Joan Barreda lleva desde los tres años subido a una moto. No concibe su vida sin ellas. La adrenalina, la velocidad y las ganas de llegar alto forman parte de su día a día. Tras un duro camino lleno de piedras, “Dinamita” llegó al Dakar 2012 con ganas de dar gas. Y lo consiguió. Ganó una etapa y fue el único piloto que pudo luchar, de tú a tú, con Cyril Despres y Marc Coma. La unanimidad en considerarlo revelación absoluta de este Dakar le da fuerzas para seguir entrenándose, cada día, como si fuera el último.

Joan Barreda trabaja duro. Muy duro. Ha atendido a Vavel justo después de bajarse de la moto. “Vengo de entrenar. Era la primera vez que cogía la moto después del Dakar”, fueron sus primeras palabras. No para. Recién llegado de Inglaterra y, a punto de partir hacia Barcelona, Barreda habló con Vavel sobre su trayectoria profesional, su actuación en el Dakar y sus objetivos.

Un comienzo complicado del Dakar

Este desenfrenado piloto, desconocido para muchos antes de su segunda participación en un Dakar, tenía claro, cuando partió hacia Argentina, que podía estar delante. Unos meses antes, en el Rally de Marruecos, ganó dos etapas y luchó con Marc Coma muchosdías. El propio Coma no se sorprende por el resultado de Barreda en este Dakar. “Me gustan sus ganas de 'morder', es un piloto muy rápido y ha sido muy valiente durante toda la carrera”, ha afirmado el piloto de Avià.

La realidad es que Joan Barreda necesitaba un resultado como éste. Necesitaba ganar una etapa. Necesitaba, por encima de todo, luchar con los pilotos más fuertes. Para coger confianza. Para darse cuenta de que puede controlar su temperamento encima de la moto. El Dakar de Barreda ha sido, como su vida, una carrera de altibajos. Paso a paso, como las hormigas, ha conseguido estar en boca de muchos. Su decimoprimer puesto en la clasificación general no hace justicia. El Dakar de Barreda ha sido mucho más que quedarse a las puertas de estar entre los diez primeros clasificados.

Con una penalización final de tres horas, terminar en decimoprimer lugar en la general es un logro. Los problemas mecánicos persiguieron a Joan durante buena parte del Dakar. En la tercera etapa le penalizaron cuarenta minutos por saltarse dos Way Points. Joan no estaba concentrado en la navegación por un problema en la rueda trasera. “Estaba todo el rato pendiente de la rueda, de que no se saliera la cadena. Me olvidé de la navegación, me pasé dos puntos de control y me penalizaron”. Ese fallo en la rueda trasera desencadenó en más problemas para la etapa cuarta. “Sin haber solucionado bien el problema de la rueda, al día siguiente se rompió el soporte del freno y se bloqueó la moto en medio de la etapa”.

La ayuda de Pellicer

La figura de Jose Manuel Pellicer, compañero de Joan en el Husqvarna, fue clave en la cuarta etapa. La situación de Barreda era crítica, con la moto totalmente bloqueada, y la ayuda de Pellicer le salvó la etapa y, como consecuencia, el Dakar entero. Pellicer, que llegó al Dakar teniendo muy claro que su papel era ayudar a Joan, paró cuando vio a su compañero en apuros y le arregló la moto

Pero la ayuda de Pellicer va mucho más allá. “Pelli siempre ha estado ahí. Me ayuda en todo, incluso en cosas que no tienen relación con la etapa en sí. Incluso me ayuda a ponerme las vitaminas”, agradece Joan. La experiencia de Pellicer es una ventaja para un piloto joven como Barreda. Los dos son conscientes de ello. Pellicer sabe que Joan “es un diamante en bruto”. “Es un grandísimo piloto, apunta maneras, pero necesita más veteranía para confiar en sus posibilidades”, añade el piloto de Benicarló.

Pellicer, uno de los pilotos españoles con más experiencia en el Dakar, fue, indirectamente, el culpable de que Barreda se subiera a la Husqvarna. En una edición de la Baja España-Aragón, Pellicer se lesionó y recomendó a Barreda como sustituto. Barreda probó la moto, entrenó duro durante dos semanas y empezó la carrera con muchas ganas. “Al final, se paró la moto porque el consumo de gasolina se disparó, pero estábamos primeros y fue una sorpresa. Ahí empezó todo”, recuerda Joan.

