James Blake, el niño prodigio se hace mayor
Foto: huffingtonpost.com

Asombró al mundo entero con un primer álbum insólito. Mezcla de soul y electrónica, el primer álbum de James Blake sedujo a público y crítica en 2011. Pero lo mejor estaba por llegar. El 8 de abril de este año el británico publicaba Overgrown, un álbum que raya a una altura estratosférica, haciendo parecer el primer álbum, de título homónimo, un juego de niños. De niños prodigio. James Blake convence y se confirma como una de las figuras claves a seguir en el mundo de la música.

Después de su paso hace una semana por el Primavera Sound, donde compartió cartel con Blur o Nick Cave entre otros y en la que tuvo una actuación sobervia, el londinense dio los días 29 y 30 de mayo dos conciertos en el teatro Kapital de Madrid y en el Optimus Primavera Sound de Oporto, haciendo nuevamente las delicias de sus seguidores y de los que, aún sin conocerlo, han caído en el hechizo de este mago y contorsionista de la música. Volveremos a verlo en tierras españolas en el Sónar barcelonés.

La ascensión del genio

Durante su último año de carrera de música popular en la Universidad de Londres, en 2009, James Blake publicó su primer EP, llamado The Bells Sketch, grabado y producido completamente desde su habitación. Le siguieron dos más en 2010, CMYK y Klavierwerke. Ya empezaba a destacar y algunos medios como Pitchfork’s se fijaban en él. El 7 de febrero de 2011 salía a la venta su primer álbum compuesto por 11 canciones. El ritmo pausado del dubstep, la desgarradora y desgarrada voz que recuerda a Anthony Hegarty, la compañía del piano y un sonido introspectivo hacen de este complejo álbum una obra brillante que necesita de varias escuchas para poder ser asimilada y degustada en plenitud. El primer sencillo elegido, lanzado anteriormente en 2010, fue Limit to your Love, versión de la canción de Leslie Feist. El éxito no tardó en llegar, obteniendo un gran reconocimiento por parte de los medios a nivel internacional y obteniendo nominaciones a diversos galardones de relevancia como los BRIT o los Mercury.

Desde entonces, el inquieto James Blake ha ejercido como productor y DJ, hasta que en abril de este año viese la luz Overgrown. Un título revelador, pues el británico pasa a ser demasiado grande con este álbum, enorme de principio a fin. Minimalista, melancólico, elegante, maduro, moderno, innovador; resulta tanto fácil como difícil definirlo. Uno de los discos del año. Uno de los músicos de la década. Y aún se desconoce hasta donde más puede llegar.

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