Los recuerdos, esos de los que vive la gente. Esos recuerdos que marcan, que se quedan grabados en la mente de las personas. En el deporte, más en especial en un deporte tan espectacular y tan visual como los rallys. Si hablamos de Toyota, probablemente la gente recuerde el famoso Mundial perdido por Carlos Sainz a 500 metros de la meta, cuando su Corolla se paró. O quizás aquellos míticos Rally Safari de Kenia, cuando los Toyota Celica sorteaban las selvas y rasantes polvorientes de la sabana africana con su rueda de repuesto en los lomos. Recordarán esa época gloriosa y bonita de los Grupo B y recordarán a hombres como Kankkunen o Auriol, además del mencionado Sainz, leyendas vivas de este deporte.

Ahora, Toyota regresa al Mundial de Rallys. Ya ha comenzado a evolucionar su montura y estarán listos en 2017 para regresar a su casa. Una historia, la que repasamos en estas líneas, inacabada y que tendrá su continuación en dos años.

Un inicio pausado

A Toyota le costó abrirse camino en el WRC. En sus inicios, la marca japonesa aún no estaba tan globalizada como años después, y mucho menos como en la actualidad. Tuvo que ser un solitario piloto sueco, Ove Andersson, quien hizo debutar a un Toyota en el Rally RAC de Gran Bretaña, allá por 1970. En 1972, Andersson formó su propio equipo, Andersson Motorsport, con la intención de promocionar los vehículos japoneses como candidatos a formar parte del Campeonato del Mundo.

Pero el sueco no tuvo excesivo éxito y tuvo que trasladar la base de su equipo hasta centroeuropa, en Bruselas, donde contó con más apoyos. Denominado Toyota Rally Europe (TTE), este equipo se considera la primera estructura "oficial" de la marca japonesa. Walter Boyce logró la primera victoria con un Toyota Corolla, en una prueba estadounidense en 1973.

Hannu Mikkola, primer ganador con Toyota | Fuente: WRC.

Dos años después, con el equipo creciendo a marchas forzadas, Hannu Mikkola consiguió la primera victoria, nada menos que en el Rally Mil Lagos de Finlandia, una de las pruebas más míticas y espectaculares del mundial. El vehículo usado iba a ser el Corolla Levin, aunque iba a ser con el Celica con el que la marca japonesa lograra sus mejores resultados.

África, territorio 100% Toyota

Cómo antes se comentaba, puede que el mayor de los recuerdos para un aficionado a los rallys al oir hablar de Toyota, sea la histórica imagen del Celica recorriendo los tramos de la sabana africana con la rueda encima de la carrocería. Y es que la marca japonesa ha tenido un auténtico idilio con los rallys de África, especialmente con el Safari.

Y es que en los años 80 y hasta mediados de los 90, los Celica acostumbraron a cosechar muy buenas resultados en la sabana keniata. Björn Waldegard, en 1984 y al volante de un Celica Twincam Turbo, conseguía la segunda victoria mundialista para Toyota y la primera de muchas en este Rally Safari de Kenia. El propio Waldegard iba a repetir en 1986 mientras que, entre medias, el mítico Juha Kankkunen se imponía para completar el hat-trick en tres años consecutivos. Durante los 90, conseguirían hasta cinco victorias más en esta prueba, una de ellas en la Copa del Mundo de Rallys de dos litros.

Toyota llegaba a su época de más esplendor deportivo, los 90, ya con sede en Colonia. A finales de los 80 se estableció la base que iba a hacer triunfar a la marca japonesa en los 90. Debutaba el Celica GT Four en 1988 y al año siguiente llegaban los resultados: subcampeones de marcas con Carlos Sainz a la cabeza, quien logró tres podios en solo siete rallys. Nada mal para un jovencito de 26 años que apenas llevaba un años compitiendo en el mundial.

Los 90, la época dorada

En 1990 llegó el ansiado campeonato del mundo. Carlos Sainz logró cuatro victorias en Grecia, Nueva Zelanda, Finlandia y Australia y la gran regularidad del piloto español que solo bajó del tercer puesto en el Rally Safari y con la retirada en Portugal. Por tanto, campeonato más que merecido para 'el Matador' que llevaba a Toyota a lo más alto. Además, contando también con la victoria de Waldegard en el Rally Safari de Kenia, el equipo Toyota Team Europe logro el subcampeonato de marcas. Los éxitos tienen aún más valor teniendo en cuenta que en frente estaba el potente equipo Martini Lancia, con tres de los mejores pilotos del mundo como Miki Biason, Didier Auriol y Juha Kankkunen.

