Un año atrás, Aleix Espargaró asumía el reto más ilusionante de su trayectoria deportiva. Después de años pilotando motos satélite, como la Pramac Ducati allá por el 2009, la ART del equipo Aspar que le llevó a ser campeón de la categoría CRT en 2012 y 2013 y la Yamaha Forward con la que fue la mejor 'Open' en 2014, llegaba a una fábrica, el sueño de cualquier piloto. Suzuki vio en él el piloto ideal para liderar su regreso al campeonato tras años de ausencia. 

No decepcionó. Él no. Su montura, sí. Una moto que, según el propio piloto, tenía un chasis admirable, que le permitía un paso por curva más que bueno y una manejabilidad asombrosa, pero que veía como, al llegar a las grandes rectas, sus rivales le fusilaban. Nada nuevo para Aleix. En 2014, con la Forward, sufrió del mismo mal, pero para nada esperaba tal rendimiento teniendo detrás a una fábrica del prestigio de Suzuki. 

A pesar de todos estos impedimentos, el piloto de Granollers cuajó una temporada correcta. Sacó todo el jugo posible a su moto, aunque cuando intentó arriesgar más, como en la carrera de Catalunya, la Suzuki dijo basta y se fue al suelo. Aquel día, Espargaró iba directo hacia la cuarta posición, un resultado muy positivo. Después de aquella carrera, su rendimiento empezó a bajar progresivamente. La moto no evolucionaba, mientras que sus rivales sí lo hacían. Eso llevó a Aleix a terminar el campeonato sin pena ni gloria, y con la esperanza y la exigencia de que llegaran mejoras durante el invierno. 

Foto: Suzuki Ecstar

Estas mejoras llegaron en forma de un motor más potente y el ansiadísimo cambio seamless. Esto, unido a los cambios en el reglamento, ha permitido dar un salto cualitativo importante. Así lo demuestra el soberbio rendimiento de Viñales durante la pretemporada. A pesar de ello, a Espargaró no se le ha visto en las posiciones delanteras en ninguno de los entrenamientos invernales. Al de Granollers le ha costado adaptarse a los nuevos neumáticos Michelin. Comprender la goma delantera se está convirtiendo en una quimera para Aleix. 

El principal problema que debe asumir Aleix esta temporada, más allá de la evolución y la puesta a punto de su Suzuki, tiene nombre y apellido: Maverick Viñales. El piloto de Roses, sin ningún tipo de complejos, se ha subido a las barbas de su compañero, y de qué forma. No han sido pocos los entrenamientos donde Maverick le ha sacado más de un segundo a Espargaró, una diferencia para nada real, visto lo visto la temporada pasada y teniendo en cuenta las actuaciones de Aleix a lo largo su trayectoria. 

Recuperar los galones perdidos en invierno

Ante esta situación, Espargaró deberá sacar la casta, tirar de experiencia y de galones para remediar la situación y sofocar la rebelión que le ha surgido al otro lado del box. La moto este año tiene mucho más potencial, y viendo las dificultades que están teniendo fábricas como Honda para llegar a los puestos delanteros, la fase inicial del campeonato se antoja crucial para el de Granollers. Cuando las aguas vuelvan a su cauce, difícilmente podrá luchar por pódiums. Durante las primeras carreras, no es descartable esa opción. 

La temporada 2016 para Aleix Espargaró puede ser la más importante de su carrera. Debe pasar por intentar mejorar los números de la temporada pasada, donde quedó en la undécima posición en la clasificación final con 105 puntos. Viendo la ostensible mejora de la Suzuki, parece un objetivo asumible. Por otro lado, Aleix debe demostrar por qué la fábrica de Hamamatsu apostó por él, y ganarse el puesto como piloto oficial ante el talento emergente de Maverick Viñales, quien está en todas las quinielas para entrar en alguna de las dos grandes fábricas japonesas la temporada 2017.