Velocidad y pasión, agresividad y descaro. ¿Qué cualidades se necesitan para ser campeón? No hay claves del éxito. No hay una serie de pasos ni un plan infalible. ¿Se nace o se hace? En el caso del WRC, hay que nacer y hacer. Está claro que hacen falta manos pero también otras cualidades. Y todo junto, crea esa chispa, esa magia que hace que solo unos pocos privilegiados sean capaces de sacar tanto de un coche.

El talento al volante no entiende de nacionalidades. Durante mucho tiempo se pensó que el trono era nórdico, pero Loeb se encargó de derrocar la dictadura y demostrar que la velocidad no es solo de los finlandeses voladores. Figuras como Walter Röhrl, Tommi Mäkinen, Juha Kankkunen o Colin McRae constituyen el palmarés histórico del WRC y comenzaron a forjarse en la década de los 80.

Walter Röhrl es el piloto que abrió tramo con dos campeonatos mundiales (1980 y 1982), un subcampeonato (1983) y un bronce (1985). Su historia al volante va más allá del WRC. Se labró un nombre y una reputación al ser el único piloto que ha ganado el Campeonato Mundial, el Campeonato de Europa (1974) y ser Campeón de África (1982) y, junto a ‘Miki’ Biasion, los únicos en ganar el mundial y el europeo. Röhrl participó en 75 pruebas del WRC y acumuló 14 victorias y 31 podios. Al igual que muchos pilotos, tenía preferencias y en su caso se le notaba a leguas. Las cuatro conquistas del Rally de Montecarlo (1978, 1982, 1983 y 1994) le delatan.

Röhrl fue el punto de inflexión. El primero de una estela de pilotos triunfadores que se acostumbraron pronto a ocupar la primera posición del podio y que solo la dejaron por la llegada de otro aún mejor. Nombres y hombres que sentaron las bases de la filosofía de los rallyes en el ámbito mundial. Pilotos por los que merecía la pena prestar atención a un deporte poco conocido.

La dictadura nórdica

Forman una categoría completa. Apodados los ‘finlandeses voladores’, capaces de conducir a la máxima velocidad con total naturalidad. No es de extrañar, ya que la mayoría de estos pilotos aprendieron el arte del volante de niños y en las condiciones más duras. Los lagos helados del invierno les servían para hacer las mejores clases prácticas. Siempre sobre terrenos deslizantes y así se han convertido en los malabaristas del mundo de los rallyes. Ari Vatanen y su Ford Escort RS 1800 marcaron el ritmo en el mundial de 1981. Un piloto completo: 10 victorias en el Mundial, 8 en el Europeo y 4 en el Rally Dakar.

Dentro de este repertorio de nórdicos, también se abre paso Hannu Mikkola con su Campeonato Mundial de 1983 a bordo de su Audi Quattro. A lo largo de su carrera, disputó más de 120 pruebas de las cuales ganó 18. Logró el subcampeonato en 1979, 1980 y 1984 y el bronce en el 81 y 82. Tenía preferencias por sacar el máximo en casa, tanto que tiene el récord de victorias del Rally de Finlandia con siete (1968, 1969, 1970, 1974, 1975, 1982, 1983). Timo Salonen también se cuela en esta dictadura junto a su Peugeot 205 Turbo 16 con su campeonato del año 1985.Sin embargo, está claro que no se puede hablar de los ‘finlandeses voladores’ sin hacer referencia a

‘KKK’, Juha Kankkunen. Hasta en cuatro ocasiones estuvo en lo más alto del WRC (1986, 1987, 1991 y 1993). 23 victorias, 75 podios y 700 scratches. Sus cifras ponen los pelos de punta. Era el rey de la gravilla y así lo demostró con cuatro victorias en el Rally de Australia, tres en el Rally de Finlandia, tres en el de Gran Bretaña, tres en el Rally Safary, dos en el Acrópolis y dos más en el Rally de Argentina.

Tras 162 rallyes mundiales y cuatro títulos de campeón absoluto decidió colgar los guantes. Su nombre tiene un hueco especial en la historia del WRC por ser el primero en lograr y superar los 3 títulos de piloto. Un récord que solo pudo ser igualado en 1999 por otro nórdico, el gran Tommi Mäkinen. El hombre que dio el máximo sentido al apodo de ‘finlandés volador’. Fiel a su Mitsubishi Lancer ganó el Mundial de Rallyes cuatro años seguidos. Desde 1994 hasta el 2002 cosechó 24 victorias y fue el único capaz de sacarle el máximo rendimiento al coche de la marca japonesa. Sus compañeros eran incapaces de seguirle el ritmo, ni tan siquiera de acercarse. Por esto y por su gran pilotaje es probablemente el piloto nórdico más destacado.El último de la dictadura finlandesa fue

Marcus ‘Bosse’ Grönholm. El primer piloto en ganar un título mundial a bordo de un vehículo con homologación WRC. Ganó el título de pilotos con su Peugeot 206 WRC en 2000 y 2002 y fue subcampeón en otras dos ocasiones con Ford. Deja cifras a la altura del resto de compatriotas: 30 victorias, 61 podios y 540 scratches. Está claro que el Rally de Finlandia es clave para ellos y al igual que el resto, Grönholm lo bordaba. Tanto, que lo ganó hasta en siete ocasiones.

Entre nórdicos

La dictadura finlandesa no fue absoluta. Hubo algunos otros que fueron capaces de hacerse un hueco para dejar su nombre en el palmarés del WRC. Hombres como “Stig” Lennart Blomqvist. El piloto sueco se coló entre Hannu Mikkola y Timo Salonen en 1984. No pudo arrasar en el Mundial de Rallyes pero lo hizo en el Campeonato Sueco de asfalto con nueve títulos y en el de montaña con seis.

