El mundial de MotoGP aterrizó en Japón y ya se vislumbraba el final del camino que arrancó en Qatar a finales de marzo. No quedaba margen de error. El título era cosa de dos: Rossi y Lorenzo. Separados por 14 puntos, ambos dependían de ellos mismos para llevarse la corona. Pero no corrían solos y los demás pilotos podían ser jueces del campeonato.

Otro de los que tomaron parte en el Mundial fue la lluvia. Cuando Lorenzo parecía que podía asaltar el campeonato, Rossi recibía la ayuda divina del cielo. Descargaba agua e igualaba las cosas con su compañero de equipo. Ocurrió en Silverstone y Misano y en ambas ocasiones el italiano dio un buen mordisco de puntos al balear.

Motegi no podía ser excepción y se unió a la fiesta del título. Volvió a llover y todo hacía indicar que Rossi volvería a ampliar su ventaja. Sin embargo, fue Lorenzo el que no se amedrantó con el piso mojado. El 99 protagonizó una gran salida y rápidamente puso hueco de por medio. Tenía la carrera controlada, con Rossi segundo y Pedrosa tercero, a más de ocho segundos. Solo debía descontar vueltas para llevarse el triunfo.

Huracán Pedrosa

Esta vez la lluvia era la aliada de Lorenzo. Necesitaba que cayeran algunas gotas más, pues se estaba abriendo carril y los neumáticos empezaban a sufrir. El cielo no respondió a las súplicas del balear, que pasó de ganador indiscutible a complicarse el mundial. Pedrosa fue recortando a marchas forzadas. La Honda dejó a un lado la inestabilidad para ir sobre raíles. En cada parcial, la distancia con las dos Yamaha era menor. La posibilidad de victoria era cada vez más real.

Pedrosa dio alcance primero a Rossi. No se la jugó en el adelantamiento. Aseguró y rebasó al 46. Solo quedaba un objetivo por delante. En cuestión de dos giros, Pedrosa se colocó a rebufo de su compatriota y se deshizo de él con suma facilidad. Fue abriendo hueco paulatinamente hasta cruzar primer la bandera a cuadros. No fue un triunfo más, fue uno de los más importantes en la carrera de Pedrosa. Rompía una sequía de 14 meses sin ganar, sumaba su victoria 50 en el campeonato y el podio 139, igualando a la leyenda Ángel Nieto.

Otro mordisco de Rossi

Jorge Lorenzo no solo perdió la carrera, sino que el mundial se le puso un poco más complicado. Rossi aprovechó la velocidad de Pedrosa para seguirle hasta la rueda del español. El 46 fue mejor con la pista medio seca y acabo robándole el segundo lugar a su compañero de equipo. Cuatro puntos más de colchón que dejaba a los dos pilotos de Yamaha separados por 18 en la general. Restaban solo tres carreras y el único que dependía de él mismo era Rossi. Le bastaba con ser segundo en Australia, Malasia y Valencia.