Una década saludando al ladrón
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Hail to the Thief es el sexto álbum de Radiohead, publicado en 2003. Marcaba la reincorporación del rock más clásico de sus primeros álbumes, después de sus dos últimos discos de base electrónica. Crecía así el uso de guitarras, batería y piano, si bien no significaba que desterrasen el sonido electrónico, muy presente aún. El álbum sí dejaba de lado ese experimentalismo tan extremo y la búsqueda de una clara conceptuosidad, resultando en una amalgama de canciones que contenían trazas de cada uno de sus discos anteriores. Es por esto que se trata de uno de los álbumes menos compactos de la banda, pero formado por piezas de gran calidad creadas desde la enorme experiencia y madurez que fueron atesorando durante sus anteriores trabajos. Es una música que no tienea referencias externas, completamente distinta a lo pudiese crear cualquier otro grupo de su tiempo. Su única referencia eran ellos mismos.

Las labores de producción corrieron a cargo de Nigel Godrich, que venía trabajando con la banda desde su primer álbum, y lo ha seguido haciendo después en In Rainbows y The King of Limbs. Thom Yorke mantiene una gran relación con él. De hecho, el productor inglés forma parte de la nueva banda creada por el líder de Radiohead, Atoms For Peace, junto a otros grandes nombres del panorama musical internacional.

Saludos al ladrón

El título inicialmente pensado para el álbum era The Gloaming. Johnny Greenwood explicaba que se trataba de "un antigua palabra inglesa para ese periodo de mediana luz antes de que oscurezca. El mundo se se parecía a eso en ese momento". Finalmente tuvieron que descartarlo por sonar “muy poético y demasiado prog-rock", de manera que terminó empleándose como subtítulo. Las 14 canciones que componen el álbum, el más largo que ha publicado la formación británica, también recibieron uno. Greenwood explicaba que esta idea procedía de "esos viejos carteles victorianos que mostraban canciones moralistas tocadas en las salas de música".

Finalmente, el título elegido fue Hail to the Thief (saludos al ladrón), que hacía referencia a la controvertida llegada de George W. Bush a la Casablanca durante las elecciones a la presidencia del año 2000, en las que se produjeron irregularidades en el proceso electivo. Se trataba de una frase que empleaban los contrarios a Bush como un juego de palabras del himno estadounidense Hail to the Chief.

Las letras de este álbum son de las más agresivas y directas. Thom Yorke hablaba sobre "el general sentido de la ignorancia, intolerancia, pánico y estupidez" con respecto al cambio de milenio. Decía que "cuando empezó a escribir estas canciones, estaba escuchando un montón de programas electorales por la radio". Sin embargo, negaba que se tratase de un álbum utilizado como protesta política. "Intenté desesperadamente no escribir nada sobre política, nada que expresase el profundo terror que estaba viviendo día a día. Pero está ahí, y finalmente tienes que dejar que pase". Colin Greenwood además añadía que eran "sobre nuestros derechos y responsabilidades" y "un mosaico de respuestas articuladas acerca de cómo vivir en el presente."

La portada del disco fue realizada por Stanley Donwood, el mismo que elaborase todas las de la banda desde The Bends, y que después ha seguido siendo el responsable de las de posteriores. Tituló la portada Pacific Coast. Muestra un mapa de carreteras de Hollywood con palabras y frases tomadas de anuncios encontrados en las carreteras de Los Angeles, así como otras que propuso Thom Yorke "que sonaban en su cabeza" con respecto a los atentados del 11 de septiembre y la consecuente guerra contra el terrorismo iniciado por Estados Unidos.

Las canciones

2+2=5 es el tema elegido para abrir el disco y que actuó como tercer sencillo del mismo. Una canción que crece en intensidad, que emociona con un poderío roquero que recuerda a temas de sus primeros álbumes. Thom Yorke se muestra crítico pero resignado ante la situación irreversible manejada por unos políticos corrompidos que caen presa del poder: "¿Eres tan soñador como para poner el mundo en su sitio? Me quedaré para siempre en casa, donde dos y dos siempre suman cinco." De una manera muy clara, muestra desde el primer momento las intenciones de este álbum. Y avisa de nuevo: "No existe salida. Puedes gritar y puedes chillar. Ya es demasiado tarde."

Le sigue Sit Down. Stand Up, que al igual Backdrifts o The Gloaming, retoma el camino de la electrónica de sus dos anteriores álbumes. La canción estalla en su tramo final, deviniendo en un desenfreno electrónico que calmará Sail to the Moon, balada protagonizada por un piano y la guitarra de Johny Greenwood que recuerda a Pyramid Song, canción clave de Amnesiac.

Go to Sleep, el que fuese segundo sencillo, trae a los Radiohead más convencionales. Una pieza de rock que cumple su cometido y cuya letra vuelve a la carga: "No queremos que un monstruo asuma el poder. No queremos que los locos tomen el control. ¡Rodéenlos con una cuerda y átenlos!" Y nuevamente vuelta al pesimismo y la resignación: "Me voy a dormir, deja que esto me invada por completo."

Con There There llega el momento cumbre del álbum, al nivel de lo mejor de OK Computer. Una canción redonda que fue elegida como primer sencillo. La bella melodía acompañada de la sobresaliente voz de Thom Yorke, se desata en un torbellino de intensidad que crece y crece, convirtiéndose en uno de los momentos de mayor emoción creados por los de Oxford.

Otros puntos fuertes del ábum son The Gloaming, un tema marcadamente abstracto; I Will, una delicada balada que Thom Yorke escribe a su hijo; y Myxomatosys, con la turbulencia de unos riffs distorsionados y una letra que evoca una locura desenfrenada y paranoica que facilitaría la vida de hoy en día.

Cierra el disco la grandísima A Wolf at the Door, donde encontramos una inédita voz de Thom Yorke que acompaña una melodía excelentemente trabajada. Cierra el disco como una "manera de despertar al final… como que todo ha sido una pesadilla y necesitas ir a por un vaso de agua".

Han pasado 10 años de este clásico del rock alternativo, cuyo sonido y letras siguen vigentes ante la situación tan turbia que encaramos. Nos recuerdan algo tan básico como que "solo porque lo sientas, no significa que esté ahí." Pero ellos, además de dejarse sentir, están, siguen y se quedarán para siempre.

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