Aunque para muchos ha sido una espera bastante larga, lo cierto es que solo ha pasado poco más de un año desde que Luis Monzón decidiera colgar los guantes. El Nacional ya no le atraía, había perdido el entusiasmo y deseaba dedicarse a su familia y a sus negocios. Sin embargo, el canario no ha podido resistir la tentación de volver a subirse al Mini que le hizo campeón en el 2013 y regresar a una prueba del CERA.

El regreso al asfalto ha sido complicado. La RFEDA prohibió para esta temporada los World Rally Car por lo que el Mini ha tenido que atravesar un proceso de reconversión. La falta de algunas piezas y la revisión y puesta a punto se ha alargado en el tiempo más de lo esperado. Ahora, el Mini reconvertido a RRC está más que preparado para enfrentarse a las carreteras cántabras.

Con el pilotaje en la sangre

La pasión de Luis Monzón por las competiciones automovilísticas le viene de familia. Es algo que ha ido pasando de abuelo a padre y de padre a hijo. El primero, fue Fermín Monzón, el abuelo, que se encargó de ‘meterle el gusanillo’ de la velocidad a José Antonio o Pepe, como era más conocido, Monzón. De motos a coches, pasó por todas las modalidades y creó un palmarés muy largo desde 1954 hasta 1987. Después, llegó el momento de Luis.

El Lancia Delta Integrale de Luis Monzón, 1992 (Fuente: decoslot.blogspot.com)

Decir que comenzó pronto a correr es quedarse corto. Con ocho años ya empezó su andadura con las motos y logró ganar más de un centenar de carreras hasta 1990. Compaginó motociclismo y automovilismo. Desde el Rally de Promoción de Santa Brígida donde corrió por primera vez a bordo de un Seat 127 ya han pasado 28 primaveras. El Ford Sierra Cosworth le dio las primeras alegrías, pero fue en el 92 cuando se consolidó como uno de los mejores del nacional al quedar segundo con un Lancia Delta Integrale de Grupo A.

Las victorias comenzaban a acumularse y, por fin, en 2001 logra su primer título de Campeón de España de Rallyes de Asfalto con el Peugeot 206 World Rally Car. Con el campeonato en la mano, llegó un periodo de relajación que duró poco. Hasta que encontró otra motivación: los circuitos. Participó en varias pruebas del Campeonato de España de Gran Turismo, del Campeonato de España GT y también participó en 2005 en las 24 Horas de Daytona (Estados Unidos) con María de Villota como compañera. Su pasión por los circuitos le llevó lejos. Tanto que cambió de continente para participar en el Campeonato Asia GT en 2006 y 2007.

Segunda vuelta al CERA

En este caso, el regreso de Monzón se trata de algo puntual. Sin embargo, en 2013 regresó para luchar por el Campeonato del Nacional de Asfalto. Con su Mini John Cooper Works cosechó importantes victorias: Canarias, Cantabria, Ourense, Ferrol y el Príncipe de Asturias. Sin embargo, una vez más decidió abandonar el CERA y esta vez antes de la última prueba en el Rally de Llanes, al que ya no llegó a acudir. Aun así se alzó con el título de campeón una vez más y tras perder las ganas y la motivación por el Nacional de Asfalto decidió colgar los guantes.

En esta ocasión, regresa para la cita del Rally Santander-Cantabria. Tras muchas semanas de trabajo, el Mini vuelve a estar a punto y aunque reconoce que “ha perdido prestaciones”, llega a las tierras cántabras dispuesto a ganar. “No va a ser sencillo, pero tengo muchas ganas de medirme al R5, al nuevo GT y a los N Plus R4 y demostrar que en unas condiciones como las de este rally somos tan competitivos como el año pasado. Tenemos muchas ganas de dar batalla”, amenaza Monzón.

Su intención no es otra que agradecer la colaboración con la que ha contado para reconvertir el Mini y para correr esta prueba del CERA. Y qué mejor forma de hacerlo que ganando en el rally cántabro. No lo tendrá fácil para pasar por encima de Fuster, Vallejo e incluso contra el joven piloto Yeray Lemes. Además los tramos de esta 36 edición del Rally Santander-Cantabria no son nada fáciles. Ocho tramos cronometrados que se disputarán en una única etapa. La emoción está servida.