curva para unos virajes más tarde pasar a Iannone y colocarse primero,  para tirar y tirar hasta la llegada a meta. En esto no hay quién le gane. Son Lorenzo y su 'martillo'. Una constancia abrumadora de trazar la misma línea, finísimo como es, en un vuelta a vuelta en solitario que le hace ganar en la misma condición.

Lorenzo colocándose líder en la primera vuelta/ Foto: Yamaha Racing
Lorenzo colocándose líder en la primera vuelta/ Foto: Box Repsol

No necesita a nadie más que a su M1. Disfruta más así. Diferencia de la rebeldía de Márquez, al que le gusta medirse con los demás para explotar su potencial. Sólo así se explora a sí mismo. Sin nada que le achante marcó unas primeras vueltas gloriosas, de puro Márquez, bailando con su Honda, porque era ésta quién le llevaba a él, hacia trazadas antológicas. Como la remontada que buscaba. Salió décimo tercero pero en una curva ya se quitó siete plazas, ascenso que culminó terminando la primera vuelta tercero.

No se conformó con ello. Echó el resto con las Ducati. Dovizioso acabó descolgándose hasta el abandono por problemas mecánicos, pero Iannone, intrépido, apretó los dientes para sumar un podio con una clavícula aún en problemas. MotoGP va de valientes y Márquez pujó demasiado alto. Aún no comprendía que no podía ser el mismo de siempre, que su moto no se lo permitía, pero haciendo oídos sordos buscó la épica hasta que los neumáticos le dejaron rodando por el asfalto. Segundo cero del año. "Si no arriesgas no ganas", dijo el bicampeón. Una frase con la que sentenciar su mundial.

Márquez buscando la remontada en Mugello/ Foto: Box Repsol
Márquez buscando la remontada en Mugello/ Foto: Box Repsol

El segundo llegó a parar ahora sí a manos de Iannone. Precedió al más buscado ese día, Valentino. Un tercero con el que remontar un domingo algo frustrado, protagonista de un mal inicio de carrera. Salvo aún así los muebles, constante, persiguiendo un sueño que le hacía estar siempre ahí.  Aguardó en lo más alto a su compañero y rival al título, el mismo que un premio más tarde marcaría un récord personal de cuatro victorias consecutivas.

Como todas las que acontecieron a ésta, no tuvo mucha historia la victoria de Lorenzo. Lo suyo podría parecer fácil, pero crean cuando les digan que requiere de mucho coraje. Aguantar la presión de ser primero todas las vueltas necesita de talento y unos nervios de acero. Buscaba ser perfecto y lo fue en solitario. Ahí es donde habita Jorge Lorenzo

VAVEL Logo
Sobre el autor
Esperanza Murcia
Amante del Motociclismo. Contándote el arte de las dos ruedas en Vavel.