Al año siguiente, a pesar de las cinco victorias de Sainz, se quedaron a las puertas del campeonato y también fueron segundos en la clasificación por marcas. En 1992, volvió el éxito. De nuevo cuatro victorias para el piloto español y nuevamente mostrando una gran regularidad que le permitió acabar primero a final de temporada. La pena es que, por cuarto año consecutivo, se quedaban a las puertas del campeonato de marcas. La fiesta era continua y es que en 1993, ya sin Carlos Sainz en sus filas, iba a ser Juha Kankkunen el sucesor de 'el Matador' y el finés se proclamaba campeón del mundo con el Celica GT Four, ese coche que tantas alegrías les había dado. Además, ese año culminaban con la tercera posición de Auriol y el título de marcas que tanto esperaban en la estructura nipona.

Didier Auriol, campeón del WRC en 1994 | Fuente: WRC.

Ese mismo año, la entrada de Castrol como patrocinador principal renombró al equipo que paso a denominarse Toyota Castrol Team y en 1994, Toyota Motor Corporation adquiría el equipo que pasaba a ser completamente oficial. Y para celebrarlo… tercer mundial consecutivo, esta vez a manos de Didier Auriol, por el que se criticó a Toyota tras su fichaje años atrás por su escasa experiencia.

Cuesta abajo...

1995 no fue un buen año. En lo deportivo no lograron el campeonato debido a la fuerte estructura de Subaru, que contaba con Colin McRae, campeón, y Carlos Sainz, subcampeón. A pesar de todo, el equipo fue descalificado y sus resultados (tercer puesto en la clasificación de marcas y terceros y cuartos en la de pilotos) fueron anulados por una infracción técnica: la FIA les pilló usando turbocompresores ilegales y fueron sancionados con doce meses sin competir. Comenzaba el declive definitivo. En 1996 se dedicaron a apoyar a pilotos privados, como mal menor, pero a su vuelta, en 1997, nada sería igual.

Más por mala fortuna que por rendimiento, los dos últimos años del equipo Toyota Castrol Team no fueron iguales. Reemplazaron el Celica por el Corolla WRC, adaptándose a los nuevos tiempos en donde Subaru y Mitsubishi eran los dominadores. Pero con Sainz y Auriol de nuevo juntos en el equipo nipón, estuvieron a punto de lograr la gloria. ‘Volver y besar el santo’, adaptando el refrán popular. Pero no fue así.

Tras llegar a la última carrera, el Rally de Gran Bretaña, peleando con el título en una gran lucha Sainz-Makkinen, la mala suerte se cebó con el madrileño. Dos puntos de diferencia a favor del finés, pero se iba a quedar fuera de carrera a las primeras de cambio. Todo perfecto para Sainz que con acabar cuarto sería tricampeón. Pero cuando lo tenía todo en su mano, en la llegada del último tramo del rally, a 500 metros de la meta, el Corolla se averió y jamás pudieron arrancarle. De sobra es conocido el episodio en el que un desesperado Luis Moyá le grita a Sainz: "¡Trata de arrancarlo!¡Trata de arrancarlo Carlos, por dios!" Mala suerte. Segundos en la general, con un sabor de boca pésimo tras lo ocurrido.

Para finalizar su andadura, hasta hoy, en el WRC, 1999 supuso el último éxito de la marca, con la consecución del campeonato de constructores, con solo una victoria en su haber. Y así ponía punto y a parte Toyota en el Mundial de Rallys. Un punto que harán seguido en 2017, con la vuelta al WRC, tras su paso por la Fórmula 1. Historia viva del mundo de los rallys con momentos que pasarán a la historia de este deporte.

El regreso más esperado

"Llevamos dieciocho años fuera de los rallyes, y es como si lleváramos ese tiempo echando de menos a una novia que perdimos", afirman desde Toyota. Stéphane Sarrazin, Sebastian Lindholm y Éric Camilli serán los encargados de evolucionar y testear el Yaris WRC de cara al gran regreso, el final de la ausencia. Un final, según la marca nipona, propiciado por la insistencia de los fans que añoran esta gran marca y que quieren verla de nuevo sobre los tramos del mundial.

El nuevo Yaris WRC, en proceso | Fuente: Toyota Motorsport.

Así pues, la historia tiene final feliz. Feliz para Toyota, que disfrutó de grandes años en el WRC, y feliz para los aficionados, que volverán a ver a la marca japonesa entre las mejores.