Y llegó la victoria

Después de superar los problemas mecánicos de la etapa cuatro, Joan mantenía su lucha por alcanzar a los pilotos que tenía delante de él. “Sabía que podíamos ir rápido, pero lo teníamos que demostrar”, afirma el piloto. “Estuvimos muchos días delante, evitando problemas, sin caídas, con buen ritmo, navegando bien y, sobre todo, cogiendo la confianza necesaria”.

Esa confianza le permitió, en la etapa diez, llevarse la victoria y culminar sus expectativas. Joan suplió su irregularidad en el Dakar llegando primero a Arica. Ni siquiera un fuerte golpe en el pie derecho le impidió dar gas. “Esa es la esencia del Dakar, no abandonar nunca. El día que más daño me hice, gané”, recuerda, sonriente, Joan.

Para Barreda era importante ganar una especial. No solo por el hecho de ganarla y demostrar, a todos y a sí mismo, que podía ir rápido. Lo más importante para él era abrir pista el día siguiente. Salir primero, sin ninguna marca de neumático delante que le orientara por el camino. “Quería ponerme a prueba en ese sentido. Es lo más difícil del Dakar y lo puede hacer muy poca gente”. Pero él lo hizo. “La sensación de ser el primero, de que nadie ha pasado con la moto por ahí antes que tú, es increíble...y es lo que cuenta”, sentencia el torreblanquino.

Lo que cuenta es que Joan Barreda ganó una etapa en su segunda participación en un Dakar. La primera vez que corrió la carrera, solo pudo completar tres etapas. Nunca había estado quince días compitiendo a ese nivel. Jordi Zaragoza, preparador físico de Joan, esperaba que “a partir del sexto o del séptimo día hubieran problemas musculares”. La preparación física previa al Dakar, basada en ganar masa muscular, fue vital y permitió, según Zaragoza, que Joan “llegara el último día pidiendo que le quitáramos peso de la moto, porque quería dar gas”. Barreda es fortaleza. Y esa fortaleza le proporcionó la energía necesaria para ir de menos a más en el rally raid más duro del mundo. “Al final, sobre todo los últimos siete u ocho días, luché con los de delante y cuando terminaba la etapa, siempre llegaba con Coma y Despres”.

Barreda sabe que Coma y Despres están a otro nivel. Sus motos son balas y su pilotaje es preciso y perfecto. Joan entiende que aún le queda mucho camino por recorrer para llegar hasta ellos. “En este Dakar he aprendido mucho rodando a su lado”, reconoce el piloto de Husqvarna. En cambio, todos cometen fallos, inevitables en una prueba de quince días. “Los pequeños fallos de navegación son normales incluso en expertos como Cyril y Marc. Es prácticamente imposible hacer una etapa entera con un gran ritmo sin cometer errores”, concluye Joan.

Pero la realidad no se puede ocultar. De todos los pilotos que han marcado buenos tiempos en esta edición del Dakar, Barreda es el más joven. Es una garantía de futuro. Una esperanza innegable. “Soy realista y sé que tengo que mejorar muchos aspectos, pero entreno para ser rápido en el próximo Dakar”. Marc Coma y Cyril Despres, algún día, se retirarán del rally y dejarán paso a los talentos como Barreda. “Sí, pero yo quiero ganarlos antes de que se retiren”, comenta, entre carcajadas, Joan. Su ambición es tanta que, aún siendo consciente de su futuro pinta bien si sigue como hasta ahora, trabaja cada día para ganar.

“El objetivo para el Dakar 2013 es el podio”

¿Cuál es el objetivo para el Dakar 2013?, le preguntamos. Su respuesta es sencilla. “El objetivo es hacer podio. Es el paso lógico. Lo hubiera firmado este año. Para eso hay que trabajar mucho y, llegado el momento, dar mucho gas. La gente dice que hay que tomárselo con calma y conservar, pero si no aspiras a ser rápido es imposible acabar tercero”. La principal diferencia entre Helder Rodrigues, tercer clasificado en la general de esta edición, con Joan es, precisamente, la estrategia. El portugués mantuvo una postura conservadora durante todo el Dakar, sin arriesgar en exceso en ninguna etapa. Sabía que la regularidad era lo único que le garantizaba un buen resultado global. Y así ha sido. En cambio, Joan sabía que tenía que ir al límite en todos los tramos, peleando por cada segundo.

