Tucumán, 1980. Así arranca la historia del Rally de Argentina. Sin embargo, no se quedaría mucho tiempo allí sino que viajó por todo el país hasta llegar a su hogar, a su sede definitiva: Córdoba. El de Argentina, es un rally especial que no solo ha albergado guerras automovilísticas.

La edición de 1982 se canceló. El motivo, la Guerra de las Malvinas. No es descabellado afirmar entonces, que la historia de los rallyes en Argentina es cuanto menos curiosa. La pasión por el fútbol se unió a la velocidad. Para muestra, la edición del 2007 con la súper especial en torno al estadio de River Plate. También el de Córdoba ha albergado varios tramos e incluso la meta de la prueba.

Aunque sin duda, si algo caracteriza al Rally de Argentina es el paisaje. Lugares donde el cielo y el suelo se entremezclan, donde la luna de Giulio Cesare acoge los mejores tramos, donde las montañas rocosas de Sierras Grandes se alinean para crear un fondo de escenario inigualable. Un paisaje que, desde el año 2000, no ha dejado de maravillar a pilotos y espectadores.

Un trío de valles

Desde hace tres lustros, la prueba argentina recorre norte, sur y oeste del país a través de los Valles de Punilla, Calamuchita y Traslasierra. Una mezcla casi perfecta de recorridos. De los tramos rápidos y altos de Punilla en torno a las Sierras Chicas, hasta el paso por los puentes viejos de Traslasierra con las míticas etapas de El Cóndor y Mina Clavero, pasando por Calamuchita, el tramo más concurrido con el salto más característico en Santa Rosa.

Cientos de miles de espectadores se agolpan en las cunetas y en los altos del recorrido para disfrutar de unas vistas únicas en las que la velocidad y el vuelo de los WRC encajan como piezas de un puzle. Ingredientes que, junto a la tierra, han convertido al Rally de Argentina en una de las citas fundamentales e indispensables del calendario del Mundial de Rallyes.

Grandes estrellas en el palmarés

Con la primera edición de 1980, ya se podía prever que la prueba mundialista sería el lugar idóneo para que los mejores pilotos demostraran su valía. El primero en hacerlo fue Walter Rohrl a bordo del Fiat 131 Abarth. Hannu Mikkola (1983, Audi Quattro), Stig Blomqvist (1984, Audi Quattro) o Timmo Salonen (1985, Peugeot 205 Turbo 16) son algunos de los pilotos que lograron seguir la estela de Rohrl y subieron al primer escalón del podio. Sin embargo, solo lo lograron una vez y es que la costumbre de ocupar el primer puesto quedó reservada a unos pocos elegidos.

Hombres como Juha Kankkunen (1993 y 1999) o Didier Auriol (1992 y 1994) lograron alzarse victoriosos en dos ocasiones. Tres, fueron los triunfos de Tommi Makinen (1996, 1997 y 1998), Carlos Sainz (1991, 2002 y 2004) y Miki Biason (1986, 1987 y 1990). Sin embargo, para hablar del piloto ganador por excelencia hay que referirse al gran Sébastien Loeb. El rey del WRC ganó hasta en ocho ocasiones la prueba argentina (de 2005 a 2009 y de 2011 a 2013). El Xsara WRC, el C4 WRC y el DS3 WRC volaban sobre los tramos argentinos. Daba igual el coche, daba igual la tierra, Loeb exprimió al máximo la cita sudamericana cada vez que participó.

Respecto a los locales, solo Jorge Raúl Recalde fue capaz de ganar la prueba y lo hizo en 1988 con el Lancia Delta Integrale. ‘El Cóndor de Traslasierra’, como se le apodaba en los rallyes, fue el único argentino capaz de imponerse al resto de pilotos del WRC.

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Sobre el autor
Laura Castro García
Periodista deportiva. Coordinadora y redactora de la sección Real Sporting de Gijón. Contacto: [email protected]