Era utópico que un debutante ganase el Dakar al primer intento, por mucho que llevase entre manos una máquina perfecta. Resultaba difícil de concebir que un piloto de velocidad, del Mundial de Rallys con paso por los Turismos, no sufriese en su primera toma de contacto con las dunas y la navegación. Sebastien Loeb parecía ser extraterrestre, pero en Uyuni se hizo mortal. Y cedió un liderato tan heroico como imprevisto. Analizado fríamente, se cumplieron los pronósticos.

La astucia de Stéphane Peterhansel hizo efecto una vez más. 'Monsieur Dakar' sacó las garras el día clave para llevarse la etapa y, de paso, el liderato. La velocidad dio paso a la navegación y ahí el francés no tiene rival. Al volante de un Peugeot que se mueve como pez en el agua en cualquier tipo de terreno, el 11 veces campeón impuso un ritmo que sólo Sainz y Loeb, a cierta distancia durante la mayor parte del día, pudieron seguir.

La de Uyuni fue la primera etapa realmente 'dakariana' de la edición de 2016. Y la que bajó a Loeb a la tierra tras varios días de elogios incesantes. Y eso que el alsaciano estuvo a punto de salvar como pudo una etapa complicadísima. Aguantó, a la distancia, el ritmo de Peterhansel, hasta que a falta de dos WP, la arena blanda boliviana hizo perder algo más de cinco minutos al antiguo líder que, en consecuencia, le hicieron perder un liderato que había aguantado desde el primer día.

Tres pilotos en poco más de cinco minutos

Aún así, Loeb no sale demasiado malparado de una jornada poco favorable para él. Está pegado al líder, a apenas 27 segundos, y si consigue llegar con vida a las últimas especiales, de pura velocidad, tendrá opciones. El problema para 'Seb' es que ahora el Dakar entra en un terreno muy favorable para su máximo rival, Peterhansel, que se crece con las adversidades. Nadie se ha curtido en tantas batallas en las dunas como 'Peter' y, como solía hacer en África, ha tomado el liderato en el momento clave. Posiblemente, para no soltarlo más.

Foto: @PeugeotSport

Teniendo en cuenta la inexperiencia de Loeb, Carlos Sainz puede postularse como el rival más temible para el campeonísimo. El madrileño va de menos a más y, pese a no haber ganado ninguna etapa hasta ahora, hoy ha vuelto a quedarse muy cerca del triunfo parcial. Esos kilómetros rodando tras el polvo de Loeb probablemente le perjudicaron y evitaron que superara a un Peterhansel que le batió por apenas 17 segundos. Sainz queda a poco más de cinco minutos y, con una semana por delante, todo es posible.

Mini, lejos de Peugeot

Más allá del trío de Peugeot, no hay opciones para nadie. El vigente rey del desierto, Nasser Al-Attiyah evidenció su abdicación en la jornada de hoy, al dejarse casi nueve minutos con el líder, demostrando que Mini está por detrás de Peugeot no sólo en tramos veloces, sino también en las dunas y terrenos complicados. Con siete días por delante, el qatarí está ya a un cuarto de hora del liderato e incluso el podio parece difícil para el vigente campeón.

Foto: Auto Bild

Nani Roma, por su parte, tuvo un día aceptable teniendo en cuenta las condiciones que vive en este Dakar. Acabó sexto, no muy lejos de Al-Attiyah, y bordea los puestos del top-10 en la clasificación final. Superó a dos de sus compañeros de equipo, Terranova e Hirvonen, que no tenían el hándicap de salir tan atrás y, por tanto, consumir el polvo de los líderes durante toda la etapa.

Una de las revelaciones de la jornada fue el saudí Alrajhi, que finalizó tercero, por delante de Loeb, siendo el mejor de unos Toyota que han ido de más a menos en la primera semana de competición. De Villiers, segundo en 2015, se dejó 15 minutos en el día de hoy y queda lejos de pelearle el cuarto puesto de la general a Al-Attiyah. Tendrá que vigilar de cerca a Hirvonen, que le sigue muy cerca en sexta plaza.