El temperamento de Barreda sobre la moto es una de esas virtudes que, en ocasiones, se convierten en defectos. Tiene facilidad para hacer cosas diferentes sobre la moto que, habitualmente, acaban siendo increíbles. “Mi defecto como piloto es que me cuesta mucho saber aguantarme los impulsos y saber cuándo hay que cortar. ¡Ahora estoy aprendiendo a hacerlo!”, reconoce 'Dinamita'. Para mejorar, tiene claro que necesita acumular kilómetros. “A principio de marzo iremos a Marruecos a trabajar la navegación”, anticipa.

Un piloto versátil

Barreda ha terminado encontrando en el rally su especialidad. Antes de hacer raids, este joven piloto de Torreblanca pasó por el motocross y el enduro. “El motocross era adrenalina pura. Del enduro te enganchan los paisajes. Y, la verdad, el rally tiene ambas cosas, pero llevadas a extremos increíbles”. Joan ha encontrado en el rally la estabilidad que necesitaba. “Es la especialidad perfecta”, concluye.

El motocross lo recuerda con especial cariño, y también con cierta nostalgia. Son sus orígenes. Con tan solo nueve años ganó el campeonato nacional de 60cc. “Después empezamos a correr por toda Europa”, recuerda. Siendo un adolescente, trabajaba como unprofesional. En esa época, el equipo era la familia. Nada que ver con la infraestructura que le proporciona hoy su equipo, el Husqvarna. “Mi padre, Jordi Zaragoza, un mecánico del pueblo y yo cogíamos la furgoneta y nos recorríamos Europa”, rememora Joan.

A partir de ahí, Barreda empieza una escalada ascendente que lo lleva a correr el Campeonato del Mundo. “Con 17 años me fui a vivir a Italia. Era el primer año del Mundial y estaba todo el día en la fábrica. Fue muy difícil para mí, porque no conseguía clasificarme para las carreras”, cuenta Joan. Al año siguiente, cuando cumplió la mayoría de edad, el salto cualitativo fue abrumador. “Con Harry Everts como mánager empezamos a clasificarnos entre los diez primeros en algunas carreras del Mundial y me llamaron para representar a España en el Motocross de las Naciones”, recuerda.

Parecía que todo iba sobre ruedas. La progresión de Joan en el motocross era imparable. Pero una lesión lo volvió a la realidad. “Al año siguiente, en la segunda prueba del Mundial, Jeff Dement me cayó encima y me rompió la pierna en cinco partes”. Suena doloroso. Y si añadimos que la recuperación costó más de lo previsto, el dolor aumenta. “Perdí totalmente el ritmo de la competición, no estaba bien”, añade Barreda.

Del sueño a la pesadilla

La lesión en la pierna fue un calvario para Joan. Al dolor físico se le unió una sanción de dos años por dopaje. “Quiero explicar lo que pasó". Para él, fue el momento más complicado de toda su carrera. "En ese momento, me llamaban los medios de comunicación para que contara mi versión, pero no podía”, recuerda Barreda. “Escuché de todo. La gente se aprovechó y dijo que me drogaba todos los días, y que por eso tenía ese pilotaje explosivo”. No hay rencor en sus palabras. Para él, esa etapa está olvidada. Pero en sus ojos se observa la necesidad de narrar, para quien quiera oír, su calvario.

Su pierna no mejoraba. El dolor no remitía. La recuperación era demasiado lenta. “Llamé a mi médico de la Federación Española, que me había tratado la lesión, y me recetó un medicamento para el crecimiento del hueso”, afirma Joan haciendo memoria. Quedaban un par de carreras para que terminara el campeonato y ya había perdido todas sus oportunidades. Su única prioridad era recuperarse. El medicamento que le recetó el doctor para ayudar a regenerar el hueso fue lo que dio positivo. “Pasaron los meses desde que me tomé el medicamento y, estando en Bélgica, un médico privado me dijo que esa hormona para el crecimiento del hueso era doping”.