Massimo "Miki" Biasion también se hizo notar entre los finlandeses. Ganó el WRC en dos ocasiones: 1988 y 1989. Su firma, las 17 victorias y 40 podios que logró en los rallyes mundialistas en los que participó. Además, hay que mencionar que fue el tercer piloto en conquistar el bicampeonato mundial tras Kankkunen y Röhrl. En total, son siete los pilotos que han conseguido destacar entre los ‘finlandeses voladores’. Cómo no podía ser otro español, Carlos Sainz también abrió la veda. En 1990 y 1992 ganó el WRC con un Toyota Celica GT-Four y con el Toyota Celica Turbo 4WD, respectivamente. Subcampeón hasta en cuatro ocasiones y tercero en cinco. ‘El matador’ es considerado el mejor piloto español de rallyes de la historia y el mejor piloto del mundial en el momento de retirarse. Su talento para preparar y mejorar los coches le llevó muy lejos.Durante los años que participó en el Mundial de Rallyes acumulaba el récord histórico de puntos con 1242, que posteriormente fue superado por

Sébastien Loeb. Es el piloto con más pruebas mundiales a sus espaldas (196) y el tercero con más triunfos (26). Sus 756 scratches le valen para ocupar el tercer puesto del ranking. La participación de Carlos Sainz durante esos años fue fundamental para frenar la carrera de los finlandeses. No solo por ganar en dos ocasiones el mundial sino porque fue el primer piloto no nórdico que ganaba el Rally de los 1000 Lagos de Finlandia por primera vez en los 40 años que llevaba disputándose.

Como si fuera un adelanto de lo que estaba por llegar, un francés se colaba entre los nórdicos en el palmarés. Didier Auriol con su Toyota Celica Turbo 4WD arrasó en 1994. Estableció el récord de victorias en el WRC que años después superaría su compatriota Loeb. Con Carlos Sainz y Kankkunen entre ceja y ceja fue capaz de batirlos en el 94. Las cifras que deja el piloto francés no son alarmantes pero sí que están a la altura de los grandes pilotos que forman esta lista: 152 rallyes, 20 victorias y 53 podios.

Otro piloto que entró de puntillas en el palmarés del WRC fue Colin McRae. Fue el primer británico en ganar un Mundial de Rallyes y lo hizo a bordo del Subaru Impreza 555. De las 146 carreras que disputó, ganó 25 y subió al podio en 42 ocasiones. Las cifras tampoco se disparan en este caso, pero McRae ha sido el mejor piloto de rallyes británico de la historia. A parte del triunfo logrado en 1995, quedó subcampeón en 1996, 1997 y 2001. En 2004 buscó otras vías para competir como el Dakar o las 24 Horas de Le Mans. Participó en algunas pruebas del Mundial pero sin una plaza fija. En agosto de 2007, McRae aseguraba que en el 2008 volvería porque “si estás mucho tiempo fuera no se puede mantener el nivel”. Sin embargo, apenas un mes después de estas declaraciones, el piloto escocés sufría un accidente de avión cerca de su ciudad natal y fallecía sin poder llevar a cabo sus intenciones.Con otro británico,

Fuente: galleryhip.com

Richard Burns, se cierra la lista de pilotos que lograron que se colaron entre los nórdicos. En el 2001 logró hacerse con el triunfo a bordo de un Subaru Impreza WRC. No obstante, antes de que comenzara el dominio del rey, de Sébastien Loeb, hubo otro piloto tras Burns que sirvió de puente entre una dictadura y otra. El noruego Petter Solberg se alzó el título de pilotos en 2003 con otro Subaru Impreza WRC. Tras trece victorias, Solberg decidió colgar los guantes del mundial en el 2012 para pasarse al Rallycross.

Francia al mando

Hay pocas cosas que no se hayan dicho ya del rey del WRC. Desde la llegada de Sébastien Loeb, el Mundial de Rallyes solo hablaba un idioma y era el francés. Hubo pilotos previos que ayudaron, pero la caída definitiva de los finlandeses llegó con él. El piloto más laureado de toda la historia de los rallyes. Sus cifras sí son alarmantes. Nada era suficiente, no había pruebas, tramos ni rivales capaces de frenarle. Una carrera impecable, un piloto excepcional. Así es como se podría definir al alsaciano Sébastien Loeb.

Nueve títulos mundiales, 78 victorias, 116 podios y 900 scratches. Poco más queda por decir. Los datos le avalan. Citroën jamás ha vivido una época de tanto esplendor y parece difícil que vuelva a repetirse alguna vez. La demostración de lo que es pilotar en rallyes, el mejor ejemplo. Ese es Loeb. El que haya tenido el placer de verle correr lo sabe. Nadie como él para hacer pequeños a sus rivales. Implacable dentro y fuera de los tramos. Su retirada dejó un sabor amargo en el WRC. Sin embargo, otro compatriota ha puesto algo de luz en la despedida.Sébastien Ogier

ha terminado esta temporada 2014 firmando su bicampeonato. Lo ha vuelto a hacer por segundo año consecutivo. Junto a Jari-Matti Latvala han llevado a lo más alto al equipo Volkswagen y han firmado dos temporadas de ensueño para la marca alemana. Está claro que Ogier ha llegado para quedarse. Ganar, el único objetivo en mente. Como les pasó a todos sus predecesores. Pilotos que hacen que parezca sencillo pilotar un WRC, capaces de hacer magia al volante e incapaces de colgar los guantes por completo. Así son los campeones del Mundial de Rallyes.