Barreda solo se tomó una de las tres dosis que le recetó el médico. Al principio de la temporada siguiente, ya recuperado de su lesión, ganó la primera prueba y le hicieron un control antidoping. Dio positivo. “Yo ya lo tenía olvidado, no me lo podía creer”, afirma Joan. La Federación Española se desentendió del asunto. “Fuimos a hablar con ellos y el médico me reconoció su error. Me dijo que iba a intentar solucionarlo. Pero ahí se quedó. Él y el presidente no volvieron a dar señales de vida. Evitaron responsabilizarse”. Joan sabe que resulta difícil entender cómo la Federación Española no se hizo cargo de su problema, siendo un piloto que podía darles muchas alegrías deportivas. “Les interesaba quitarme de en medio en ese momento. Vieron que yo tenía razón y sabían que si asumían su responsabilidad, el problema pasaba a ser suyo”, concluye Barreda.

De todo se aprende. Y Barreda ya se sabe la lección. “No espero nada de ellos”, sentencia el piloto. “Fue muy difícil digerir las críticas en ese momento. Poca gente creyó en mi inocencia”. Ahora toda esa historia está olvidada. Barreda superó los dos años de sanción y volvió a subirse a una moto.

Después de estar dos años sin competir, Joan dejó atrás el motocross y empezó a practicar enduro. “Me ofrecieron correr con BWM, con una moto nueva y, como para correr en motocross necesitaba mucho dinero, no me lo pensé”. El proyecto de BMW salió mal. A largo plazo, fue una mala elección. “La moto no era para correr con enduro. Aunque el equipo trabajaba mucho para mejorar, era una moto demasiado nueva”, recuerda Joan. Después de su etapa en BMW, el piloto de Torreblanca volvió a Suzuki, la marca que confió en él toda la vida. “Siempre han estado ahí. Me ayudaron incluso cuando estaba sancionado, dejándome motos para que pudiera entrenar igualmente”, agradece.

El último cambio de especialidad ya lo conocemos. Barreda llegó a los rallies gracias a su actual mánager. “Me llamó para participar en una Baja España-Aragón y seguimos juntos hasta hoy”. Juntos forman un buen equipo. “Después de la sanción me costó encontrar mi lugar, y Juan siempre ha estado ahí”, reconoce Joan.

'Dinamita' desde los tres años

Su preparador físico, Jordi Zaragoza, ha trabajado, entre otros, con Stefan Everts, diez veces campeón del mundo. Preparando a los más rápidos, Jordi reconoce que “Joan es el mejor piloto que jamás he conocido.

Es el más rápido. Hace cosas encima de la moto alucinantes”.

Pero lo cierto es que, a Barreda, la afición a las motos no le viene de familia. No tiene antecedentes. “Mi padre era pescador y cazador”. Nada que ver. Joan ha trabajado durante muchos años, y lo sigue haciendo, para perfeccionar su técnica. Pero su talento esinnato. “Probé una moto con tres años. Era de un amigo de mis padres”. Después, cada año, la pedía como regalo. “Y al final me la tuvieron que comprar, ¡por pesado!”, cuenta Joan entre risas. “Además, me regalaban otras cosas y no hacía ni caso, dejaba los regalos en la estantería y no los tocaba en todo el año. Pero claro, lo hacía adrede, para que me compraran la moto”.

De pequeño estaba siempre en el suelo. “De repente pasaba primero; a la siguiente vuelta iba quinto; después, otra vez primero; a la siguiente, pasaba décimo...¡Era una locura!”, recuerda Joan. ¿Porqué 'Dinamita'?. “Viene de esa época. Los padres del resto de niños los animaban para que corrieran más. Pero a mi, venían a verme y se ponían por todo el circuito pidiéndome que parara, que iba demasiado rápido...y, entonces, ¡yo daba más gas!”. Las risas pasan a ser carcajadas cuando Joan recuerda todas las travesuras que hacía para subirse a la moto.

Los que entrenan con él, sus amigos de siempre, dicen que está un poco loco. “Siempre va a tope”. Zaragoza confiesa que “Joan es competitivo incluso pescando”. Joan ríe cuando hablamos de su locura sobre la moto. “Me lo dicen a menudo y no sé porqué será”, reconoce irónico.

La mayor certeza es que Barreda siempre ha sido 'Dinamita': de pequeño, cuando se escapaba de casa con la moto; con más años, tomándose cada salida con la moto con sus amigos como si fuera la carrera más importante de su vida; y ahora, centrando todas sus energías en llegar a lo más alto. Sí, Barreda es 'Dinamita'. 'Dinamita' a punto de explotar.